Con el sentimiento a flor de piel y con lágrimas brotando de sus ojos, Vicente Rivera Gutiérrez relata su historia y lo que ha sido su acercamiento con Dios y la Virgen.
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Por más de 45 años ha estado vinculado a la iglesia y con ella misma la responsabilidad de llevar a cuesta sobre sus hombros –cada Semana Santa– a la Dolorosa, al Cristo Resucitado y el Santo Sepulcro.
Rivera es contador público de profesión, con 62 años de edad, nació en el seno de una familia cristiana y por tradición e influencia de sus abuelos se volvió devoto del Sagrado Corazón y la Virgen del Carmen.
'Esto es voluntad y amor, nosotros no necesitamos de almohadillas ni nada sobre nuestros hombros para llevar a la Virgen. Hay compañeros que se encargan de darnos agua sobre el camino y nos relevan cuando ya es necesario', contó el feligrés sobre el servicio que hace como carguero de las piezas religiosas desde hace 40 años.
Su conexión con la Virgen se hizo más fuerte tras el cumplimiento de una promesa y la protección divina que siente. Esto le ha hecho permanecer año tras año cargándola durante las procesiones de la Semana Mayor, que se realizan el Viernes y Sábado Santo en la parroquia Nuestra Señora del Carmen.
'Yo le pedí a mi Virgen que me diera un hijo y me mandó a mi niña. Esto lo hago por agradecimiento y porque me protege en todo momento. Soy conductor y siempre me encomiendo a ella y siento que me ha protegido de accidentes y otras situaciones. Siento que tenemos una protección divina de Dios a través de la Virgen', dijo Rivera, quien señaló que si bien no tiene un 'pacto', seguirá la tradición de ser carguero o servidor, como él le llama, hasta que la vida y condiciones de salud se lo permitan.
Expuso que son momentos únicos y emocionantes los que se viven durante las procesiones. Jóvenes, mujeres y adultos mayores se vinculan de manera espontánea en medio del recorrido para tocar y cargar las imágenes.
'Muchas personas van llorando y hasta sin zapatos para meterse por debajo y cargar a la Virgen, se les ve la alegría en su corazón y otras simplemente un poco afligidas dando gracias de lo que ya ha pasado o por los difuntos que se han ido. Son momentos demasiado emocionantes', expresó el hombre un tanto conmovido.
Preparación
Ser carguero de las esculturas religiosas requiere de mucho esfuerzo físico, mental y espiritual, además de un alto nivel de preparación para llevar sobre los hombros toda una tradición.
Dagoberto Cantillo Manotas, de 41 años y abogado de profesión, hace parte de este selecto grupo de 40 personas que en la parroquia Nuestra Señora del Carmen que se dedican a este acto de servicio durante la Semana Santa.
Contó que su vinculación a este servicio comenzó hace muchos años, aproximadamente tenía 13 años cuando se acercó al entorno b, y al día de hoy completa 29 años.
'Comenzó como una devoción mariana y se fue extendiendo como un método de vida y formación. Esto cambió mi vida y mis familiares. La vida cristiana se vuelve tu eje central, fundamento mi vida en los principios cristianos y de ahí todo se da, te vuelves una persona exitosa y segura', agregó.
El hombre también señaló que para la labor de carguero se necesita de una preparación litúrgica, espiritual y física. Las dos primeras consisten en asistir a las misas diarias y llevar una vida anexa a lo que se escucha en la eucaristía; la tercera, realizar actividad física como caminar y trotar para tener un buen acondicionamiento.
'Muchos de los compañeros hacen maratones y se preparan para hacer el ejercicio porque en cierta parte es desgastante cargar las imágenes que pesan 110 kilos, más el anda que son 80 kilos más, para un total de 190 kilos de peso. Para la procesión de la Virgen del Carmen el anda es mucho más grande y pesada, terminamos por sostener cerca de 600 kilos', explicó.
Cantillo precisó que para cargar las piezas religiosas se requieren entre 10 y 20 personas para lograr sostenerlas y llevarlas durante el trayecto de al menos 5 kilómetros desde la parroquia Nuestra Señora del Carmen hasta la Catedral María Reina y a la parroquia Nuestra Señora del Rosario de la capital del Atlántico.
'Todo se hace basado en la fe. Cuando se tiene fe, el Señor (Dios) te da las fuerzas. Esto (ser carguero) te da una tranquilidad y emotividad, logras demostrarle a los hermanos que puedes cambiar para bien. Yo ingresé de muy joven al grupo y eso ha servido para evangelizar a mi familia y personas cercanas. Pasé de ser uno de los más jóvenes del grupo a entrar al equipo de organización y espero ceder esa responsabilidad a nuevas generaciones', expresó el feligrés.
Acto devocional
De acuerdo con Juan David Rendón Ramírez, párroco de Nuestra Señora del Carmen, esta es una tradición que no solamente se vive como un ejercicio tradicional, sino que además es un acto devocional.
'A lo largo de la historia, y los cargueros que he conocido en esta iglesia y otras, han dicho que es algo que se vive con pasión, fuerza, con la conciencia de que se está sirviendo y en disposición a un acto sagrado', dijo.
Manifestó su admiración por este servicio que, inclusive, ha pasado de generación en generación y logrado construir grandes cofradías en medio de la ciudad.
'Ser cargueros es un acto devocional que se hace con el corazón, esfuerzo físico y la conciencia que se está sirviendo a una experiencia divina, de sanación y confirmación para muchos de ellos', afirmó.
El párroco sostuvo que la feligresía vive este tiempo, el de la Semana Mayor, con mucha devoción y fervor, en donde no solo sale a relucir la piedad sino que además se recuerda un tiempo sagrado en medio de las circunstancias de la vida.
'Semana Santa siempre se espera, al menos para los católicos, con ilusión y esperanza. Es una oportunidad para alivianar las cargas que vivimos como seres humanos ', exclamó el párroco.
Indicó que la asistencia de la feligresía siempre es alta para fechas muy particulares como la Semana Santa o la fiesta de la Virgen del Carmen.
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También mencionó que el Jueves Santo –debido a la tradicional visita a los siete monumentos– se recibe un promedio entre 5.000 y 10.000 feligreses; el Viernes Santo también se registra una asistencia masiva.
'Dar un número sería muy difícil, lo cierto es que la iglesia Nuestra Señora del Carmen, que dentro de tres años estará cumpliendo 100 años, es uno de los templos más visitados. Es una de las primeras iglesias tradicionales de Barranquilla y que acompañó todo el crecimiento de la ciudad, por eso es muy visitada por todos los atlanticenses', anotó.
Futuras generaciones
Carlos García Barrios, de profesión abogado, lleva 40 años vinculado a esta comunidad y prestando el servicio de carguero durante las procesiones.
'En los más de 40 años que llevo vinculado, gracias a Dios, no he fallado para asistir a la procesión y a las novenas de la Virgen del Carmen, así como también a la Semana Santa. Desde que llegué a la iglesia me vinculé como servidor para cargar a la Virgen y dedicarnos a ella', dijo.
También manifestó que tiene tres hijos y ocho nietos, los cuales siguen y seguirán con la tradición de cargar la escultura religiosa de la Virgen.
'Hace 40 años yo le pedí a la Virgen que me sacara de un apuro y con fe nos concedió ese milagro. Desde ahí dije que me vinculaba de lleno a la Virgen y a la iglesia (…) hace 8 años mi hija tenía problemas y la fe que vio en mí la animó a cargar a la Virgen y Dios le pudo dar su primer hijo. Esto es fe', cerró.
Las procesiones
Este Viernes Santo, los cargueros participaron de la procesión de la Dolorosa desde la parroquia Nuestra Señora del Carmen para encontrarse con el Santo Sepulcro que viene de la Catedral María Reina. El recorrido inició desde las 4:00 p. m. y culminó a las 7:00 p. m., aproximadamente.
Para el Sábado Santo nuevamente sale en procesión La Dolorosa que se encuentra en el camino con el Resucitado, se hace la venía respectiva y sigue el trayecto hasta la parroquia.
'En cada uno está la posibilidad de aportar a una mejor humanidad'
El párroco Juan David Rendón, de la parroquia Nuestra Señora del Carmen, hizo una invitación a la comunidad en general a celebrar su fe durante la Semana Santa.
'Les invitamos para que tengamos una Semana Santa, sobretodo, centrada en el corazón. Estamos viviendo momentos convulsos, donde hay intolerancia y donde vamos perdiendo la ilusión y esperanza porque nuestra sociedad sea mejor', dijo.
El religioso también convocó para que en esta Semana Mayor cada persona reflexione sobre la forma en que podría ayudar a la construcción de una mejor sociedad.
'Que este tiempo sea para hacer memoria de cómo somos seres humanos y que en cada uno de nosotros está la posibilidad de aportar a una humanidad mejor. Esa es la finalidad de la Semana Santa y no solamente quedarnos como espectadores frente a una vivencia piadosa, sino que nos comprometamos a aportar a una mejor sociedad', expresó el párroco.




















