El Heraldo
Francesca Arévalo Chavarro, surfista de 9 años, entrenando en las playas del municipio de Puerto Colombia. Jesús Rico
Deportes

Francesca Arévalo, niña prodigio del surf en el Atlántico

La deportista barranquillera, de 9 años, reside en Puerto Colombia. Es campeona nacional y sudamericana, en la categoría sub-10.

Abrió por primera vez sus ojos un martes de Carnaval del año 2010. Mientras en Barranquilla ‘lloraban la muerte de Joselito’, en el seno del hogar Arévalo-Chavarro celebraban, ese 16 de febrero, el nacimiento de Francesca, niña prodigio del surf en el Atlántico. 

A los 3 años de edad se mudó a Puerto Colombia. En dicho municipio floreció el amor y la adrenalina por las olas. “No podría vivir en Barranquilla porque no hay playas”, manifiesta la pequeña deportista en un diálogo ameno con EL HERALDO. 

Con un léxico amplio, Francesca, define cómo inició en este mundo y sus otras pasiones. “Amo el mar, el surf, el skate, la naturaleza, los animales y a mi familia. 

Entreno desde que tengo tres o cuatro años de edad. Empecé en la escuela ‘Coquito Surf’ junto al coach ‘Coco’ Jiménez, luego pasé a la escuela de formación Natural Surf con Andrés Valencia y Margarita Conde, donde participé en mis primeros campeonatos. 

A los 5 años entré al club de Surf de Puerto Colombia y represento al Departamento del Atlántico en los circuitos nacionales donde siempre doy lo mejor”.

Karen Chavarro (madre) y Francesca, en Puerto.

El temor en ella no existe. Con personalidad toma su tabla y se dirige a su infaltable cita con el agua. Su frondoso cabello rubio se desplaza de un lado al otro tras el contacto con la brisa. No importa el lugar, la hora o el clima, Francesca no se amilana a la hora de brindar su show junto a las olas. 

“Aquí en Puerto Colombia hay un espolón y por ahí me meto para que no me lleve la corriente y para entrar más rápido al agua. En Puerto no son grandes las olas y como sé nadar, no me da miedo. Lo único que me dicen mis papás es que si se me parte la tabla o algo, que esté tranquila y que espere cuando la corriente me lleve hacia abajo”, añade.  

En honor a su abuelo paterno Francisco, la pequeña deportista fue bautizada como Francesca (nombre femenino en italiano de Francisco), estudia en el colegio San Nicolás de Tolentino y este año ingresará a quinto grado. Se define como una alumna ejemplar y sus materias preferidas son “Español y Educación Física. Desea ser “campeona mundial, ayudar a los animales de la calle y recibir una beca en alguna universidad en Francia para estudiar diseño de modas”.

Falta de apoyo

Si bien el apoyo familiar no falta, la exigencia económica de un deporte costoso, abre la necesidad de buscar el apoyo gubernamental. Mientras llega, Francesca vende postres para participar en los próximos meses en el Circuito Internacional de semilleros, en Lima (Perú). 

“El apoyo de Indeportes y de la Alcaldía de Barranquilla ha sido nulo. Puerto Colombia nos ha ayudado, pero no es suficiente. No es solo para mi hija, es para el deporte en general. Ellos necesitan viajar para mejorar sus habilidades. Esperemos que con la gobernadora Elsa Noguera y el alcalde Pumarejo esto cambie”, expresó Karen Chavarro, la madre orgullosa de Francesca, un talento que se hace fuerte en el agua. 

Francesca vende postres para poder viajar a Lima.
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