Simón Bolívar es el barrio barranquillero que le abre las puertas de la ‘Arenosa’ a propios y visitantes con una inmensa bandera y con un monumento a la aviación. Sus 11.854 habitantes ‘sacan pecho’ por la historia y las glorias del deporte que ha parido, pero al mismo tiempo advierten que viven preocupados por la inseguridad.
Lo que antes era una pista de aterrizaje, la misma que convirtió a Barranquilla en pionera del transporte aéreo en diciembre de 1912, actualmente son dos kilómetros de parque lineal conformado por canchas de microfútbol, espacios de patinaje, juegos infantiles, ciclorruta y ventas estacionarias, todo cubierto por coposos árboles y rodeado de zonas comerciales y paraderos de buses interdepartamentales, sobre la calle 19, entre la carrera 1B y la rotonda que conecta con la calle 17 y la capital del Magdalena.
Félix de las Salas, un hombre de 66 años, rebolero de nacimiento y cuatro años mayor que el barrio con el nombre del ‘Libertador’, recuerda precisamente la fundación de este sector de la ciudad, que ahora limita con Las Nieves, Santa Elena, Las Ferias, Pasadena y La Chinita.
'Mi papá, los vecinos y yo, la mayoría de los que vivimos aquí somos de Rebolo, llegamos a Simón Bolívar a poblar el barrio, fuimos parte de los fundadores. Fue entregado por el general Gustavo Rojas Pinilla, con unas casas de madera, a través del Instituto de Crédito Territorial (ICT), las cuales costaban $20.000 y las personas pagaban mensualmente $25', recuerda este habitante de la carrera 7B con calle 19, quien se dedica a la restauración de cartones que luego son enviados a Santander.
Las casas de madera
Tal como lo rememoró Félix de las Salas, las casas de madera provenientes de Finlandia eran entregadas con refrigerador y estufas. Algunas han desaparecido, mientras que otras aún están en pie y hasta han sido mejoradas para conservar su material característico, principalmente en la fachada.
Este es el caso del inmueble que está ubicado en la carrera 5A con calle 27B, pintado con la viveza de los colores verde y salmón en su cubierta, pero contando con la preservación de la madera. Allí viven desde la abuela de la familia, propietaria y primera habitante de la vivienda, pasando por tres generaciones más, entre hijos, yernos, nueras y nietos.
Una de las hijas de la más veterana de la casa, Karen Molina, mientras se acomoda en una silla roja plástica en la terraza del hogar, recuerda que lo que ahora es un vecindario con casas enrejadas por aluminio, antes era un solar cubierto de monte.
'Por acá pasaban las primeras rutas de buses que acercaron a los pobladores del barrio con el resto de la ciudad. El frente de mi casa se había convertido en un paradero de buses, los pasajeros se sentaban en el bordillo a esperar la ruta hasta que el barrio creció', indica Molina, de 36 años, señalando la calle.
El fútbol rodea a Simón
No obstante, la aviación y las casas de madera no son los únicos aspectos que han representado la historia para el barrio y la ciudad. A través del fútbol también se ha hecho popular con Ariel Valenciano, padre, y sus hijos Ariel e Iván René.
Los tres delanteros figuraron con Junior, pero el ‘Bombardero’, quien ahora se dedica a ser comentarista deportivo, figuró con mayor trascendencia en la Selección Colombia hasta convertirse en el segundo goleador histórico del fútbol profesional colombiano con 225 goles.
Sus pininos con la pelota los dieron en una de las dos canchas de arena que hoy son visitadas por propios y visitantes para practicar con la ‘pecosa’. Ahí mismo donde hoy los niños y jóvenes son aprendices de los fundamentos del balompié así como valores éticos como el respeto y el compañerismo.
'La idea es llevar a los muchachos al fútbol y evitar que tomen malos pasos. Cuando empecé con este grupo, habían niños tercos, pero con el pasar del tiempo se convirtieron en disciplinados y respetuosos', afirma el exárbitro José González , quien anhela ver algún día a al menos uno de sus 20 chicos jugando en una Copa Mundo de la Fifa.
Uno de ellos, Jesús González, quien entrena dos veces a la semana en horas de la tarde para no perder clases, sostiene que en estos momentos su ejemplo a seguir es Dávinson Sánchez, por el papel que cumple en defensa, la posición que le corresponde a él también. 'Es uno de los mejores jugadores que tiene la Selección ahora, que espero que llegue lejos en el Mundial de Rusia. Acá he aprendido bastante y sueño con jugar un Mundial', señala el defensor central de 14 años.
Las Preocupaciones
La cancha pequeña donde hacen sus entrenamientos está ubicada en la calle 23 con carrera 5A, un sector rodeado por la Iglesia Santa Marta y un CAI, que no es suficiente para ahuyentar a los atracadores, según indican vecinos y comerciantes.
'Vivimos atemorizados constantemente. Apenas escuchamos una moto, pensamos que nos vienen a atracar', expresa Zunilda Delgado, quien pide mayor vigilancia para esa zona del barrio.
Según los vecinos del sector, principalmente sobre la calle 19, esa inseguridad frecuentemente es alimentada por el insuficiente servicio de alumbrado público en el parque lineal de dos kilómetros, que fue entregado hace dos años por la Alcaldía Distrital.
'Hay una serie de inconformidades que tiene la comunidad, pero la que más nos afecta es la oscuridad a lo largo del parque bulevar', indica Tomás Jácome, habitante y comerciante de Simón Bolívar.
Finalmente, la movilidad es otro de los aspectos que pide el vecindario que sea mejorado, sobre todo en la esquina de la calle 19 con carrera 1B, donde suelen hacer cruces los vehículos de gran tamaño, como las tractomulas. 'Ahí siempre se arma trancón en horas pico, a pesar de que ubicaron semáforos', señala Ana Maza.




















