Caen fábricas de licor adulterado que planeaban envíos a Barranquilla
Los capturados mezclaban productos originales con el trago falsificado.
La capital del Atlántico era una de las ciudades donde se comercializaba las bebidas alcohólicas nacionales e importadas que se falsificaban en varios municipios de Cundinamarca.
En un operativo donde se llevaron a cabo 30 diligencias de registro y allanamiento llevadas a cabo en las localidades de Kennedy, Bosa, Tunjuelito, Ciudad Bolívar, Rafael Uribe Uribe, Antonio Nariño, Puente Aranda, Teusaquillo y Suba; en Bogotá y en Soacha; investigadores del CTI desmantelaron la industria criminal.
“Durante los procedimientos se incautaron 60 toneladas de insumos entre sellos, etiquetas, tapas, dosificadores, cajas, cerca de 300.000 botellas, alcohol y otras sustancias líquidas utilizadas en el proceso ilegal; además de productos que, sin ser el artículo, fueron rotulados como vinos, aperitivos, champañas, whisky, ron, vodka y aguardiente. Estos, estaban empacados y listos para ser vendidos durante las festividades de diciembre”, indicó la Fiscalía a través de un comunicado.

Los señalados responsables de este engaño pertenecerían a una misma red: 14 fueron capturados, entre ellos gerentes y directivos de cuatro empresas legalmente constituidas, cuya actividad económica es la venta de licores.
“Está acreditado que presuntamente servían de fachada, y distribuían bebidas originales y adulteradas en Bogotá, Cali, Medellín, Cúcuta, Barranquilla y ciudades del Eje Cafetero”, indicó el ente acusador.
Los capturados deberán responder por los delitos de concierto para delinquir, usurpación de derechos de propiedad industrial, y corrupción de alimentos, productos médicos o material profiláctico.
No estaba estructurada. En un año de investigaciones se estableció que la organización no estaba jerarquizada. Entre los supuestos integrantes se colaboraban y asistían.

Algunos, al parecer, manejaban centros de reciclaje en los que se compraban botellas de licores con etiquetas o dosificadores en buen estado, muchas de ellas llegaban de otros puntos del país y de la ciudad fronteriza de Tulcán (Ecuador). Estos elementos eran sometidos a un proceso de lavado, en el que se reutilizaban agua, jabón, desinfectantes y blanqueadores en condiciones pésimas de higiene.
La Fiscalía reveló que en casas de familia presuntamente se preparaban bebidas en alambiques artesanales y mediante la mezcla indiscriminada de alcohol y diversos componentes, sin ninguna medida de salubridad. Hay indicios de que en las fábricas de las empresas que estarían vinculadas al ilícito también se hacía la fase de destilación de las bebidas, pero de una manera industrial.
El material probatorio da cuenta de que las cajas con diversas variedades de licores eran vendidas a discotecas, tiendas de barrios y establecimientos nocturnos. En algunos casos, las entregas se hacían en vehículos que simulaban el transporte de huevos. Así intentaban evadir los controles.