El Heraldo
En esta vivienda ubicada en un barrio en Soledad fue secuestrada, torturada y apuñalada una menor de 16 años. Jeison Fernández, Mery Granados y Johnny Olivares
Judicial

¿Qué lleva a un menor de edad a convertirse en un criminal?

Expertos aseguran que los indicios para que se cometan estos hechos delictivos tienen sus orígenes en la crianza y las relaciones de su entorno.   

El ataque del que fue víctima una adolescente de 16 años, a la que le propinaron 80 puñaladas en medio de un secuestro que duró catorce horas, ha conmocionado al país. Los responsables de la brutal tortura son, presuntamente, una pareja de jóvenes de la misma edad de la víctima. El caso se mantiene plagado de interrogantes, pero más allá de estas surge una pregunta superior: ¿Qué lleva a un menor a atacar violentamente a otro y causarle múltiples heridas con sevicia?

El analizar la mente criminal de un adolescente es tarea de expertos; sin embargo, EL HERALDO indagó qué puede haber dentro de las mentes de estos jóvenes, por eso consultó con un psicólogo, un sociólogo y un abogado, quienes analizan el caso y también explican cómo consideran que actúa la psiquis de los autores de esta agresión y lo que podría pasar con ellos en un proceso judicial.

El detonante

En ocasiones, el comportamiento agresivo de estas personas puede ser hereditario o porque tuvieron una infancia llena de soledad, en la cual los padres no estuvieron al tanto de ellos. Esta teoría la confirmó María Eugenia Sarmiento, una psicóloga clínica, al decir que “los papás que permiten que sus hijos desde la niñez hagan lo que quieran y no les brindan normas, herramientas y amor, cuando estos crecen y se convierten en adolescentes, tendrán comportamientos negativos e irán por la vida causando mucho daño a quienes se les acerque”.

La experta también explicó que los niños no nacen siendo malos, pero sí en el camino se van encontrando con personas que no deberían y pasan por momentos negativos tanto en lo familiar como en lo social. “Esto va a generar en ellos actitudes agresivas” como la que ocurrió en aquel apartamento ubicado en el barrio Villa Muvdi, de Soledad, el pasado viernes 19 de marzo.

La psicóloga enfatizó en que los padres deben analizar cuando sus hijos están tomando el camino equivocado para saber qué hacer y conseguir que retomen la vía correcta. “Los padres tienen que brindarles una formación a sus hijos y generar con ellos espacios de diálogos y comprensión, donde les den mucho amor. Que ellos sientan que sus papás los quieren y los escuchan y que se sientan protegidos para tener la confianza de contarles todo a los adultos y evitar que los niños hablen con personas que no deben”, dijo Sarmiento.

Calle en la cual queda la casa de la víctima.
Malas relaciones

Este argumento también fue respaldado por el sociólogo Guillermo Mejía Mendoza, quien aseguró que los jóvenes cuando se relacionan con “malas personas”, en ocasiones tienden a tomar decisiones incorrectas. Quizá fue el caso de los menores agresores de la adolescente, pues ese tipo de entorno en que estaban sumergidos (pandillas) pudo afectar su forma de pensar, la cual comenzó a derivar en la toma de decisiones equivocadas.

Mejía Mendoza afirmó que los problemas de abusos, drogas, matoneo e insatisfacciones cercanas y futuras en el entorno familiar y social “puede actuar como paliativo o desencadenante de la acción de violencia”.

“El comportamiento de estos jóvenes a veces es disfuncional por estar en contextos sociales y culturales”.

Coincidiendo con la teoría de la psicóloga, el sociólogo expresó que “cuando los padres noten que sus hijos tienen comportamientos extraños deben, sin pérdida de tiempo, ocuparse de ellos. Esas alarmas, más que síntomas de rechazo familiar, son angustiosos llamados de atención y afecto”.

Respecto a que si esta tragedia se pudo evitar, el especialista indicó que sí, y que los gobernantes “tienen que hacer valer las leyes” que defienden a los menores para que esto no se repita.

Por su parte, el abogado Ramsés Alvarado dijo que el caso de los menores que están implicados en la tortura abarca una dimensión tanto legal como social y que, además, los señalados cuentan con “unas garantías” que brinda el Estado solo por el hecho de ser menores de edad. 

Un trato distinto

“El tema de los menores de edad tiene unas garantías, porque obviamente no han cumplido la mayoría de edad y por eso tienen un trato especial. Por eso el lugar donde ellos son recluidos es distinto a una cárcel”, explicó el abogado.

Sobre cómo debe ser manejado el proceso por el cual se les implica a los menores, el jurista indicó que primero hay que vincular a los jóvenes al proceso y esperar a que la víctima haga sus testimonios. “Cuando ella (la víctima) declare, los implicados tienen que manifestar lo que ocurrió en los hechos; por lo tanto, depende de la postura de cada uno de ellos (agresores) debido a que si dicen que no tuvieron nada que ver sobre lo que los están acusando, y si la mamá de uno de estos dice que tampoco participó, pues difícilmente van a aceptar una responsabilidad ante un juez. Ahí es que el cuerpo técnico de la investigación debe determinar si estuvieron en el lugar donde ocurrió todo”.

Alvarado tampoco descartó que este caso tenga que ver con posibles retaliaciones entre bandas.

Protesta realizada por familiares y conocidos de la menor torturada en las afueras del Cespa.
Como adultos

El abogado señaló que hay un límite al momento de judicializar a una persona, debido a que si esta es  menor de edad, tiene ciertas garantías, como se dijo anteriormente, pero si a esta le hacen falta pocos años para cumplir la mayoría de edad y se supone que a ese punto esa persona ya sabe identificar las consecuencias de sus actos, no debería tener algún beneficios.

“En estos casos, si se logra determinar que estas dos personas son menores, ellos y todos los demás que ayudaron a tapar lo ocurrido con esa joven deberían ser juzgados como adultos porque están cometiendo acciones de adultos. La consciencia de niño automáticamente se perdió desde el momento  en que ellos llevaron a cabo un acto de personas grandes”.

“Si me tocara defender a la niña, le pidiera al juez de conocimiento que estas personas sean trasladadas a un lugar de reclusión para adultos, pero como son menores de edad, la justicia los ampara y tendrían que permanecer en un lugar de reclusión para menores”, concluyó el jurista.

Esta fue la ruta que utilizó el ICBF en el caso de la menor torturada

Una vez que el Instituto Colombiano de Bienestar Familiar (ICBF) recibió el caso de la menor torturada, dispuso de un equipo interdisciplinario e hizo la verificación para que los derechos de la adolescente no fueran vulnerados y, de acuerdo con ello, el Defensor de Familia, que es la autoridad administrativa, inició un proceso para el restablecimiento de los mismos. Seguidamente, interpuso la denuncia penal y tomó las respectivas medidas de protección. Sumado a esto, articuló acciones con las demás entidades del Sistema Nacional de Bienestar Familiar como salud, educación y justicia. El instituto también afirmó que serán las autoridades competentes las encargadas de determinar los móviles de los hechos y las responsabilidades de los implicados. Asimismo, el ICBF aseguró que protegió los derechos de la menor agredida y también le brindó ayuda a los menores que están en el proceso de judicialización y quienes son señalados de torturarla.

“En el marco del Sistema de Responsabilidad Penal para Adolescentes, que rige la investigación y juzgamiento de los delitos cometidos por adolescentes que tienen entre los 14 y los 18 años, al momento de cometer un hecho punible, el ICBF, a través de las Defensorías de Familia, hace atención psicosocial y verificación de derechos a quienes entran en conflicto con la ley”, según señala el instituto. Asimismo, de acuerdo con cada hecho que implique un menor de edad que está siendo procesado ante la justicia, el instituto elabora un plan de atención especial que cumple la finalidad protectora, educativa y restaurativa. El objetivo es garantizar la verdad y la reparación del daño, de tal manera que el adolescente tenga las herramientas que necesita para reformular su proyecto de vida, explicó el Instituto Colombiano de Bienestar Familiar.

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