Barranquillera consejala en Londres y una tentativa de feminicidio con rumbo a 13 años en la impunidad

Seis disparos ingresaron por el lado de la ventana lateral izquierda de su vehículo. Cuatro de ellos, en su cuerpo. Su visión se fue desvaneciendo. No sentía su brazo izquierdo, mucho menos su mano derecha.

Ella pudo morir esa noche del 16 de septiembre de 2010; sin embargo, sintió que renació de entre las cenizas como un fénix. Volvió a vivir. Esta vez, para seguir luchando por sus ideales y, por supuesto, para liberarse de las cadenas de la impunidad en su caso.

Eran aproximadamente las 9:10 p. m., cuando Rosa Gómez Collante, quien para aquella época se dedicaba al negocio de bienes raíces en Londres, salió de una reunión social en la que estuvieron presentes varios de sus familiares, en el norte de la ciudad de Barranquilla. La brisa y un conocido suyo, a quien decidió darle un aventón, eran sus únicos acompañantes.

Gómez Collante, quien iba al volante, conducía de vuelta para su apartamento. Pero cuando transitaba por la carrera 56 con calle 94, frente al Patinódromo, dos personas en una motocicleta AX roja le pidieron la vía. Ella hizo a un costado su vehículo, sin saber que estos mismos individuos eran los cazadores y ella su presa.

Los desconocidos arremetieron contra la camioneta. La mujer resultó malherida, quedando casi inconsciente. Lo poco que recuerda es que un policía llegó al lugar, pero no la auxilió. Mientras que una persona que conducía en sentido contrario vio la escena y corrió a ayudarla, llevándola a la Clínica Altos de San Vicente.

'El policía que vino a auxiliarme me estaba dejando morir, de haberme auxiliado quizá yo no estuviera ciega hoy en día. Tras este ataque perdí la vista, perdí el antebrazo izquierdo y mi mano derecha quedó sin uso', manifestó Rosa en conversaciones con EL HERALDO.

Gómez tenía en ese entonces tres años de haber regresado a la ciudad, llegó en 2007 tras emigrar a Londres, en 1972, junto a sus tres hermanos cuando tenía 15 años de edad. Iban a reencontrarse con su madre, quien se había mudado a Inglaterra en 1965, en busca de un mejor futuro para sus hijos.

La investigación realizada inicialmente por la Fiscalía General de la Nación, según Gómez Collante, fue cerrada tres meses después, sin siquiera expedir una orden para que fuese examinada en Medicina Legal y sin realizar las entrevistas correspondientes. Simplemente se trató de esos tantos casos desechados que quedarían en la impunidad con el tiempo.

El ente investigador quizá no aguardó a que ella saliera del centro asistencial y les diera a conocer la versión que tan solo sale a luz casi 13 años después del atentado y que EL HERALDO conoció a través de su relato.

La mujer llegó a la ciudad con su expareja, un hombre que había conocido en un baile, y con el que se casó porque este era inmigrante ilegal y lo ayudó para que se convirtiera en ciudadano británico. No obstante, ellos se habían separado tres meses antes de ser agredida. 'Él había intentado meterse al mundo del fútbol, y quiso realizarle la despedida a un ex jugador de Junior en ese año (2010), pero no tenía dinero, la persona con el dinero era yo, me pidió apoyo, pero yo me negué', contó Rosa.

De acuerdo con su narración, el hombre buscó a otras dos personas para hacer el evento. 'Luego que hizo el evento, que fue un desastre, regresó a Londres, no sin antes decirme que debía 150 millones de pesos y que debía pagarlos, porque de no hacerlo vendrían por mí. Para esa época tenía un penthouse por Buenavista, por el cual vendrían, al igual que por la camioneta'.

Gómez no lo vio como una amenaza en ese tiempo, sino como una advertencia. 'Él se fue, y yo vendí una propiedad en Londres y con ese dinero pagué la deuda. Lo hice porque tenía una baja autoestima. Como mujer fui maltratada psicológicamente. A los pocos días recibí una carta escrita a máquina y en rojo que decía 'Advertencia: la van a matar'.

Y es que esa noche fatídica Rosa llevaba consigo la misiva dentro de un sobre, pero esta nunca apareció. 'Por qué cuando el policía llevó la camioneta a los patios se la entregaron a mi ex pareja, por quién tuvo acceso a ese vehículo. De mi cartera no se llevaron más nada, solo la carta de advertencia que llevaba en un sobre. Tenía un reloj Gucci, dinero en efectivo y un celular, tarjetas, no se perdió nada, solo la carta'.

Una vez que la Clínica Altos de San Vicente le dio de alta a la mujer, tuvo un año de hospital en casa. Ya después pudo regresar nuevamente a Londres. Cinco años más tarde de haber retornado, retomó sus actividades políticas, decidió lanzarse al Concejo en 2018 y fue elegida.

Hoy es una de los 63 concejales del municipio londinense de Redbrigde, elegida con 1.766 votos, y la primera persona en condición de discapacidad en ocupar este cargo, y además la primera concejal del Partido Laborista en el barrio de Churchfields, partido para el que milita desde hace 30 años.

Esta posición la ayudó a llenarse de confianza y valor para tratar de resolver ese capítulo en su vida que no se había cerrado. 'Siempre he sido una mujer muy inquieta por lo que comencé a tocar puerta en Londres y les dije que yo había sufrido un atentado, pero que nunca supe de dónde vino. Desde el Foreign Office (ministerio de relaciones exteriores) le escribieron a la embajada colombiana y se empezaron a interesar por el caso. Luego me dijeron que la Procuraduría se quería comunicar conmigo, yo escribí, pero nunca me contestaron desde allá', añadió Rosa.

Pasó un año y nuevamente el sentimiento de desesperanza llegó a ella; empero, el Foreing Office preguntó nuevamente por su caso, le escribieron y le dijeron que se estaban comunicando con el Fiscal General de la Nación por medio del embajador en Bogotá. 'Eso me dio una piquiña que me decía que tenía que seguir insistiendo en el caso'.

'Yo le escribí a Patricia Linares, fiscal encargada. Me ofrecieron una entrevista y la persona que me pusieron fue a un patrullero, quien se comunicó por Whatsapp, me dio una cita y el tipo no me llamó, al día siguiente lo volví a llamar y me dijo que estaba ocupado. Me dio otra fecha, se hizo la entrevista, horrorosa, ese hombre no tenía la capacidad, la sensibilidad ni la educación para realizarla', manifestó.

Rosa se dirigió al consulado colombiano en Londres. Escribió correos electrónicos a la Fiscalía buscando una nueva entrevista, pero no supo más. 'Realicé este viaje a Barranquilla me dije que dejara los miedos, llegué hasta las oficinas del ente acusador y le dije mírenme, yo no nací así, esto me lo hicieron aquí en Colombia. Ya con ayuda de mi psicóloga pudimos persuadir a la fiscal, quien al final me dijo que me iba a colocar un investigador para que me entrevistara'.

A la hoy concejal la entrevistó un detective, le dio todos los pormenores y él le dijo: 'Ya sé quién lo hizo, su expareja. Hay que entrevistarlo, y colocarlo ante el juez'. Por lo que ahora mismo se encuentra a la espera de que ese procedimiento sea llevado a cabo y que su historia no culmine como un caso de impunidad más.

'Yo quiero justicia, yo clamo por justicia. La necesito. Asimismo quiero justicia para las decenas de mujeres que no tuvieron la oportunidad como yo de quedar vivas', finalizó Gómez Collante.