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Cuando se creía que los partidos y movimientos políticos cercanos a Petro tenían la casa organizada con miras a las elecciones del 2026 una serie de hechos terminaron por armar un desbarajuste que hoy tiene enredada no solo la consulta del próximo 26 de octubre, sino también la participación del candidato ganador en el Frente Amplio, en marzo del próximo año. Hasta la conformación de las listas al Congreso se enredó.

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Los petristas pura sangre descargan su frustración por lo que sucede en dos frentes: el Consejo Nacional Electoral (CNE) y Daniel Quintero. Al primero lo señalan de sabotear la consulta con “politiquería” y supuestas “leguleyadas” y al segundo lo responsabilizan de “dinamitar” la unión del Pacto Histórico, que es la suma de partidos y movimientos que llevaron a Petro a la Presidencia en el 2022.

El precandidato presidencial Iván Cepeda sostiene que el CNE –en su supuesta persecución contra el Pacto Histórico– desconoce el “hecho político”, que significa la voluntad de todos los partidos y movimientos políticos amigos del Gobierno de participar en una consulta para escoger su candidato presidencial. “El CNE se agarra de incisos y códigos para sabotear la consulta del Pacto Histórico”, me dijo –indignado y molesto– un representante a la Cámara por esa coalición oficialista.

Y en lo que tiene que ver con la figura del ex alcalde de Medellín Daniel Quintero hay quienes lo responsabilizan directamente del zaperoco que se armó. Sus críticos sostienen que no solo carece de militancia y afinidad ideológica con el Pacto Histórico, sino que tampoco tiene calidades morales y éticas para hacer parte de la lista de aspirantes a la Presidencia por esa coalición política. “Si me opuse a Rodolfo Hernández en el 2022 por estar imputado por la Fiscalía, ¿cómo podría respaldar a Quintero, que está en la misma situación?”, sostuvo Gustavo Bolívar, antes de bajarse del bus de los participantes en la consulta del Pacto Histórico. Lo propio hicieron María José Pizarro, Susana Muhamad y Gloria Flórez.

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Después de la depuración de los aspirantes –cuando se pensaba que la consulta del Pacto Histórico tendría tres candidatos– también se bajó Quintero, alegando que no hay claridad jurídica sobre la situación y que tampoco hay garantías para su participación. El ex alcalde de Medellín sostiene que la consulta del Pacto Histórico tendría el carácter de interpartidista y ello atentaría contra su deseo de participar en la consulta del Frente Amplio. ¿La razón? Como esta última consulta tiene el carácter de interpartidista, hay normas electorales que prohíben a los aspirantes presidenciales participar en dos consultas interpartidistas.

De manera que –hasta la fecha– la consulta del Pacto Histórico del 26 de octubre solo tendría dos candidatos: Iván Cepeda y Carolina Corcho. Pero –con la salida de Quintero– el exsenador Bolívar dejó abierta la posibilidad de volver a la lista de la que se había desmontado. Es decir, el berenjenal está lejos de desenredarse.

¿Qué es lo que está pasando con la consulta del Pacto Histórico? ¿Qué futuro tiene la coalición política que respalda al gobierno de Petro?

Quintero, el sapo que debieron tragarse Cepeda y Corcho, ¿valió la pena?

Quienes señalan a Daniel Quintero de haber “dinamitado” al Pacto Histórico con su candidatura presidencial deberían apuntar sus cañones hacia Gustavo Petro, que fue quien lo llevó a esa coalición. Pero no lo van a hacer. Quintero está en el Pacto Histórico por Petro, quien le agradece la “guerra” que libró como alcalde de Medellín contra sus enemigos, entre ellos el Grupo Empresarial Antioqueño (GEA).

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Quintero fue su aliado y hoy Petro se lo agradece. Y algo más: la participación de Quintero en la consulta del 26 de octubre –de la que se bajó– fue producto de sus conversaciones tanto con Petro como con el ministro Armando Benedetti. Eso lo saben Bolívar y los “precandidatos” que se desmontaron de la consulta. Y lo saben también los dos candidatos que se quedaron: Iván Cepeda y Carolina Corcho, quienes se tragaron ese sapo. Petro y Benedetti consideraban que la consulta con Quintero adentro tendría mucha más votación que solo con candidatos petristas.

Es decir, en lugar de una consulta “raquítica”, que podría suceder sin Quintero, con el ex alcalde de Medellín participando habría una consulta más “robusta” en términos electorales. Y esta última vendría acompañada –obviamente– con miles de millones de pesos, producto de la reposición de votos.

Pacto Histórico: ¿por qué los “rebeldes” no le reclaman a Petro su llegada?

Daniel Quintero nunca debió llegar al Pacto Histórico. No solo carece de trayectoria dentro de la izquierda del país, sino que sus graves imputaciones por corrupción hacen que su candidatura sea no solo impresentable, sino inviable. Punto. Cada capítulo que se conoce de su paso por la Alcaldía de Medellín es más grotesco que el anterior.

Tanto él como su hermano –y los más de 45 ex funcionarios suyos investigados y procesados– tienen mucho que explicarle a la Fiscalía, que le imputó graves cargos por corrupción. Hábilmente Quintero había construido una red electoral –de la mano de poderosos congresistas, tanto del Pacto Histórico, como por fuera de este– que lo tenían como favorito para ganar la consulta del 26 de octubre, lo que habría sido un golpe demoledor para el petrismo.

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Al ser una “consulta abierta”, Quintero estaba negociando votos por fuera de los partidos petristas, como La U y el Partido Conservador, que estaban dispuestos a apoyarlo. Su retiro pone en sus justas proporciones electorales la consulta del Pacto Histórico, lo que no deja de ser un riesgo para el Gobierno en términos electorales.

Una consulta por debajo del millón de votos sería un fracaso para el Pacto Histórico

Una consulta solo entre Iván Cepeda y Carolina Corcho –como quedó– corre el riesgo de tener muy poca votación. Y eso a pocos meses de una primera vuelta presidencial sería un mensaje demoledor para Petro y sus aliados. Una consulta del Pacto Histórico raquítica en votos generaría pánico en las filas petristas. Y eso es lo que podría pasar el próximo 26 de octubre.

¿Qué sería una consulta raquítica? Aquella que esté por debajo del millón de votos. Si a ello se suma una votación inferior en las listas del Congreso, entonces estaríamos hablando de un panorama muy preocupante con miras a las elecciones de mayo y junio del 2026. Una consulta precaria en votos es el temor de Petro y Benedetti, quienes saben los costos electorales que tendría.

El mejor ejemplo es la consulta liberal del 2017, que no alcanzó los 800.000 votos y que significó la “sepultura” de la candidatura presidencial de Humberto De la Calle. Si el Pacto Histórico no alcanza el millón de votos en la consulta de octubre, sería un fracaso para la coalición de gobierno, en cabeza del propio Petro, quien –como ningún otro presidente en la historia del país– decidió participar descarada y abiertamente en política electoral, junto con su gabinete.

Ni Cepeda ni Corcho tienen músculo electoral para movilizar votos más allá del petrismo

Uno de los riesgos y desventajas de una consulta abierta –como la que hará el Pacto Histórico– es que se “contamina” con la participación de votantes externos a los partidos y movimientos políticos que la convocan. Hasta el punto de que –inclusive– los “externos” podrían terminar eligiendo al candidato, en este caso del Pacto Histórico.

Es claro que ni Cepeda ni Corcho tienen músculo electoral para movilizar más allá del petrismo puro y duro. Y eso se puede medir si los “externos” se abstienen de participar. Es decir, sin ellos votando, el Pacto Histórico quedaría en sus justas dimensiones el 26 de octubre. El susto de Petro y Benedetti es que con una votación precaria no tendrían ninguna carta para negociar en la consulta del Frente Amplio de marzo, donde estarían los candidatos santistas y otros de centro-izquierda.

En esas condiciones el candidato del Pacto Histórico llegaría a sumarse y no a que se le sumen, que son dos cosas distintas. De manera que la apuesta de Petro –que venía saliendo más o menos bien– se enredó por cuenta de las torpezas internas del Pacto Histórico, más que por saboteo del CNE, como lo quieren hacer ver. Este berenjenal lo armaron ellos y serán ellos quienes tendrán que asumir las consecuencias.