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Enviada especial a Villavicencio

Bajo el cielo llanero, la ciudad de Villavicencio se viste de fiesta cada año para celebrar el emblemático Festival Internacional del Joropo. Desde el amanecer, el sonido de arpas y maracas anuncian el inicio de una jornada llena de tradición y pasión por la música y la danza que se enaltece en el departamento del Meta.

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Las calles se convierten en un desfile de colores y trajes típicos. Los joroperos, con sus sombreros vueltiaos y sus alpargatas, danzan al ritmo del arpa, el cuatro y las maracas. Las parejas giran al compás de la música, mostrando la destreza y elegancia que caracteriza al joropo.

El departamento se volcó a celebrar la fiesta más grande de los Llanos Orientales desde el lunes 10 de octubre, esperando hacer la clausura este lunes luego de haber reunido a los artistas más representativos de la región, quienes participan en modalidades como golpe, pasaje, canción inédita, contrapunteo o nuevas modalidades, entre otros.

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Embrujo llanero con las cabalgatas

En las calles empedradas de Villavicencio, la tradición y la pasión ecuestre se entrelazan en un espectáculo anual que despierta la admiración de locales y visitantes por igual: las cabalgatas.

Desde tempranas horas de la mañana, jinetes ataviados con sombreros vueltiaos y camisas de colores vivos comienzan a converger en el punto de partida. Caballos lustrosos y enérgicos relucen, impacientes por el recorrido que les espera.

El desfile, una sinfonía de cascos resonantes y risas jubilosas, atraviesa el corazón del municipio de Acacías. El ritmo hipnótico del galope se sincroniza con el pulso de la tierra.

A lo largo del trayecto, la multitud se agolpa en las aceras, ondeando banderas y aplaudiendo el desfile de nobleza y tradición. Los espectadores son testigos de una manifestación de destreza y armonía entre jinete y caballo, una simbiosis que sólo el llano es capaz de ofrecer.

'Ojalá esta cultura nunca se acabe porque hace parte de nuestra identidad. Es bello oír el sonido de los caballos, la alegría de todos los que hacen bonita esta experiencia. Hace 7 años no me pierdo con mi hija estos desfiles', dijo Gloria Mercado, habitante de Acacías.

En esta celebración, se forjan amistades, se mantienen tradiciones y se rinde homenaje a la esencia misma de los llanos.

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Las cabalgatas de Villavicencio son más que un evento, son un tributo a la historia, la cultura y la pasión de una comunidad que ha aprendido a llevar su orgullo a lomos de un caballo.

También aparecieron coloridas carrozas con las candidatas al 29° Reinado Nacional e Internacional del Joropo.

Su presencia enaltece la tradición, mientras llevan consigo la responsabilidad de ser embajadoras de la cultura y el folclore de la región.

Cada carroza era una obra de arte en movimiento que fueron decoradas para representar la esencia del Meta.

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Tradición invaluable

El Meta es al llano como Valledupar es al vallenato. Los llaneros, orgullosos de su herencia, forjan una relación íntima con la tierra, los caballos y las tradiciones que han sido transmitidas de generación en generación.

En este territorio de amplios espacios y horizontes sin fin, el joropo se convierte en la banda sonora de la vida cotidiana.

Por su parte, Valledupar es una ventana al legado de juglares que han dejado su huella en el pentagrama de la música colombiana. Allí en el Festival de la Leyenda Vallenata, artistas llaneros también han dejado plasmado su sello.

Y así lo reconoció el gobernador del Meta, Juan Guillermo Zuluaga.

'Así como nosotros estamos enamorados de nuestra música, de nuestro folclore, queremos enamorar al mundo, enamorar a Colombia. Cada vez tenemos la posibilidad de promocionar nuestra música a donde vamos enamorados. Recientemente fuimos a su tierra, fuimos invitados en el Festival de la Leyenda Vallenata a que le aprendemos mucho. Y este hombre (Aries Vigoth) puso a la plaza a Alfonso López a palpitar'.

A pesar de las diferencias geográficas y estilos musicales, Meta y Valledupar comparten un vínculo profundo con la tierra que los rodea y la música que fluye en sus venas. Cada una representa un capítulo esencial en el libro de la rica diversidad cultural de Colombia.

'Yo estoy emocionado porque estamos justo en esa tarea de empezar a trascender, de queremos aprender lo que ya hizo el vallenato que pasó fronteras, que enamoró a Colombia y ahora enamora al mundo. En ese camino estamos nosotros con la música llanera. Nosotros queremos vivir de esto. Hoy nuestro primer renglón de la economía son los hidrocarburos y estamos haciendo transición económica. Aquí por naturaleza somos agricultores y ganaderos y ahora queremos vivir también del turismo y la base del turismo en nuestra cultura'.