El Heraldo
La reactivación económica ha permitido recuperar las ventas de las tiendas en los estratos más altos. Jhonny Olivares
Barranquilla

La resistencia de las tiendas de barrio en la pandemia

Estos negocios han sido esenciales para el abastecimiento de los hogares. La actual coyuntura ha sido una oportunidad para modernizarse.

Johan Pérez* se levanta a las cinco de la mañana a diario. Un café caliente y un par de pequeños panes calentados en la plancha sobre su estufa forman parte de su breve desayuno. Aunque sabe que esta es la comida más importante del día, el llamado del deber y de “brindar un buen servicio” lo invitan a apresurarse para dirigirse a su negocio, una tienda a la vuelta de la esquina, en un barrio de Barranquilla, que religiosamente levanta su estera a las seis de la mañana.

“Todo mi servicio se enfoca en la gente, lo que hago es para ellos. Compro siempre las promociones para poder dar un mejor precio. Hay tenderos que quieren siempre ganar; yo en cambio, quiero entregar el mejor servicio”, dijo Johan Pérez.

Para Orlando Jiménez, vicepresidente de la Asociación Unión Nacional de Comerciantes (Undeco), la tienda de barrio es “el primer banco de las oportunidades que se creó”, afirmación que se sustenta en que “desde siempre se ha convertido en ese banco que le da crédito a muchos clientes, a veces, sin ninguna garantía. Solamente porque es vecino”.

Jiménez señaló que estos establecimientos de barrio se han convertido en un punto de encuentro de la comunidad, donde reina el diálogo entre los vecinos y los planes de una compra puntual con bajo presupuesto. “El tendero se ha convertido en un aliado de la comunidad y el sitio en un punto de referencia, especialmente en barrios populares y en los pueblos”.

En la actualidad, según cifras de la entidad, en la capital del Atlántico hay aproximadamente 6.500 tiendas de barrio, cifra que en el caso del área metropolitana de Barranquilla se eleva hasta los 9.500 establecimientos y que para el caso de todo el departamento es de 13.000.

La pandemia puso en contexto las oportunidades de mejoría en las tiendas.

Las tradicionales tiendas de barrio de Barranquilla han afianzado su rol como una pieza fundamental para adquirir los productos de la canasta familiar debido a la coyuntura de la pandemia por la Covid-19 y a los confinamientos prolongados. Ante las restricciones de movilidad y toques de queda, las tiendas de barrio, muchas innovando con el servicio de domicilio, acercaron a los hogares los productos que requerían. “La tienda con el servicio de domicilio ayudó mucho a las familias y a que no se propagara el virus”, observó Jiménez.

El dirigente gremial agregó que ante los efectos de la pandemia en el bolsillo de las familias, donde miles de personas quedaron desempleadas y otras no gozaban de un ingreso fijo cada 15 días, el tendero entregaba los productos a crédito previo acuerdo de un pronto pago. “Si el tendero sabía que esa persona tiene un trabajo estable, con una empresa y una relación legal, pero que en estos momentos no se le estaba pagando puntualmente, el tendero en muchos casos le acreditó la compra durante un tiempo”, dijo.

El golpe de la pandemia

El impacto económico de la Covid-19 también azotó los ahorros de las tiendas de barrio. Lo guardado en la alcancía comenzó a agotarse, las deudas a crecer y acumularse, y los ingresos a disminuirse.

Durante la cuarentena de seis meses, las ventas tuvieron “una disminución ostensible”, según dice Orlando Jiménez. En los estratos 1, 2 y 3 hay establecimientos que tuvieron que colgar el cartel de “cerrado” definitivamente. Según explicó el dirigente gremial, eso es el reflejo de la reducción de los ingresos en los tres estratos más bajos, ya que dependen, en el mayor de los casos, del día a día. Una situación que no se presentó en los estratos más altos.

Las tiendas venden productos al por menor.

Recuperación económica

La reactivación económica del país que arrancó el pasado 1 de septiembre del 2020 impulsó la normalización de los indicadores de las tiendas de barrio, ya que permitió que las personas volvieran a acercarse, aumentando el número de productos y el valor de las compras.

Sin embargo, las ventas no se han recuperado del todo, según informa el vicepresidente de la junta de Undeco. “Los estratos 1, 2 y 3 tienen una deficiencia en ventas entre un 20% a 30% frente a antes de la pandemia, pero el tendero se acomoda porque aparte de lo que normalmente vende ha colocado otros productos que le representan otra fuente de ingresos”.  Por otro lado, en los estratos 4, 5, y 6 se están llegando a cifras que se manejaban para enero y febrero de 2020, antes de la pandemia.

En cuanto al ticket promedio, es decir, el valor promedio de compras diarias que hace un hogar en estos negocios, para noviembre del año pasado ya había llegado a $7.201 en Barranquilla, cifra que refleja un aumento de $448 frente al importe que se presentó en febrero, de acuerdo con datos de Servipunto y Puntored.

La recuperación de las ventas en las tiendas de barrio se ha logrado en gran parte porque el gremio ha creado estrategias creativas y ha trabajado en iniciativas digitales (pagos con transferencias electrónicas, promociones por redes sociales y otros) para evitar el cierre de los establecimientos que son claves en el abastecimiento de los hogares.

En Colombia las tiendas de barrio representan el 52% del mercado de consumo masivo, según Tienda Registrada, y cifras de Fenalco señalan que en el país existen cerca de 266.000 de estos negocios.

¿Qué les espera en el futuro?

La pandemia puso en alerta a los tenderos en cuanto a las desventajas que estaban teniendo frente a otros formatos, como las tiendas de descuento, las cuales cuentan con grandes sumas de capital para su inversión, marcas propias y plataformas electrónicas para los pagos.

“Las cadenas de descuento han golpeado sobre todo en los estratos 1, 2 y 3. Se ha sentido el golpe fuerte porque vienen con productos de marcas poco conocidas, pero con precios bastante atractivos. En cambio, en la tienda se venden productos de marcas reconocidas. Los consumidores en estos estratos optan por comprar productos más baratos aun cuando la calidad no sea la misma, debido a su corto poder adquisitivo”, expresó Jiménez.

La propuesta del dirigente gremial es que se debe fomentar el trabajo colaborativo para poder hacerle frente a “las amenazas externas latentes”. “Las grandes cadenas van a estar ahí y cada día estarán creciendo. Definitivamente la unión es la única solución que tienen las tiendas. Unirse para hacer compras conjuntas directamente al productor para abaratar costos y también para desarrollar marca propia”.

Enfatizó que esto se realiza a través de proyectos y alianzas en los que confluyan “un número significativo” de tenderos. Dentro de las estrategias a desarrollar también destaca “la capacitación para mejorar el aspecto físico de los locales con el fin de crear un formato similar entre las tiendas vinculadas” y la digitalización de los pagos. “Todo eso debe ser un proyecto integral para que el comerciante se fortalezca en todos los aspectos”.

Actualmente el Gobierno impulsa la formalización de los tenderos impulsando su bancarización y la adopción de pagos digitales.

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