El mundo del rock está de luto. Este martes 22 de julio se confirmó la muerte de Ozzy Osbourne, uno de los íconos más grandes e irreverentes del heavy metal. Tenía 75 años y su legado ya era eterno mucho antes de que cerrara los ojos.
Ozzy, cuyo nombre real era John Michael Osbourne, era conocido como el “Príncipe de las Tinieblas”. Su estilo rebelde, su voz única y su actitud salvaje lo convirtieron en leyenda, tanto como solista como líder de Black Sabbath, la banda que ayudó a crear y que cambió la historia del rock para siempre.
Hace solo unos días, el 5 de julio, miles de fanáticos vivieron su último concierto en Birmingham, Inglaterra, la ciudad donde todo comenzó para él. Fue un espectáculo inolvidable llamado “Back to the Beginning”, que reunió a más de 40.000 personas en el estadio del Aston Villa. Las boletas se agotaron en 16 minutos.
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Ozzy salió al escenario sentado en un trono diseñado especialmente para él. Ya no podía mantenerse en pie por los temblores que sufría desde hace años, pero su presencia seguía siendo imponente. A su lado, los otros miembros originales de Black Sabbath: Tony Iommi, Geezer Butler y Bill Ward. Juntos interpretaron los clásicos de siempre, desde Paranoid hasta War Pigs, haciendo vibrar al público.
Camisetas negras, tatuajes, barbas largas, cuernos de metal en alto y lágrimas en los ojos, desconociendo que sería la última vez que lo verían en vivo.
Como un homenaje más, se unieron al escenario otras estrellas del rock: Metallica, Guns N’ Roses, Pantera, Slayer, Tom Morello de Rage Against The Machine, Steven Tyler de Aerosmith y Ron Wood de los Rolling Stones. Todos quisieron decirle gracias al hombre que los inspiró.