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Más allá del inmenso prestigio y reconocimiento que supone una figura tan importante para el arte como lo fue Salvador Dalí, propenden muchos aspectos inexplorados en un artista de tan alto nivel.

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Uno de sus más grandes aciertos fue hacer de su vida una composición completa de su talento, aquel que lo direccionará a vivir una nueva vida basada en el surrealismo. Sello que lo haría diferencial ante el mundo, convirtiéndose en el más grande exponentes.

Un legado que trasciende

Legado que indiscutiblemente no pasa desapercibido. Dalí nació en España en el seno de un hogar tradicional, en el cual su inquietud misma lo haría destacar entre los demás niños, ya que comenzó a dar muestras de que sería todo un genio.

Para su adolescencia sale de su natal Figueres y se muda a Madrid, donde tiene sus primeros acercamientos técnicos al arte, allí la experimentación con el cubismo y el dadaísmo fueron fundamentales incluso para sus relaciones interpersonales.

A partir de esto entabla una amistad con Lorca y Buñuel, quienes se dedicaban a las artes desde la pintura y la cinematografía respectivamente, y con los cuales desarrollaría posteriormente proyectos.

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Consecuentemente su creatividad abarcaría el cine, la escultura, la pintura e incluso el diseño gráfico a lo cual a todo le plasmaba su estilo único en el que las formas estructurales se desdibujan y los colores se rinden a los matices.

Todo este universo de creatividad también se presentaba por medio de su apariencia física, para Dalí su pelo largo, patillas y bigote no pasaban desapercibidas en el Madrid de la época, y que luego sería parte de su imagen global.

Entrados en su vida y su obra se distingue que estás llegaron a ser la misma cosa, en el cual él mismo terminó siendo su misma muestra de creatividad, tanto así que se podría decir que fue pionero de los happenings y del pop-art. Se creó ese personaje: provocador, imprevisible, y para algunos loco.

Dalí llega a París

Pasado el tiempo Dalí llega a París, en ese momento ya era toda una personalidad, aunque todo era nuevo logra conocer a quien se convertiría en su musa, Gala, quien además tendría especial cuidado hacia él.

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Sin embargo, no fue sino hasta 1934 que es expulsado del grupo de los surrealistas y no repara en insultos contra Bretón, que es a quien Dalí acusa de haberlo expulsado.

En su máxima expresión

Para el 40 todo cambia y se traslada a los Estados Unidos, donde encaja perfectamente con el surrealista capitalismo. En Hollywood fue acogido con los brazos abiertos y colaboró con

Disney, Hitchcock, los Hermanos Marx, y pasó a ser el invitado a todas las fiestas donde hacía la delicia de la gente con sus salidas de tono.

Después de ocho años regresa a España que en ese momento estaba en plena dictadura de Franco, lo cual también le funcionó de inspiración para seguir construyendo su universo creativo.

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Tras su muerte, hace 35 años exactamente, ha ganado más popularidad de la que pensó, sencillamente Dalí se ha convertido en un ícono que supera las generaciones y el tiempo.

Dejando a un lado vida. El detallismo minucioso pero mostrando un mundo inconsciente hacen de él el más grande pintor de sueños. Su naturalismo, tomado de sus ídolos Rafael y Velazquez, una enorme pasión por la ciencia y las asociaciones delirantes cuya ambigüedad provoca diversas interpretaciones son sólo tres rasgos de su arte.