El Heraldo
Un grupo de alumnos sale del auditorio de la Universidad del Atlántico. LUIS FELIPE DE LA HOZ Y ARCHIVO
Barranquilla

Los estudiantes ‘eternos’ de Uniatlántico

En la Universidad del Atlántico hay alumnos que alargan sus carreras por distintos motivos. Algunos se destacan por ser líderes estudiantiles y por conseguir, con su influencia, cargos o contratos en el centro académico .

Andrés Bermúdez Jiménez está por cumplir 21 años como estudiante activo de la Universidad del Atlántico. Su primer ingreso a la alma máter —según registros internos a los que tuvo acceso EL HERALDO— fue en 1996 como alumno de Ingeniería Industrial. En ese momento entró cursando 13 materias.

En 2016, Bermúdez seguía estudiando en la universidad, pero esta vez con solo una materia matriculada y en otra carrera: Ingeniería Mecánica. Hasta el momento, el estudiante no ha terminado las dos ingenierías que ha cursado.

Como Bermúdez, conocido popularmente como la ‘leyenda’ del ranking de los alumnos más antiguos de la Uniatlántico, esta casa editorial conoció otros casos de 15 y 12 años de permanencia estudiantil: Gary Martínez y Jonathan Camargo, respectivamente.

Aunque los motivos de extender los estudios en el centro educativo pueden estar relacionados con problemas académicos y económicos, en los casos señalados hay fuentes que afirman que la intención es “conseguir cargos administrativos”.

Los casos

Andrés Bermúdez ingresó a la Universidad del Atlántico en 1996. Hasta 2010 se matriculó como estudiante de Ingeniería Industrial. Sin embargo, durante los años 1997 y entre 1999 y 2009 no matriculó materias.

Luego, en 2011, empezó estudios de Ingeniería Mecánica y dejó a un lado la Industrial. No matriculó materias en 2012 y en los últimos 4 años ha hecho 4 semestres, en dos de ellos ha inscrito cinco materias y en los otros dos solo una.

Ambas carreras constan de 10 semestres. Es decir, que a un estudiante le podría tomar –como mínimo– cinco años terminar sus estudios. En este caso, a Bermúdez le ha costado 16 años más.

Si bien el estudiante pudo verse afectado en sus estudios por los paros académicos que anteriormente se registraban con mayor frecuencia en el interior de la universidad, una fuente rechazó este argumento y aseguró que su interés en permanecer en la institución está relacionado con las actividades que desarrolla para algunos políticos. 

Durante el tiempo que Bermúdez ha estado como estudiante de la Uniatlántico han pasado siete rectores por la alma máter.  En su perfil de Facebook comparte videos en los que el candidato Carlos Prasca promociona su candidatura a la rectoría.

Jonathan Camargo es otro caso de alumnos ‘eternos’. El actual representante de los estudiantes ante el Consejo Superior de la Uniatlántico, que votó a favor de  Rafael Castillo en la pasada reunión para elegir rector, empezó en el segundo periodo de 2005 sus estudios en Licenciatura en Educación Básica con énfasis en Ciencias Sociales. 

Desde la fecha de su ingreso hasta el primer semestre de 2009 su carrera no había sido interrumpida pese a que tenía dos materias perdidas. En ese lapso matriculó entre cuatro y cinco materias por semestre. Según el registro de la universidad, el atraso en la carrera de Camargo se evidenció en el segundo semestre de 2007, en 2008 y en 2009, cuando matriculó dos y tres materias.

Después de 2009 el representante estudiantil estuvo cerca de tres años por fuera de la universidad para volver en 2013. Las fuentes aseguran que él mantuvo sus vínculos con las actividades de los estudiantes, como líder.

Un año después, en 2014, fue elegido por primera vez como representante de los estudiantes ante el Consejo Superior de la universidad.

Desde ese momento Camargo no ha vuelto a desvincularse de sus estudios, pero en los últimos tres semestres solo ha matriculado una materia en cada uno, entre ellas las prácticas profesionales, lo que indica que está a punto de culminar su carrera tras 12 años de haberla comenzado. 

Con esto, Camargo ha extendido sus estudios unos ocho años, teniendo en cuenta que Ciencias Sociales es una carrera que consta de 8 semestres, lo que significaría–como mínimo– cuatro años dentro de la academia.

Otro caso conocido por este medio es el de Gary Martínez, quien entró a la Uniatlántico hace 15 años (2002) a cursar Derecho, pero hace dos (2015) tiene suspendidos sus estudios en la alma máter, pero actualmente asiste a la universidad. Su permanencia ha sido hasta el momento de cerca de 13 años, unos ocho más de lo que dura la carrera en el pénsum académico, que son cinco años (diez semestres).

De acuerdo con el registro académico de Martínez, en los años 2003, 2006, 2009, 2010 y 2013 no matriculó materias, pero participaba activamente en las actividades de la universidad. Es decir que en 13 años solo ha estado nueve asistiendo a clases, con semestres en los que ha cursado entre dos y tres materias. De hecho, en el último semestre que estuvo en la UA (2015), Gary Martínez perdió todas las materias que había matriculado.

A Martínez lo señalan de haber sido beneficiado con un contrato en 2014, año en que coincidencialmente se reintegró a la UA.

El objeto del contrato, firmado el 10 de octubre de 2014 por el entonces rector (e) Rafael Castillo, era promover la discusión de la reforma del estatuto de la Universidad del Atlántico y fomentar la participación de los sectores estudiantiles. El valor del convenio era de $8.306.640.

Las fuentes consultadas por EL HERALDO creen que Martínez regresará en el segundo semestre de este año en el marco de la escogencia del rector en propiedad o el próximo año en las elecciones de representantes, como sucedió en 2014. 

Ante los registros, EL HERALDO se comunicó telefónicamente con los tres señalados, pero estos no quisieron explicar los motivos de su extensa permanencia en la Uniatlántico.

Flexibilidad académica. El reglamento estudiantil de la Universidad del Atlántico les permite a los alumnos alargar su estadía en la UA, pues tienen la posibilidad de matricular hasta una materia por semestre, como se ha evidenciado en algunos de los casos citados anteriormente.

Además, a partir del tercer semestre un alumno puede comenzar otra carrera o hacerla simultánea a la que ya adelanta; esto disminuye su  número de créditos.

Luis Gutiérrez, vicerrector de Investigación, Extensión y Proyección Social de la Uniatlántico, explicó que hay diferentes formas y motivos por los que los estudiantes quedan por fuera de la universidad.

Entre los argumentos está que no cuentan con los recursos para mantenerse de manera continua con los gastos de transporte, “por lo que matriculan un menor número de asignaturas”.

La pérdida de materias es otra situación que genera permanencia, dice el directivo. El reglamento indica que si un alumno pierde una misma materia en tres ocasiones, el sistema lo suspende por un semestre, tiempo en el que queda inactivo.

Por último, el directivo precisa que hay quienes están interesados en aspectos sociales y políticos. Sostiene que cuando un estudiante “encuentra beneficios en la universidad opta por retrasar al máximo su salida a fin de lograr mantener las prebendas”.

Uno de los privilegios es participar políticamente y ocupar puestos de representación en la universidad. “Encuentran espacios para laborar dentro de la institución y estas condiciones les parecen buenas”, dice.

Agrega que caso puntual es el de los monitores, quienes reciben medio salario mínimo como pago y un auxilio adicional.

Pese a que no hay un registro preciso de los alumnos ‘eternos’ de la Universidad del Atlántico, el vicerrector Gutiérrez precisa que semestralmente el 30% culmina su carrera. Dentro de los que no logran el objetivo a tiempo están los que no continúan por problemas académicos y quienes alargan el proceso.

En cuanto a las posibles estrategias para superar estas demoras, el directivo explica que hay universidades que ponen un límite de tiempo al estudiante para terminar sus estudios. Manifiesta, además, que hay experimentos de universidades nacionales e internacionales que han promovido campañas para graduar a los estudiantes que no han obtenido el título.

De otro lado, hay alumnos que opinan que la universidad “comete fallas” por ser tan permisible. A esto se suma que no tiene un sistema para controlar el ingreso al campus académico.

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