Sabor Barranquilla entra en su recta final y, aunque el calendario marca el último día de feria, el sabor continúa vivo en cada rincón del Centro de Eventos Puerta de Oro. Las familias, grupos de amigos y visitantes siguen recorriendo los pasillos, probando todo tipo comidas.
Lea aquí: La alegría se preparó con manos carnavaleras en Sabor Barranquilla
Y como después de un almuerzo siempre se antoja algo dulce, el escenario se tornó perfecto para que la repostera Lina Lamboglia hiciera su aparición.
La propietaria de La Bambina Repostería – Panadería llegó para endulzar el cierre de la feria con un cheesecake de maracuyá.
“Para mí la maracuyá es una fruta espectacular. Tiene ese gris dulce, refrescante y aromático, que hace de cualquier postre algo realmente fantástico. Es de mis favoritas”.

Lamboglia contó que, aunque estudió Administración de Empresas en la Universidad del Norte, sintió que su vida estaba ligada a la pasión por la cocina. Esa búsqueda la llevó a la escuela Gato Dumas.
Para empezar a preparar el postre necesitó galletas sultanas, mantequilla, azúcar, sour cream, pulpa de maracuyá, leche condensada, huevos, gelatina.
Lina explicó que la base se puede hacer con galletas sultanas, pero también con Oreo, dependiendo del gusto o el tipo de cheesecake que se quiera preparar.
Además, recordó que este postre necesita al menos cuatro horas en la nevera antes de servirse.
“Lo ideal es disfrutarlo un día después de elaborado, porque queda mucho más rico. Entonces, se bate la crema de queso, se integra con el azúcar y los huevos que deben estar a temperatura ambiente”.

Posterior, se realiza una crema de maracuyá hecha con leche condensada, yemas de huevo y la pulpa de la fruta. Y como toque final, un jelet de maracuyá elaborado con maicena, azúcar y gelatina, que le dio brillo y un contraste refrescante.
Un renovado mote de queso
Después del postre, el turno fue para la chef Carolina Duarte, propietaria de Narcobollo, quien decidió hacer un mote de queso con camarón.
Carolina explicó que la base del plato es la misma del tradicional mote de queso, pero en vez de usar agua, ella prepara un fondo especial hecho con las cabezas y conchas de los langostinos.
“Con lo que otros llaman desperdicios, nosotros hacemos sabor”, dijo mientras mostraba cómo sofreír las conchas junto con pimentón, zanahoria, cebolla y ají, para luego convertirlo en la esencia del mote.

Explicó que primero sofríe las cabezas y conchas del camarón junto con pimentón, zanahoria, cebolla y ají. Luego, agrega agua y todo ese conjunto pasa por la licuadora.
Mientras tanto, cortó el ñame en trozos y lo incorporó a la olla. “El ñame es el que da el cuerpo y esos tropezones que uno encuentra en el mote”.
Pero quiso darle su propio sello al guiso. “Los ortodoxos del mote de queso no permiten ni tomate ni inventos raros, pero yo lo preparo como en mi casa, como le gusta a mi familia”.
Le puede interesar: “Me siento barranquillero”: chef japonés Hajime Kasuga
De esta manera, agregó cebolla “porque un mote sin mucha cebolla no es mote”, ajo, un toque de mantequilla y hasta un poco de zanahoria rallada para darle un dulzor diferente.

“Además, me gusta echarle suero y leche de coco. A mi me gusta dejarlo con tropezones de ñame. Ustedes háganlo a su manera, pero pruébenlo que de verdad es delicioso”.