El Heraldo
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Barranquilla

Del esplendor al abandono, la metamorfosis del antiguo Hotel Royal

La edificación cerró sus puertas en el año 2009 y se encuentra a la espera de un comprador. La maleza crece sin control en los distintos balcones

La opulencia  y la suntuosidad se acabaron un día y no volvieron. Corría el año 2009 cuando el Hotel Royal ubicado en la carrera 54,entre las calles 68 y 70 cerró sus puertas. Catorce años después, los vestigios de esta edificación no ocultan el paso del tiempo.

Esta infraestructura, que contaba con 15 pisos, en su momento fue el sitio de hospedaje de reconocidas personalidades y sede de grandes eventos y celebraciones. En la actualidad se encuentra en mal estado y a la espera de un comprador que se haga cargo de esta edificación con 50 años de historia y recuerdos.

Un equipo periodístico de EL HERALDO realizó un recorrido en los alrededores de este edificio y pudo observar que sus paredes están llenas de grafittis, mientras que los balcones se encuentran totalmente destruidos y la maleza crece sin control. Además, las baldosas de cada piso están levantadas, la pintura se corrió, hay agujeros en los techos, la piscina está sucia y vacía. 

Sin embargo, el Hotel Royal sigue albergando a huéspedes.  Don ‘Chicho’ y otras tres personas residen en el interior de esta edificación y durante los últimos años se han convertido en sus ‘vigías’.

“Acá llegué hace 12 años y desde ese momento me he encargado de cuidar el predio de la gente que comete ilegalidades como robar, drogarse y realizar actos obscenos”, dice el hombre. 

Aprovechando el espacio, y como una forma de rebusque, ‘Chicho’ guarda los carritos de vendedores ambulantes de la zona. Con esos recursos puede costear su alimentación y otros gastos. 

Sobre el actual estado legal del predio, sostiene que los abogados le han informado que trabajan en el saneamiento de unas deudas heredadas de la anterior administración para poder proceder a la venta.

“Ellos se encargan de notificar cuando un cliente está interesado en comprar el inmueble para realizarle un recorrido por las instalaciones, que si bien ha sido saqueadas en su totalidad, se mantiene en buen estado en cuanto a su estructura”, agrega.

Declive

La explosión de un carro en el parqueadero externo del hotel en 1989, que provocó la muerte de un taxista y dejó otras cuatro personas heridas, fue uno de los episodios más sombríos alrededor del funcionamiento del hotel.

Esto no significó un freno a su actividad. Sus propietarios lograron mantener a flote el negocio durante más de una década. Sin embargo, los gastos y deudas por las reparaciones fueron un leve aviso de los problemas económicos que presentarían más tarde, que sumado a la mala planificación a futuro, provocaron que se cerraran las puertas. 

En la antesala del cierre del hotel, su entonces propietario, José Cotes, contó a EL HERALDO que se acogieron a la Ley 550 para realizar el correspondiente pago a acreencias que databan desde el año 2001.

En el papel esto figura les permitía tener una mejor capacidad de pago de las deudas y fácil acceso al crédito, pero el empresario guajiro expresó que los bancos les cerraron las puertas y nunca hubo apoyo financiero. Sumado a esto, Cotes reconoció que hicieron una mala proyección a futuro del negocio; siempre escatimaron en gastos y nunca hubo remodelaciones en los equipos y obras, lo que permitió que otros hoteles fueran ganando fama y terreno. Finalmente, la ocupación bajó y el hotel se vio forzado a cerrar en el año 2009. 

Recuerdos

El escritor Ensuncho de la Bárcena fue uno de los centenares de huéspedes que el Hotel Royal albergó en sus habitaciones. Para él, volver a la ciudad y notar el abandono de este espacio ha sido motivo de un “profundo dolor”.

“Cuando lo vi deshabitado sentí un dolor inmenso, porque siempre lo conservé en mi corazón como un lugar especial. Ahí escribí el poema que luego dio nombre a mi primer libro. Era un lugar donde sentí una musa impresionante tan solo luego de pasar una noche en él”, expuso este hombre de letras. 

Recordó que durante su estancia en el hotel solo fue necesario dejarse atrapar por la magia que envolvía al barrio Prado, donde se encuentra ubicado. 

“Me senté al frente de la mesita de noche de mi habitación y con una libreta y lapicero con el nombre del hotel, di rienda suelta a uno de mis mejores poemas. Sin duda es una obra que a mis ojos era la imagen de la ciudad”, expuso. 

Detrás de sus puertas, lo que se puede visualizar ahora es un edificio en un estado nada comparable al que fue en algún momento cuando estaba en funcionamiento. 

¿Qué dicen las autoridades?

Desde la Secretaría de Control Urbano y Espacio Público y la Oficina distrital de Gestión del Riesgo informaron que no se han efectuado inspecciones en el área debido a que esta estructura no ha presentado afectaciones ni representa un peligro.

Cabe anotar que otras zonas de este predio han sido vendidas con antelación. El patio, por ejemplo, fue adquirido para desarrollar un nuevo proyecto, mientras que la zona del salón de eventos fue convertida en la sede de una fundación universitaria.

Recuento histórico

El Hotel Royal fue construido por la familia Lébolo, que fueron los dueños hasta 1980 cuando fue adquirido por un grupo de empresarios guajiros.

La firma Arquitectura limitada, constructora del edificio, proyectó la creación de una serie de apartamentos, pero aprovechando la demanda hotelera que tenía la ciudad en ese momento se inauguró en 1976 el denominado por esos días Hotel Royal Lébolo. 

En sus años de esplendor, el hotel fue uno de los epicentros de la actividad social en la ciudad. Los trabajadores del lugar como Yimi Ochoa, mesero del Hotel Royal en el año 1995, quien contó cómo era el día a día en su labor.

“Entre esos clientes se encontraban los jugadores del Junior de Barranquilla, a los que les tocaba jugar algunos fines de semana partidos en otras ciudades, por lo que nosotros teníamos que levantarnos a las 4:00 a. m. para alistar todo y los atendíamos ya desde las 6:00 a. m. hasta las 2:00 p. m. A veces regresaban temprano a Barranquilla después del encuentro y se sorprendían de encontrarnos el mismo día en horas de la noche todavía laborando”, rememoró. 

Uno de los grandes atractivos del lugar eran los conciertos que se realizaban en la piscina, donde participaron artistas de la talla de Jerry Rivera, el Puma Rodríguez, el Grupo Menudo, entre otros. 

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