Carnaval De Barranquilla | EL HERALDO

El Heraldo
Está ubicada en la esquina de la carrera 54 con calle 49B. Jesús Rico

20 años de la casa de la gozadera

Construida como una opulenta casona llamada la Quinta de Turín, este espacio funcionó como escuela para varones, verbena, fábrica de cartón y hasta chatarrería, antes de ser rescatada por la familia Caridi para ser la sede de las Marimondas del Barrio Abajo. 

“En mi mortaja no existen bolsillos, no me llevo nada. A mi familia, a mis amigos, los quise infinitamente. Ojalá puedan hacer lo que yo hice en vida. Los espero del otro lado, porque ajá...” 
León Caridi (1938- 2006)

Josefina Pérez heredó de su madre la alegría por el Carnaval y una casa en la calle 50 con 54. Se mudó en 1996 cuando se casó con Roberto, el padre de sus dos hijos. 

En su cuadra, ubicada en el corazón del Barrio Abajo, dice que se siente un “ambiente especial” casi todo el año. 

Para ella y su familia, las cumbias, las marimondas, los congos, las negritas puloy y los garabatos son parte de su cotidianidad, pues al vivir en el epicentro del Carnaval es “normal” ver pasar disfraces y grupos folclóricos a cualquier hora del día, sobre todo en la temporada carnavalera.

“Cuando me vine a vivir al Barrio Abajo, en la esquina de la Casa del Carnaval quedaba una venta de chatarra. Cuando la remodelaron le cambió la cara al sector y fue como si se oficializara este barrio como sede principal del Carnaval de Barranquilla”, dijo. 

La Quinta de Turín tuvo diversas funciones y fue sede de diversos negocios. Con los años quedó en el olvido.

El aporte de los Caridi

León Caridi y su esposa Elsa Mitrani se consideran los grandes mecenas del Carnaval. Caridi, fallecido en 2006, a sus 68 años, le entregó la casa en comodato a Carnaval S.A.S. para que en ella se realizaran las funciones administrativas relacionadas con la organización de la fiesta. 

Su intención inicial fue comprar una casa en la que funcionara la sede de las Marimondas del Barrio Abajo. No obstante, al adquirir la propiedad y remodelarla se dio cuenta que era muy grande para ser utilizada solo como la sede de las marimondas y decidió otorgársela a la entidad con el fin de cumplir “una labor social” con la ciudad. 

La pasión de Caridi por las marimondas nació en 1989. El empresario tenía por costumbre  pescar en Santa Marta —como el mismo lo describe en un video propiedad de Carnaval—.

“Un día me varé en el barrio Simón Bolívar porque allá celebran mucho el Carnaval y entré a una tienda, ahí me encontré vestidos de marimonda a César Morales ‘Paragüita’ y a Simón Ojeda ‘el burro’ bebiendo cerveza. Y les dije: ‘a mí ese disfraz me fascina porque es verdaderamente barranquillero. El otro año te voy a patrocinar”, dice Caridi en el video. 

Fue así como en el año 1990, León Caridi se enlista con las Marimondas del Barrio Abajo. “Ese año salimos en la Vía 40 unas 60 marimondas y hasta Congo [de Oro] nos ganamos”, continúa la grabación. 

Con el tiempo, Caridi y su familia desearon darle una sede para los ensayos a las marimondas. De ese deseo nació la casa amarilla, con enormes ventanales y puertas verdes que está de fiesta los 365 días del año. 

Fue comprada para ser sede de Las Marimondas del Barrio Abajo.

Quinta de Turín

Según el Centro de Documentación de Carnaval S.A.S., en el siglo XIX, cuando aún Barranquilla le pertenecía a Bolívar, un hombre llamado Tomás Magri le vendió el lote —en el que reposa hoy la Casa del Carnaval— a Heliodoro Fuenmayor entre el 8 y 10 de enero de 1893. Más adelante, en el siglo XX, según reposa en los archivos de la institución, Rosa M. Porras Jaimes compró una casa de barro y enea con la finalidad de construir una imponente casona de estilo neoclásico. La negociación se hizo con Francisco Fiorillo por intermedio del notario segundo, Julio César Roca, por la suma de dos mil pesos.

“La compra quedó documentada en la escritura número 3.307 del 4 de septiembre de 1928”, según citan los archivos, “(…) situada en la acera oriental del Pasaje Fuenmayor número dos, haciendo esquina con el callejón o carrera de La María”.

La propietaria decidió construir con el maestro de obra Luis Gutiérrez  De la Hoz una elegante quinta neoclásica cuyos trabajos culminaron en 1929. No obstante, en 1932, la casona llamada Quinta de Turín fue entregada para saldar una deuda de 4.000 pesos con la empresa A. Noguera & Cía. Posiblemente por los trabajos de construcción. 

De escuela de varones a negocios

En 1947 la compañía A. Noguera & Cía entregó la quinta como pago a Noguera. De allí en adelante, según el Centro de Documentación, tuvo diversos procesos de posesión hasta que fue adquirida en 1999 por Inversiones Caridi & Cía. 

Actualmente funciona la sede administrativa de Carnaval S.A.S. Luis Felipe De la Hoz

Según información de la institución que reposa en el archivo notarial de la ciudad, en 1932 empezó a funcionar en el predio la Escuela 3 para Varones. 

El colegio de primaria dirigido, según la entidad, por Simón Bolívar León, estuvo ubicado en la Quinta de Turín hasta  1953, año en el que fue trasladado a otro punto de la ciudad por disposiciones del gobernador de ese momento, Francisco Posada De la Peña.

La Quinta cerró sus puertas y fue utilizada en diferentes escenarios del comercio. Desde fábrica de cajas de cartón, venta de hierro, lavandería, salón de belleza y restaurantes.

Duelo de picós

El primer acercamiento de la casa con el carnaval se dio cuando una de las reinas decidió usarla como sede de uno de sus bailes. Sin embargo, fue hasta 1972 cuando se convirtió en una verdadera sede carnavalera. El sábado de Carnaval se inauguró el baile ‘Regálame esta noche’, al que solo se  asistía mediante invitación, pagando una entrada de 25 pesos y con el requisito de llegar disfrazado. 

Más tarde, se instituyó en el recinto la verbena Watergate, un evento de entrada libre, famoso por duelos de picós en el que estallaban en una guerra de decibeles transformers como El Gran Pijuán, El Solista y El Rojo.

En los años 70, tras la década de la contracultura y con un mundo convulsionado por la crisis del petróleo y el auge de la música disco, los hermanos Carlos y Luis Alberto Arteta junto a Luis Carlos Polo crearon en el recinto la verbena La Torta, que usualmente se amenizaba con el picó El Coreano. 

Fue así como “la esquina de San José con La María” se consagró como una zona “caliente” de sabor, música y fiesta carnavalera. 

La casa vieja, con la pintura desgastada, tejas rotas y grafitis en las paredes, dejó de ser un recuerdo del inexorable paso del tiempo desde que se convirtió en la misión de los Caridi Mitrani. 

Hace 20 años, Carnaval S.A.S. estrenó, gracias al amor de sus benefactores por la fiesta, Obra Maestra del Patrimonio Oral e Intangible de la Humanidad, una sede restaurada que identifica la cultura de la ciudad ante el mundo. 

“La satisfacción más grande de mi familia ha sido tener esta casa, de la que tal vez puedes ser dueño físicamente, pero no moralmente. Porque lo que eres es un aportante de felicidad para esta ciudad”, dijo León Caridi en una entrevista realizada poco antes de su fallecimiento. Su esposa Elsa, que murió en el año 2000, tuvo el sueño de construir un museo para niños, en el que se expusiera de manera pedagógica e interactiva los valores culturales e identitarios del Carnaval. 

“Aquí no hay clases sociales, aquí todos somos barranquilleros trabajando para un bien común que es hacer la fiesta que nos gusta”, concluyó Caridi en el material audiovisual que está exhibido en el Museo del Carnaval—ubicado junto a la casa—. Hoy también una realidad. 

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