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Nada es nuevo. Todo lo que ocurre en la capital del Atlántico y su área metropolitana con el tema de las extorsiones hacia el gremio del transporte público urbano y otras formas de negocio es la continuación de un viejo ataque de las bandas criminales hacia empresas locales, con el fin de apropiarse de sus rentas legales a través de la intimidación o la amenaza.

Si bien las autoridades han tratado de contener en los últimos 10 años las arremetidas de dos de los grupos que operan en la zona: ‘Costeños’ y los ‘Rastrojos Costeños’, sumando capturas y el decomiso de armamento y munición, entre otros elementos, siempre vuelven a aparecer en escena actores criminales para sembrar el terror con atentados y el envío de panfletos.

'Lo que estamos presenciando en Barranquilla y su área metropolitana es la continuación de una competencia armada que se inició años atrás entre organizaciones criminales (Costeños, Rastrojos-Costeños y AGC) por el control territorial y la administración de rentas ilegales y la predación de rentas legales por medio de la extorsión', explica el docente de la Universidad del Norte e investigador en temas de seguridad Luis Trejos.

Coolitoral, Sobusa y Coochofal, tres de las actuales 25 empresas del transporte público urbano de Barranquilla y su área metropolitana, han tenido a lo largo de los últimos años varios episodios relacionados con ataques de grupos armados ilegales a sus empleados y a su parque automotor.

En el caso de Sobusa existen registros de intimidaciones en 2002, de las antiguas Autodefensas, pero el entonces director del extinto DAS, Emilio Vence Zabaleta, logró 'cortar de raíz' el problema.

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Diez años después de ese suceso, es decir en 2012, volvieron a aparecer las intimidaciones hacia la misma empresa transportadora, pero esta vez de las bandas criminales que surgieron, después de la desmovilización de las AUC, con los criminales que no se acogieron o resultaron expulsados de la Ley de Justicia y Paz.

Para aquella época, producto de la presión ejercida para el pago de una millonaria cuota extorsiva calculada en $300 millones, resultó muerto un conductor identificado como Jairo Rangel Bueno. Además fue herido a bala Walter José Meléndez, otro conductor, y un bus fue blanco de un atentado terrorista con una bomba tipo molotov.

A los hermanos Borré Barreto, Juan Manuel y Brayan, cabecillas de la naciente banda criminal los ‘Rastrojos-Costeños’, las autoridades les atribuyeron los hechos.

Por esa misma situación, la compañía tuvo que afrontar un retiro voluntario de 100 conductores, dejando el mismo número de buses sin servicio.

En el caso de Coochofal, para la misma época, murieron dos conductores en atentados criminales: Juan Carlos Silvera y Édgar Escobar Ruiz. También, en una nevada de buses de la compañía lanzaron una bomba tipo molotov.

Sobre Coolitoral, Cooperativa Integral de Transportadores del Litoral Atlántico, existen registros de exigencias económicas de años anteriores para no atentar contra sus empleados o su parque automotor, pero fue en 2021 cuando estallaron los primeros ataques hacia sus instalaciones.

Cabe recordar que el 11 de septiembre del año anterior fue lanzada una granada en la nevada del barrio Manuela Beltrán, en Soledad, dejando como resultado tres vehículos afectados. Así mismo, un conductor de la empresa, que no pudo ser identificado, recibió un panfleto en la entrada de una de las nevadas de los buses.

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Nueva arremetida

En septiembre del año anterior las empresas Sobusa y Coochofal también fueron blanco de ataques como medida de presión para el pago de cuotas extorsivas.

Jamir Enrique Palacio Pérez, conductor de Sobusa, resultó muerto a bala en medio de un atentado el 7 de septiembre, en cercanías de la Terminal de Transportes. Ángel Escorcia, también empleado de la compañía, resultó herido en otro atentado.

El 17 del mismo mes fue atacado a tiros un bus de Coochofal, y un conductor de Lolaya, otra empresa de buses de la ciudad, resultó herido a manos de criminales.

A final de año, comerciantes del centro de Barranquilla y negocios de la localidad Norte-Centro Histórico también reportaron casos de extorsión.

Sobre todos estos casos, las autoridades indicaron que Ober Ricardo Martínez Gutiérrez, otro de los cabecillas de los ‘Rastrojos-Costeños’ habría sido el autor intelectual.

Las dos últimas víctimas de toda esta cadena de eventos son Willington Hernández Borja, conductor de Cootrab, filial de Coolitoral, asesinado el pasado sábado 23 de julio, y su compañero José del Carmen Hernández Padilla, de la empresa Coolitoral, muerto a tiros dos días después.

Por eso, pese a todos los planes dispuestos por las autoridades, como las rutas seguras y la vigilancia en las nevadas, el temor de sus compañeros persiste.