A un mes del fallecimiento de Miguel Uribe, su esposa, María Claudia Tarazona, ofreció una entrevista a Noticias RCN en la que describió el dolor por la pérdida, la dureza del proceso y la búsqueda de consuelo en la fe y la familia.
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Tarazona explicó que enfrentarse a la ausencia de su esposo ha sido especialmente difícil por la responsabilidad de cuidar a sus cuatro hijos. “Hacer una vida sin Miguel es muy difícil, Miguel y yo estábamos juntos todo el tiempo. Es levantarse todos los días y recibir la misma noticia, ese mismo dolor, y teniendo que estar fuerte por cuatro hijos. Alejandro tiene cuatro años y pregunta mucho por su papá”, relató.
La esperanza, dijo, fue el motor que la sostuvo mientras Miguel permaneció en la clínica, “la esperanza nunca la perdí. Era ese bastoncito que me servía para levantarme cada día. Miguel tuvo alrededor de 25 cirugías en dos meses; si no tienes esperanza, no llegas al día”. Agradeció además al personal médico, con los enfermeros y los médicos uno termina haciendo una familia, a quienes aprecio profundamente”.
Con voz dura y dolida, Tarazona denunció la violencia del atentado que acabó con la vida de Miguel.
“Los seres humanos llegan a un nivel de crueldad como es dispararle a un hombre por detrás, le dieron un tiro en la cabeza. Fue horrible, qué crueldad”. Señaló que la magnitud del daño y la brutalidad del hecho la llevaron a buscar consuelo en la fe, “llevar a Dios conmigo en este proceso fue la mejor decisión”.
Asimismo, María Claudia relató el traumático momento en el que recibió la noticia, esa madrugada vio a su hija levantarse con el celular en la mano y supo que algo había pasado.
“Yo estaba acostada con mis cuatros hijos, y yo creo que le avisaron primero a Miguel Papá y a Delia, porque Delia empezó a llamar a una de mis hijas, a Emilia, porque como ellos sabían que yo dormía con Alejandro no me querían dar la noticia por teléfono y que fuera a gritar o a reaccionar de una manera demasiado angustiante para él y entonces le avisan a Emilia, y llegaron acá a las 3:30 de la mañana Delia y papá miguel, cuando yo veo a Emilia que se paró de la cama a esa hora, con el celular en la mano ahí supe que Miguel estaba muerto. Y mis hijas se desesperaron, se pusieron a llorar”.
En ese momento le tocó a ella sostenerlas y relató que después sería su momento de llorar.
“Entonces nuevamente Dios en mí una fortaleza tremenda, yo en ese momento parada en mi puesto como mamá sosteniendo a mis cuatro hijos y dije, después será mi momento de llorar y será mi momento de gritar”.
Recordó con dolor escenas que calificó como “los momentos más espantosos que pueda vivir un ser humano”, incluida su llegada a la clínica y el traslado en ambulancia.
“Yo creo que esa imagen de Miguel muerto junto con la imagen mía que tengo de recuerdo de llevar la cabeza de Miguel durante 14 minutos en la ambulancia hasta la Clínica Fundación Santa Fe, yo creo que son los momentos más espantosos que pueda vivir un ser humano, horrible, después me fui a un parque a gritar, fuera de mi casa, lejos de Alejandro”, expreso.
Tarazona aseguró que, pese al vacío que dejó Miguel en su hogar y en su vida pública, “era esa persona que todo lo llenaba, el lugar de trabajo preferido de Miguel era la casa”. Además, Miguel le dejó infinidad de cosas, como enseñanzas, recuerdos, vivencias, viajes, amor, pero lo más valioso son los amigos.
“A esta casa no le cabía una sola persona. Entre Dios, mis amigos, mi familia, me sostuvieron me fui a un parque, grite hasta lo más profundo de mi alma, me dolieron hasta los abdominales, buscando a Miguel en algún lugar. Sigue lo que sigue, fueron dos días en la cámara ardiente su doloroso y triste entierro”.