Cada rincón en Barranquilla se convierte en un lugar para festejar el evento que vive en el corazón de sus habitantes los 365 días del año.
Desde las más ostentosas actividades hasta ‘tirar pase’ en la terraza de una casa, la fiesta se palpita en cualquier barrio.
En el sur no son ajenos a ello. Gozan a su manera, con la misma idiosincrasia y picardía ellos también tienen su desfile. Un recorrido que estuvo ausente tres años y que a partir de hoy volverá a conquistar a todos sus espectadores.
El popular Martes de Conquista regresa y espera quedarse un par de décadas más. Desde hace 44 años nació gracias a la Asociación de Grupos Folclóricos del Departamento Atlántico (Agfa) en el barrio Simón Bolívar.
'Nació en la casa de Enrique Salcedo Rivaldo, quien construía disfraces estructurales y él fue el primer rey Momo del Carnaval de Barranquilla. Ahí se gestó eso y nos organizamos para la dignificación y la defensa de lo que son hoy los hacedores del Carnaval. Empezamos 33 grupos folclóricos y hoy, después de 44 años, ya pasamos de 250 grupos folclóricos y más de mil disfraces', indicó el director del Carnaval de la 44, Édgar Blanco.
¿Por qué es una conquista?
Los habitantes del sur redescubren y revitalizan esta herencia cultural, enriqueciendo sus raíces con nuevos matices y expresiones. En lugar de los elaborados palcos, son las terrazas y los balcones los lugares privilegiados desde donde se contempla el desfile de comparsas y disfraces, mientras las risas y los cánticos prenden la rumba.
'Los Martes de Carnaval, hace más de 70 años, se hacía de manera clandestina un encuentro en lo que hoy es el Parque Almendra, que antes era la Plaza 7 de Abril o Plaza Barranquilla. Se encontraban las danzas de congo de manera clandestina. Háblese de la burra mocha, el torito, el Congo Grande y había una batalla campal para ver quién le quitaba la bandera al otro grupo. El que le quitara la bandera a los otros grupos era la danza más fuerte y más prestigiosa'.
Ante ello, decidieron utilizar el nombre de conquista, no para fomentar confrontaciones, sino para integrar a todo el patrimonio en un mismo desfile.
'Vienen grupos folclóricos de la Vía 40, de la 84, del Suoccidente, los grupos nuestros. Y ese día se concursa por el trofeo Joselito Carnaval de Oro. Entonces, este evento en los últimos 22 años se viene haciendo desde el bulevar de la 8 hasta el Barrio Simón Bolívar, atravesando las Palmas, La Unión, Santa Elena, Las Nieves, Rebolo, hasta Simón Bolívar'.
Pero es en los bordillos, bajo la sombra de los árboles donde el Carnaval alcanza su máxima expresión de autenticidad. Aquí, no hay barreras ni distinciones; todos son partícipes de la celebración, compartiendo la alegría y la efusividad que caracterizan a estas festividades.
'Pero hace tres años no se hace, porque primero hubo un año de pandemia y después fue un año atípico (el carnaval se hizo en marzo). Entonces como que no había mucho ambiente para eso. El año pasado no se pudo realizar porque había el tema de las extorsiones; entonces, los integrantes de los grupos folclóricos estaban temerosos', puntualizó Blanco.
Gozando el regreso
Elizabeth Castillo festeja con mucho orgullo el regresó de un desfile que desde 2004 le abrió las puertas con su disfraz colectivo estructural de fantasía denominado Águilas Doradas.
'Esta es una emoción que tenemos todos, para que el Carnaval siga progresando y sigan ellos contentos viendo sus disfraces, su comparsa, todo. Eso es lo más bonito que hay. Y que todo sea tranquilo, porque es que en verdad el público se porta muy bien'.
No invadir el recorrido es una de las características de los espectadores que se reúnen para gozar del espectáculo. El público no solo admira la destreza física de los danzantes, sino también su compromiso con la comunidad y su papel como embajadores culturales.
'Es una satisfacción muy grande que nos den de nuevo la oportunidad de sacarle una sonrisa a nuestra gente del sur', dijo Castillo tras invitar a los carnavaleros a observar el desfile.
Gran apoyo de la comunidad
Para los barranquilleros pensar en Carnaval es transportarse a un sinnúmero de manifestaciones que han engrandecido la fiesta. Una de sus favoritas es sin duda el Garabato, aquella donde la vida siempre le gana a la muerte.
Magaly Salas ha vibrado con esta danza desde el 1999 con su Garabato de la 8. 'Después de haber terminado una Navidad con 104 niños y viendo que por la Ocho pasaba la Conquista y no había ningún grupo de ese sector con los padres y mi familia, decidimos hacer un grupo. Como yo había vivido la lucha entre la vida y la muerte para tener a mi hija, surgió la idea. La coreografía del garabato es una oda a la resistencia humana, un recordatorio de que, incluso en medio de la adversidad, la vida prevalece. Los danzantes desafían a la muerte con cada paso, transformando el miedo en celebración y la tragedia en triunfo.
Salas se mostró feliz porque otra vez el barrio va a volver a tener todos estos grupos que participan en la conquista. 'Se le ha pedido a todas las personas que están cercanas que estén ahí apoyando este hermoso desfile que termina en Simón Bolívar', puntualizó Salas con satisfacción.




















