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El mototaxista Antonio Beleño dice que ni siquiera el temblor de tierra del pasado miércoles estremeció -ni causó tanto revuelo- en las goteras de pobreza de esta apacible villa colonial, como la triste historia de la niña de 7 años Karen Dayana Lambraño y las detenciones, hace cuatro días, de su madre y su tía, acusadas de haberla desaparecido.

Algunos exagerados hablan en la plaza Simón Bolívar y cuentan que desde los tiempos de El Libertador, cuando dormía ensopado del calor unas siestas tormentosas en hamaca, no se producía un evento tan conmovedor como este.

No se habla de otro tema

En una casa de esquina del polvoriento barrio La Granja, en las afueras de la ciudad histórica de Mompox, justo donde un solitario árbol de totumo brinda una tenue sombra, dos hermanos venidos del departamento de Santander llevan tres días fregando pisos, paredes, ventanas y techos de la humilde vivienda con detergente y líquido ambientador para espantar no solo las malas energías que dicen sentir, sino los olores nauseabundos que el vecindario asegura de allí brotaban.

De esta casa salió la niña Karen Dayana a hacer una recarga de teléfono celular, el pasado 23 de diciembre, vísperas de la fiesta de Navidad, por encargo de su madre, y nunca más volvió.

Son cuatro paredes construidas a medias, en donde vivían Sandra Muleth y sus tres hijos, desde mediados del año pasado. Pagaba un alquiler de $70.000 mensuales, pero en los últimos meses había llegado a un acuerdo con la dueña para a cambio de cancelarle el canon de arriendo hacerle unas reparaciones al inmueble.

Karen Dayana y sus hermanos Daniela y William, de acuerdo con unos vecinos que no quisieron dar sus nombres, frecuentaban más la calle que su propio hogar. Recuerdan a esas tres criaturas, desde tempranas horas del día, deambulando por las calles sin brújula o refugiadas en otras hogares.

Una vecina, que vive a pocos pasos de donde vivía la niña, contó que la infante estuvo unos minutos en su casa antes de desaparecer. Jugó con sus hijos un rato, hasta la hora de que estos partieran para la escuela. Karen Dayana y sus hermanos no estudiaban. La gente de los alrededores se condolía de ellos y les daba bocados para que mitigaran el hambre, relata la mujer.

Unas veces estaban en el parque, otras estaban revoloteando por la tienda, o en una casa de un vecino. Era frecuente que a altas horas de la noche se sentaran debajo del árbol de totumo, en el frente de su casa, a esperar que su madre les abriera la puerta.

En la cuadra, Karen Dayana era popular. Ella posee una personalidad, inteligencia y chispa sobresalientes. Se ganaba a la gente con sus ‘salidas’, muy ingeniosas, que eran celebradas por los adultos porque no parecían corresponder al de una niña de su edad.

ANTES DE DESAPARECER

El último día que la vieron, partió de su casa hacia una tienda para cumplir con el mandado de su madre. Recorrió cuatro largas calles, de polvo hirviente, que generalmente permanecen solitarias porque pocos quieren estar afuera, durante este verano indolente que azota a la región.

Según las primeras versiones, la niña llegó a El Económico, un granero del antioqueño Jairo Giraldo, un comerciante que cuenta con pocos meses de haber abierto su local en Mompox. Él dice que la niña no estuvo solicitando ningún servicio en su tienda, como algunos afirman. Que lo hizo en una residencia donde su dueña se rebusca vendiendo minutos y haciendo recargas. Y que queda a tres cuadras más allá de su negocio. Cerca de la carretera en construcción que conduce de Bodega a Mompox.

Patricia Zúñiga, la encargada de la venta de minutos y recargas, cuenta que la niña fue hasta allí. Eran entre las 8:30 a.m. y 9:00 a.m. Pero ella tampoco da cuenta de Karen Dayana porque ese día no la vio. Tuvo que salir de urgencia a una cita. Así que fue su vecina la que la atendió a Karen Dayana. Una vez le hizo el servicio de la recarga, de mil o dos mil pesos, la infante salió de regreso a su hogar. Desde entonces no hay rastros de ella.

En el barrio La Granja; en el muelle de las chalupas de la población de Bodega; en el parque Bolívar y en las intimidades de las casonas coloniales de las distinguidas familias que viven en La Albarrada, a orillas del río, hay muchas versiones.

'Esto nunca había ocurrido en Mompox', dijo el profesor Jesús Aguabara.

Marlen y una amiga vecina cuentan en La Granja que días después del suceso, la gente habló de la existencia de una pareja que andaba merodeando por el barrio preguntando por la niña. Incluso se pensó en lo peor

Un episodio pudo terminar en una tragedia. Ocurrió días después de que la madre de la niña abandonara la casa que vivía en arriendo. Habían pasado más de 48 horas cuando un olor fétido empezó a emanar de la vivienda solitaria.

El vecindario se alertó. Los olores eran tan fuertes que una mañana se congregaron varios residentes de la barriada. Estaba alterados y una voz pudo generar un disturbio incontrolable: '¡Vamos a quemar la casa!', gritó un hombre. La gente pensaba que la mujer había acabado con la vida de su propia hija y la había enterrado en el patio.

Pero una vecina calmó el alboroto

'Llamemos a la Policía mejor y que tumben la puerta para revisar la casa', dijo. Y así fue. No encontraron nada. Unos cabos de tabaco barato que fumaba el padrastro de Karen Dayana, por todos lados y unos mensajes de amor a Karen Dayana y sus hermanos escritos en una puerta de aluminio..

'Después supimos que el mal olor era una animal muerto que tiraron en un pozo cercano', dijo una mujer. Después de aquello volvió la calma. Pero la tensión sigue.

LAS PREGUNTAS DEL PADRE

Edilberto Lambraño Canelo, el padre de la niña, que está separado desde hace dos años de la madre de Karen Dayana, no se explica cómo su exmujer solo hasta el 24 de diciembre, un día después de la desaparición, le informó del suceso.

Menos le cabe en la cabeza que Sandra Muleth hubiera estado de parranda en casa de su madre donde celebraron la llegada de Barranquilla de María Eugenia Mendoza, la abuela. Hay testimonios entregados a la Policía que indican sobre la participación de la mamá en la fiesta familiar. Ya ese día la niña cumplía más de 24 horas de desaparecida.

Entre la vecindad de La Granja hay testimonios sobre la afición de la mujer por el alcohol. Edilberto también sabe de esta situación. Incluso, denunció que tenía información de que el hombre con el que Sandra mantenía relaciones maltrataba a sus hijos.

Hoy la madre de la niña y su hermana están procesadas judicialmente, privadas de la libertad y acusadas de planear su desaparición.

En Mompox, que hacen procesiones de viacrucis todos los viernes de Cuaresma y se aprestan para la Semana Santa, esperan que el milagroso Jesús de Nazareth regrese lo más pronto posible a la criatura al seno de quienes la quieren y la protegen.

Tía y madre, señaladas

Un video, prendas de vestir y el resultado de las entrevistas realizadas a miembros de la familia por perfiladores del CTI de la Fiscalía son algunas de las pruebas que las autoridades judiciales tienen contra cuatro familiares y allegados a la niña Karen Dayana Lambraño Muleth, como presuntos implicados en su desaparición.