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En una bodega subterránea, en zona rural de Uribia, La Guajira, la Policía Nacional, en coordinación con la Fiscalía General de la Nación, logró un resultado operacional de alto impacto contra las estructuras criminales del Frente de Guerra Nororiental del Grupo Armado Organizado ELN, con la incautación de 3.410 kilogramos de clorhidrato de cocaína, que según las investigaciones pertenecían a alias Carlos El Puerco, señalado como integrante del Estado Mayor del frente y quien delinque en la región del Catatumbo.

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Este golpe a las estructuras de narcotráfico fue anunciado por el presidente Gustavo Petro, a través de X, indicando que, “3,4 toneladas de Cocaína incautada. Mi gobierno al mando de la Policía Nacional ha logrado incautar, en una bodega subterránea, 3,4 toneladas de Cocaína en Uribía, La Guajira, lista para enviar a centroamérica y norteamérica. La operación se hizo sin un muerto y la cocaína pertenecía al ELN enviada desde el Catatumbo”.

El operativo fue realizado entre los días 13 y 14 de noviembre, cuando fueron encontrados 2.973 paquetes con clorhidrato de cocaína, con un peso bruto de 3.410 kilogramos.

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Asimismo, las autoridades indicaron que dicho sujeto también es el responsable de las finanzas criminales producto del narcotráfico, en el Catatumbo, y acusado en Estados Unidos por narcoterrorismo y conspiración para la distribución internacional de cocaína.

Este actor criminal hace parte del listado de los 10 más buscados por el FBI, entidad que mantiene un ofrecimiento de hasta 5 millones de dólares por información que permita su captura.

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Los narcóticos incautados provenían de la región del Catatumbo, área considerada de control territorial, producción y tráfico de estupefacientes del ELN. El cargamento fue encontrado enterrado y oculto en costales herméticos en el mencionado sector de la Alta Guajira, cercano al golfo de Venezuela, una zona históricamente empleada por organizaciones criminales como corredor estratégico para el envío de grandes cargamentos de estupefacientes hacia Centroamérica, Norteamérica y Europa.

Para el Estado colombiano, esta incautación constituye un duro golpe a la capacidad logística del Frente de Guerra Nororiental del ELN y afecta de manera significativa sus finanzas criminales, debilitando la cadena de producción y distribución internacional de estupefacientes que sostienen sus actividades ilícitas y terroristas.