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En medio del dolor y la consternación, familiares del odontólogo Gustavo Adolfo Torrecilla Gutiérrez, de 30 años de edad, relataron a EL HERALDO cómo ocurrió el crimen en su consultorio, ubicado en la carrera 7B No. 76-29 en el barrio El Bosque, en la localidad Suroccidente de Barranquilla.

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Uno de los allegados contó entre lágrimas que el joven había dedicado los últimos años a ejercer con dedicación y esfuerzo la odontología, carrera que estaba a punto de culminar en la Fundación Universitaria San Martín, donde se graduaría en febrero del próximo año.

“Ya tenía su consultorio desde hace año y medio, casi dos. Con esfuerzo, él (Gustavo) echó para adelante. Como todo adolescente tuvo su rebeldía, pero gracias a Dios y a su perseverancia salió adelante con su profesión. Los profesores y estudiantes lo querían mucho”, reveló.

Torrecilla, proveniente de una familia con tradición y amplio legado en la odontología, se destacó por ser una mano amiga para quien llegara hasta su consultorio solicitando su ayuda.

“Eso lo llevamos en la sangre. Desde pequeño quiso ser odontólogo y con esfuerzo montó su propio consultorio porque ya tenía pacientes, lo buscaban mucho y trabajaba bien… Él ayudaba mucho a la gente. Los pelados llegaban y le decían que solo tenían un poco de dinero, y él de todas maneras los atendía”, afirmó su allegado.

Cortesía

El día del crimen

El sábado 6 de septiembre, cuando el reloj marcaba las 3:15 p. m, el odontólogo se encontraba atendiendo a un paciente, acompañado de su esposa, su hija de siete años y su bebé de año y medio, en el interior del consultorio médico.

Según el relato del familiar, un hombre llegó al lugar pidiendo una consulta porque no estaba conforme con un tratamiento odontológico previo. La esposa del odontólogo le dijo que debía esperar a que terminara con el paciente que estaba atendiendo, por lo que el sujeto le pidió ir al baño, y ella le permitió el acceso.

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“Después, ella escuchó cuando se abrió la puerta del consultorio —porque esa puerta tenía un ruido característico— y enseguida sintió los disparos. Enseguida abrazó a la bebé que tenía en brazos, y el hombre le dijo que se salvaba porque estaba con la niña”, relató el familiar.

El odontólogo fue asesinado frente a sus hijas. “Ese hombre no tuvo compasión, viendo que estaban sus hijas ahí…Le quitó la vida delante de ellas. Dejó dos niñas: la mayor, que cumplió siete años el 5 de este mes, y la bebé de apenas año y medio”, recordó.

La familia señaló que, además del crimen, se cometió un robo ya que el delincuente se llevó un celular marca iPhone, la cadena y el anillo. Luego de robarle las pertenencias al odontólogo, salió del consultorio y despojó de su celular a una paciente que esperaba en la sala. Acto seguido huyó en una moto en la que lo esperaba un cómplice.

cortesiaGustavo Adolfo Torrecilla Gutiérrez

El dolor de la familia

La noticia del asesinato impactó de inmediato a la comunidad y a la familia. “Los vecinos llegaron a auxiliar, me vinieron a avisar a mí porque vivo en la esquina. Yo acababa de llegar de mi trabajo y corrí como loco, uno nunca espera algo así”, relató.

El familiar aseguró que muchas personas han llegado a expresar sus condolencias, pues Gustavo era muy querido en el barrio y por sus pacientes.

“Mucha gente nos ha acompañado, sus clientes, profesores y amigos. Nos dicen que lo querían mucho, que lo extrañarán. Era una promesa que le iba a dar algo bueno a la comunidad”.

Y añadió: “Que se den cuenta que le dañaron una carrera, que le quitaron la vida a un joven que luchó con esfuerzo y que estaba construyendo futuro para sus hijas. No lo dejaron disfrutar su carrera. Hoy en día la vida no vale nada, la delincuencia lo mata a uno miserablemente. A veces por envidia, porque uno prospera y el otro no. Pedimos justicia”.