Sería inconcluso interpretar la sostenibilidad como aquel frente relacionado exclusivamente con la ecología. Este término ha trascendido a otros espacios porque el “ser sostenible” se engloba, finalmente, en el bienestar, lo cual se ha convertido en un fin que diferentes gremios sociales impulsan en Colombia.
Parte de esta reflexión fue abordada durante la trigésimo quinta edición de la Asociación de Cajas de Compensación Familiar (Asocajas) en Santa Marta, el pasado jueves 23 de octubre.
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En Colombia, este Sistema de Compensación incentiva una movilidad social ascendente con la combinación de diferentes tipos de intervenciones en las familias de los afiliados. Esto con el propósito de cerrar brechas y contribuir en la erradicación de la pobreza.
Frente a los proyectos que adelantan, se encuentra su compromiso con las personas mayores, para quienes crearon una red de cuidado que acoge a más de 2.1 millones de adultos mayores de los cuales más de 667.000 reciben cuota monetaria.
Con respecto al sistema de salud, las cajas transfieren cerca de 900 mil millones de pesos a la Administradora de los Recursos del Sistema General de Seguridad Social en Salud en Colombia (Adres) en aras de soportar el Régimen subsidiado de Salud.
Finalmente, en cuanto a vivienda, han asignado un promedio de 54.000 subsidios al año y desembolsan cerca de 120 mil subsidios en el mismo periodo. No obstante, las coyunturas nacionales y globales los obligan a repensar cómo continuar contribuyendo a la sociedad a través de estrategias integrales y eficaces. EL HERALDO pudo conversar con Adriana Guillén, presidenta ejecutiva de Asocajas, quien abordó los desafíos actuales que enfrentan.
¿Cuáles son los retos que atraviesan las cajas de compensación hoy en día?
El principal reto tiene que ver con el tema de la longevidad: cómo se está extendiendo el promedio de vida y cómo se ha incrementado el decrecimiento demográfico. Entonces, las cajas tenemos que cambiar también nuestra dinámica, porque ahora hay muy pocos niños y muchas más personas mayores. Y eso nos lleva a un reto fundamental: el cuidado.
Las cajas de compensación queremos estar presentes en el cuidado y entender qué se necesita. Primero, capacitación. La mayoría de los cuidadores en el país son mujeres: casi 9 millones de mujeres cuidando; abuelas, mamás e hijas dedicadas a esa labor.
¿Cómo les ha afectado el panorama del sistema de salud?
No sabemos hacia dónde va el modelo actual, pero nos obliga a replantearnos cómo ayudar a nuestros afiliados a garantizar el acceso a los servicios de salud. Las cajas han estado, desde el año 1957, prestando servicios de salud. Hoy en día somos 42 cajas, pero hay 22 dedicadas específicamente a prestar servicios de salud. De esas 22, tenemos aproximadamente 360 clínicas y hospitales en todo el país, sobre todo especializados en atención primaria y en el primer nivel. Nuestro reto es, independientemente del modelo que termine funcionando, asegurar que esa prestación de servicios de salud continúe llegando.
¿Qué posición tienen las cajas de compensación con respecto a la reforma pensional?
En algún momento hay que revisar la edad de pensión. En Colombia nos pensionamos muy jóvenes: a los 57 años las mujeres y a los 62 los hombres, mientras que el promedio mundial es de 67 años. Esto no tiene que ver solo con quién financia las pensiones o con un tema financiero, sino con la longevidad misma. A los 57 años una persona sigue siendo completamente activa, capaz de prestar un servicio. Entonces, vale la pena replantearse cómo vamos a aprovechar esa experiencia. No podemos dejar pasar su conocimiento; debemos recalificarlos.
Por otro lado, ¿qué desafíos les impone la reforma laboral?
La reforma laboral, por supuesto, reivindica derechos que se han perdido, pero se concentra principalmente en quienes tenemos una relación laboral formal.
Vale la pena mirar también a la población trabajadora informal, para atraerla hacia la protección social, que pueda cotizar a pensiones y vincularse a una caja de compensación familiar. Hemos visto con mucha expectativa cómo el número de trabajadores independientes —que no están obligados a cotizar— se ha acercado a las cajas de compensación familiar. Hemos incrementado en un 20% la afiliación de independientes.
¿Por qué decidieron, en esta edición, volcarse hacia la sostenibilidad?
La sostenibilidad es un tema de actualidad. No es un asunto que pueda ser monopolizado por un grupo de activistas o por un grupo político: es un tema del que debemos hablar todos. Además, es un buen pretexto para mostrar que las cajas crean movilidad social ascendente. Nosotros nos dedicamos a atender a trabajadores de bajos ingresos: el 69% de nuestros afiliados gana menos de 1,5 salarios mínimos.
Por ser asalariados, ya no reciben subsidios del Estado, pero eso no significa que hayan dejado de estar en una situación de pobreza o vulnerabilidad. Lo que buscamos es ayudarlos a cumplir, de manera progresiva, con unos mínimos que les den seguridad frente a las contingencias de la vida.


















