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Adiós al maestro de Las cuatro fiestas

El maestro falleció ayer a sus 86 años.  La velación será hoy en Sayco y el sepelio mañana en el Cementerio Universal.

“Hoy el cielo está gozando porque tiene otra estrella en su orquesta celestial”, dijo Edwin Gómez, conocido en el mundo artístico como El Fantasma. 

Este cantante que con su música pone a bailar a quien lo escucha intentaba  ocultar con sus lentes de sol sus ojos melancólicos por una pérdida, la de uno de sus grandes mentores: el maestro Adolfo Echeverría, quien falleció ayer a sus 86 años. 

El barranquillero nacido en el tradicional barrio San Roque, leyenda de la música tropical y dueño de clásicos como Las cuatro fiestas, La inmaculada, Amaneciendo, La subienda del pescao, La tormenta, Gloria Peña, entre muchas otras, murió a las 10:30 de la mañana en la Clínica General del Norte. 

Echeverría fue hospitalizado desde el 4 de diciembre al presentar convulsiones por una isquemia cerebral. 

“Es una pérdida increíble, fui cantante y corista de la Orquesta de Adolfo Echeverría en el 89. Él era un hombre de un gran corazón. Cuando llegaba tarde a los ensayos me decía ¿¡Ajá y tú qué!?, pero luego del regaño había sancocho y comida. Su alegría era única pero inspiraba respeto y disciplina, era una escuela. Lo hermoso es que deja un legado incalculable y se va en una Navidad, el mes al que tanto le cantó”, añadió 

Ricardo ‘el Pin’ Ojeda, director de la Nómina del Pin, recuerda un poco atribulado todas las enseñanzas que le dejó Echeverría, al que considera “una verdadera leyenda de la música colombiana”. 

“Fue una inspiración para nosotros. Un maestro que le cantó con gran amor a la Navidad, al Carnaval y a las fiestas. Fue un genio y su trabajo perdurará por siempre”, manifestó. 

El músico vallenato asociado de Sayco David Henriquez lamentó también la noticia por el lazo que une a los músicos de Colombia con este exponente.

“Es tremenda la noticia porque él era una figura muy grande, con proyección nacional e internacional por tantas canciones, su legado es inmenso. Estamos muy tristes y muy dolidos pero él tenía mucho tiempo de estar enfermo, pero su deseo de vivir le mantuvo siempre en la lucha”. 

El sonero Charlie Gómez, que en 1985 ingresó a la orquesta de Adolfo Echeverría en reemplazo de Álvaro Pava, dijo que fue el maestro el que lo bautizó artísticamente como “Charlie”.

“Me dijo que sonaba mejor en inglés. Adolfo me dejó muchas enseñanzas, era muy disciplinado y te exigía al máximo, lo pongo de ejemplo para toda la juventud, y creo que nos ha dejado un legado musical inmenso con canciones que vivirán para siempre en nuestros corazones”.

Era mi superhéroe

 Adolfo “Fito” Echeverría Arrieta, hijo y heredero musical del recién fallecido Adolfo Echeverría, en medio del dolor por haber perdido al ser que lo encarriló por la música y que hoy lo tiene cantando con la orquesta del trombonista barranquillero Alberto Barros, confesó que fue su padre quien le enseñó a tocar las congas y en ocasiones le pedía que dejara de jugar fútbol con sus vecinos para que lo ayudara a realizar arreglos de sus canciones.

“En ese entonces prefería andar en la calle y cuando me llamaba para hacer los arreglos de sus canciones hasta me ponía bravo, pero hoy le agradezco porque permitió que me convirtiera en un buen músico.

Nuestros mejores momentos siempre los compartimos en torno a la música; mientras mis amigos admiraban a Batman o Superman, mi papá era mi superhéroe, por él estoy en la música”, expresó el cantante de 34 años. 

Desde los 12 años Fito se enamoró de la música y decidió aprender todo lo relacionado a este arte estudiando en Bellas Artes percusión y canto. 

“No tuve escapatoria, mi destino era la música, afortunadamente conté con el respaldo de mi padre que me fue puliendo, él grababa las estrofas que se le venían a la mente en un casete y luego hacíamos la base melódica, era algo que disfrutábamos y quizás ese fue nuestro mejor compartir”, dijo Fito, uno de los siete hijos que deja el creador de Las cuatro fiestas.

Anécdotas y muchas historias jocosas juntos están en la memoria liándolos por siempre. 

 “Cuando iba a visitarlo yo lo sobaba, el sabía que era yo y me decía que eso era de maricas. Luego me abrazaba y nos reíamos. Siempre le comprábamos sus mecatos y pudines”. 

Quebrantos de salud

 Junto a Anastasia Arrieta compartió sus últimos 46 años de vida. 

 El maestro perdió la batalla contra la muerte tras una ardua lucha, pues había sobrevivido a tres isquemias.

“Luego de la isquemia tuvo una crisis pulmonar, ayer lo inyectaron precisamente para tratar ese problema y no respondió al medicamento. El año pasado le amputaron las dos piernas por una obstrucción arterial, pero estuvo con nosotros por más tiempo”, dijo su esposa entre lágrimas. 

Para ella, Adolfo Echeverría era un hombre feliz y de esa misma forma merece ser recordado. El legado de su obra musical, que inició en 1962, debe mantenerse vivo. 

Para Fito, su madre Anastasia Arrieta y su hermana Ana Sofía son “igual que su padre, unas guerreras”, a quienes les agradecerá por siempre todos los sacrificios que hicieron en sus últimos años para cuidarlo.

“Son mis guerreras, siempre lo mantuvieron pulcro y con todas sus medicinas”. 

El percusionista agradeció, además, a la Sociedad de Autores y Compositores (Sayco), porque en los momentos más difíciles que afrontó su padre siempre le ofrecieron su apoyo económico. Recalca que por ese motivo hoy llevarán su cuerpo a la sede de Sayco para que amigos, músicos y seguidores puedan despedirlo.

Por su parte, el director societario de Sayco, Armando Romero Molina, expresó que la pérdida del maestro Adolfo Echeverría se va a sentir mucho entre los amantes del folclor caribeño. 

“Su aporte fue invaluable no solo por sus obras, sino por los nuevos talentos que proyectó a través de su agrupación. Se va a extrañar a este gran músico que desde Barranquilla proyectó nuestra música folclórica hacía otros países”.

Velación

Hoy, a partir de las 9:00 de la mañana se realizará la velación de Adolfo Echeverría en la sede de Sayco. En ese mismo espacio será despedido el intérprete y compositor que le puso su sello indeleble a la música colombiana. 

El sepelio será mañana en el Cementerio Universal a las 3:00 de la tarde. 

“Defendió lo nuestro”

 Para Diógenes Royet González, director de la revista musical La Lira, el gran aporte de Adolfo Echeverría está en Las cuatro fiestas. 

“Este es un himno que dura cuatro meses, comienza en la víspera de su patrona la virgen de la Inmaculada Concepción, el 7 de diciembre; pasa por Nochebuena, Fin de Año y se prolonga hasta Carnaval. Su acervo musical queda representado en sus composiciones, las cuales están alrededor de las 1.500”.

Royet añadió que Echeverría fue el gran doliente del folclor costeño. “Siempre defendió lo nuestro, especialmente en la década de los 70 y 80, cuando orquestas venezolanas como Billo’s Caracas Boy’s, Los Melódicos, El Súper Combo Los Tropicales y Nelson y sus Estrellas se metieron con fuerza por Barranquilla y la Costa. Fue Adolfo el auténtico representante de nuestra cultura, hacía respetar la casa, por eso siempre fue admirado, en su discurso siempre habló del respaldo que merecían nuestros artistas”.

Royet destacó también la faceta de bolerista que tuvo el artista con la agrupación Adolfo Echeverría y sus Mayorales. 

“También fue un excelso compositor de boleros y un gran intérprete de este género con canciones como Prejuicios, Necesito un amor, Felicitaciones, entre otros temas que fueron de amplia difusión”.

Antonio Flórez, escritor del libro Adolfo Echeverría, vida y obra musical ¡Siempre ahí!, resalta su trascendencia en México y Venezuela. En el país vecino con Amaneciendo logró convertirse en un verdadero fenómeno. 

“A inicios de los 70 emprendió una gira por el vecino país que hizo que su tema se trepara en los rankings musicales de las emisoras caraqueñas, por encima de El Puma, Los Melódicos, Rudy Márquez y Mirla Castellanos. De hecho le hicieron varias ofertas para irse a trabajar como productor de Billo’s Caracas, La Dimensión Latina y Óscar D’ León, pero optó por seguir posicionando sus canciones, entre ellas La paloma, La rebelde, Los gansos, La Gota Gorda y Cumbia marinera, todas convertidas en hit en el vecino país”.

Flórez también exaltó la paciencia y dedicación de este hombre de ascendencia galo-cubana, que lo llevó a convertirse en un gran mentor. 

“Por sus manos pasaron voces memorables como Alberto Puello Villarreal (El Halcón), Freddy Cruz (El Vikingo), Juan Carlos Coronel, Checo Acosta, Charlie Gómez, Álvaro Pava intérprete de La Inmaculada y Nury Borrás, célebre cantante del súper hit Las cuatro fiestas”.

Compositor de talla continental

 Para el periodista Efraín Peñate las obras de Adolfo Echeverría son comparables con compositores de la talla del mexicano Agustín Lara y el boricua Rafael Hernández. 

“En 55 años de trayectoria dejó canciones como Lucerito, un lamento muy conmovedor que en mi concepto después de su obra cumbre Las cuatro fiestas, merece total distinción. Así como Amira De la Rosa creó el himno de Barranquilla y quedó en la memoria de todos, este baluarte de nuestra música popular que acaba de fallecer, jamás deberá morir entre sus seguidores”.

Según Peñate, uno de los hechos que más afectó a Echeverría fue la muerte de su hermano Gil, vocalista de su agrupación y quien falleció en un accidente automovilístico. Luego, en 1990 perdería a su madre, estos dos hechos lo sumergieron en una depresión profunda.

Checo Acosta, quien hizo parte de su agrupación en 1987, contó que recibió la confianza del maestro Adolfo para reemplazar a Juan Carlos Coronel. 

“Entré por accidente a su orquesta, en ese entonces el cantante era Juan Carlos y el pianista  Víctor ‘el Nene’ Del Real, ellos se independizaron para crear la agrupación El Nene y sus Traviesos, grabando con Codiscos El patacón pisao. Chelito De Castro me llevó donde el maestro con la tarea de suplir a Coronel, y él en reemplazo de El Nene. Canté Amaneciendo, La Inmaculada y todos sus éxitos, duré cinco meses a su lado y aprendí a ser muy versátil. Su agrupación se movía mucho entre Barranquilla y Cartagena, ese fue mi gran trampolín para irme al Grupo Star de Medellín con Alberto Barros, Moncho Santana, Diego Galé y el pianista Sergio George, hoy uno de los grandes arreglistas de la salsa a nivel mundial. De Adolfo destaco su entrega, férrea disciplina y don de gentes, fue un gran maestro”.

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