En un juzgado de la capital de Caldas se realizó la audiencia de acusación contra Silvana Torres, una joven de 19 años procesada por el homicidio de su hija de dos años y diez meses, ocurrido a finales de julio en su apartamento del barrio San Sebastián.
Durante la diligencia, la Fiscalía General de la Nación presentó formalmente cargos por homicidio agravado, delito que podría llevarla a una condena de hasta 50 años de prisión. Por tratarse de su propia hija, la procesada no podrá acceder a ningún tipo de rebaja de pena.
Por su parte, la defensa de Torres insistió en que debe ser declarada inimputable, argumentando que al momento de los hechos la joven no era consciente de sus actos.
Asimismo, según su abogado, se adelantan evaluaciones psiquiátricas y psicológicas que buscarán demostrar que actuó bajo un episodio de alteración mental, presuntamente desencadenado por la ruptura con el padre de la menor.

El defensor también pidió medidas de protección especial para su cliente, debido a que habría recibido amenazas durante su reclusión. Silvana Torres permanece privada de la libertad desde el mismo día de los hechos, cuando fue hallada con heridas autoinfligidas junto al cuerpo de su hija, quien falleció poco después en un centro asistencial.
La audiencia de preparación del juicio oral fue programada para marzo de 2026, fecha en la que se conocerán los resultados de los dictámenes médicos que determinarán si la joven puede ser declarada inimputable.
De acuerdo con la legislación colombiana, si una persona es declarada inimputable, no cumple pena de prisión ordinaria, sino una medida de internamiento en un centro psiquiátrico por un máximo de 20 años. Si los especialistas determinan su recuperación antes de ese tiempo, podría obtener la libertad anticipada.
Cabe recordar que, tras el hecho, un informe médico reveló que la joven habría confesado haber asesinado a su hija en un momento de “enceguecida ira”, según el testimonio entregado a los profesionales que la atendieron.

Actualmente, Silvana Torres se encuentra recluida en la cárcel de máxima seguridad La Picaleña, en Ibagué.





















