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En medio de la operación ‘Operación Galupa’, la Guardia Civil española y la Policía Nacional desarticularon una red de ‘narcos invisibles’, o de cuarta generación, que sería responsable de introducir 120 toneladas de cocaína al año en Europa.

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Durante la diligencia fueron capturadas cinco personas, dos en Colombia, quienes estarían involucradas en el blanqueo de $182.000 millones; mientras que en España las autoridades aprehendieron a los señalados articuladores de las actividades narcotraficantes, entre ellos a los hermanos Pablo Felipe y Santiago Prada Moriones.

De acuerdo con la Fiscalía General de la Nación, este golpe entre Colombia y España impactó directamente “las finanzas criminales del Clan del Golfo”.

Fiscalía

Los llamados ‘narcos invisibles’ operan detrás de estructuras empresariales aparentemente legales, no participan directamente en la logística, se valen de intermediarios y testaferros y evitan cualquier exposición pública.

“Su perfil bajo y su movilidad internacional les ha permitido permanecer años sin ser identificados por las autoridades”, explicó la Guardia Civil.

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Los principales líderes de la red desarticulada operaban entre Dubái, Colombia y España, donde habían constituido empresas para asentarse e impulsar desde territorio español sus operaciones logísticas y financieras.

Guardia Civil Española

Las investigaciones

En este caso, la investigación policial arrancó en 2022, cuando se identificó a varios de estos narcos, que eran responsables de coordinar y organizar “la mayor parte” de la cocaína que entra en Europa por puertos holandeses, belgas y españoles.

Además, las labores investigativas permitieron que fueran ocupados con medidas cautelares de extinción de derecho de dominio bienes avaluados en más de $53.000 millones y otros afectados por $200 millones con fines de comiso que pertenecerían a la red criminal.

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La red trasnacional es señalada de lavar los recursos procedentes del envío de cocaína a Europa vía marítima, desde Turbo (Antioquia), Santa Marta, Barranquilla, Cartagena y Guayaquil (Ecuador) con destino a Bélgica, Francia, Holanda y España.

Guardia Civil Española

Las autoridades españolas revelaron que en la investigación se han interceptado comunicaciones mantenidas a través de la aplicación encriptada Sky ECC, lo que ha permitido acreditar la estructura de la organización, sus capacidades operativas y atribuirles múltiples incautaciones de cocaína “con un nivel de detalle sin precedentes”.

Los hermanos Pablo Felipe y Santiago Prada Moriones

Según las autoridades, los hermanos Pablo Felipe y Santiago Prada Moriones, conocidos como ‘Black Jack’ y ‘Marcos’; junto con el señor Carlos Ariel Zuluaga Lema, alias Cejas, lograron blanquear la suma de por lo menos $182.000 millones, quienes dinamizaron su esquema de lavado a través Brenda Yineth Pineda Bedoya, alias La Contadora; y Jimmy García Solarte.

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Pineda Bedoya y García Solarte les fueron materializadas las órdenes de captura en Medellín (Antioquia) y Pereira (Risaralda) y deberán responder por los delitos de lavado de activos y concierto para delinquir.

Fiscalía

Los Prada Moriones operaban con un perfil bajo y “su movilidad internacional les permitió permanecer años sin ser identificados por las autoridades”. Y mientras delinquían utilizando intermediarios y testaferros para evitar ser detectados construían todo un imperio lleno de lujos y ostentaciones así como lo reflejan las investigaciones.

Gracias a su imperio, lograron mantener en el anonimato una vida de excentricidades. Los hermanos realizaban viajes en jets privados, portaban millonarios relojes, tenías colecciones de autor de lujo y residían en lujosas propiedades en sectores exclusivos de Madrid y Marbella.

En total, los hermanos, capturados en España, eran dueños de 17 inmuebles rurales, 8 urbanos, 15 vehículos, tres sociedades y cuatro establecimientos de comercio, ubicadas en Pereira, Cartagena y Bogotá. Entre los detalles se conoció que tenían una empresa fachada para exportar fruta.

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Además, eran reconocidos por sus fiestas extravagantes en las que asistían grandes empresarios y celebridades europeas, las cuales eran financiadas por sus ganancias con el narcotráfico.

Los dividendos que les dejaba a los capturados esta actividad se estiman en 700 millones de dólares solo en transacciones activas de criptomonedas, según se desprende de la investigación que tardó tres años.