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Su majestad y su guardián cumplieron la cita. Una deuda pendiente y una fiesta inaplazable entre un ritmo madre, la cumbia, y el tambor. Cumplieron tal cual lo manda su Plan de Salvaguardia de expresiones folclóricas en el Carnaval. El encuentro más esperado del viernes en Plaza de la Paz, el de la Noche de Tambó.

Se trata de la Rueda de Cumbia más popular que se realiza en Barranquilla hace más de 20 años, una parranda imparable con orígenes en el siglo XIX, y que en la noche del viernes se tocó y se bailó en un escenario repleto, en homenaje a Los Cumbiamberos de Magangué.

Aquí la única condición para entrar fue tener una pollera, en el caso de las mujeres, y un sombrero (vueltiao), en los hombres. También fue indispensable no parar de bailar, como en toda rueda de cumbia, alrededor de los músicos y en son del tambó.

El hechizo de tradición tuvo apertura con las interpretaciones de la Orquesta Sinfónica del Colegio Alemán y la Banda de las Casas Distritales de Cultura. El contoneo de caderas se inició, oficialmente, con la Cumbiamba ‘La Guapachosa’, dirigida por Erick Toloza, con sede en el Barrio Chiquinquirá. Las décimas fueron obras de los provincianos Alfredo Martelo, de San Joaquín, y Pedro Astron Herrera de Calamar (Bolívar).

Cesar Bolívar

Del jolgorio no se perdieron los grupos que ganaron el derecho a subir a la tarima, luego de deleitar en el Festival del Día de la Candelaria y durante el Día del Cumbiambero. El grupo Mazambó sonó su cumbia con caña de millo y con el grupo Raíces del Folclor y Orika Tambó nutrieron de su sangre joven a la noche.

La magia también estuvo a cargo del grupo Los Hermanos Castillo, en representación a los intérpretes de la gaita y del grupo Tambó, que rindieron homenaje al recordado Antonio María Peñaloza, en conmemoración a su centenario.

Además se presentó, el papá de los piteros, Pedro Ramayán Beltrán; el maestro Catalino Parra; la leyenda viva de los Gaiteros de San Jacinto, Juan ‘Chuchita’ Fernández y los jóvenes cartageneros del grupo Proyecto 40, entre otros tamboadictos.

Cerca de las 10 p.m. arribó ‘Fefi’ Mendoza. La reina de las carnestolendas lució un vestido iluminado y mientras contoneaba caderas, murmuró 'esto es increíble', haciendo referencia a una Plaza de la Paz completamente llena.

'Tendrán que ampliarnos este escenario porque los amantes de la cumbia no cabemos', dijo un espectador mientras contemplaba a la soberana bailar al son del Grupo Tambó.

La noche de cumbia cerró con un ingrediente sorpresa que puso a danzar hasta el final, el grupo Soneros de Soledad, intérpretes de la cumbia y su sonido tradicional.