La Biblio-TK de Puerto Mocho, primera al aire libre en el Caribe colombiano
El proyecto ha generado un impacto social otorgando un espacio para la convivencia y la sociabilidad En su creación participó el Semillero de Arquitectura ‘Acupuntura Urbana’, de Unicosta.
Construida al costado de la Ciénaga de Mallorquín, en Bocas de Ceniza, Barranquilla, la Biblio-TK de Puerto Mocho ha sido una de las grandes obras de espacio público y arquitectura social creada en los últimos tiempos en nuestro territorio”. Y pese a ser una obra casi desconocida, no reconocida y olvidada, es uno de los equipamientos más importantes construidos en esta ensenada del Caribe Colombiano.
Esta obra de arquitectura social y espacio público surgió de las dinámicas investigativas del Semillero de Arquitectura ‘Acupuntura Urbana’ de la Universidad de la Costa, el colectivo de arquitectos CITYZENS y la agencia de publicidad LikeBarranquilla y Tucán, tras la invitación de un lugareño de Puerto Mocho, que los motivó a aceptar el reto de construir un elemento que activara la economía local y trasformara el imaginario popular, de olvido y suciedad.
“Lo que nació como un proyecto comunitario experimental, logró impactar positivamente sobre el territorio y otorgó una nueva realidad a Puerto Mocho, pues la Biblio-TK se creó como un espacio abierto de arquitectura flexible y vernácula, erigido como primera pieza de la transformación del lugar, como epicentro de las acciones posteriores para la recuperación ambiental del litoral, la rehabilitación de espacios para las actividades económicas de la comunidad nativa, relacionadas con pesca, alimentación y esparcimiento, bajo los preceptos de la participación comunitaria”, explica Samuel Padilla Llano, decano del Departamento de Arquitectura y Diseño de la Universidad de la Costa, con doctorado en Espacio Público y Regeneración Urbana.
Espacio para la convivencia
Con su particular equipamiento, la Biblio-TK pública de Puerto Mocho se convirtió en la primera de este tipo en el Caribe Colombiano. La obra demuestra que cuatro troncos y listones de madera, una esterilla de caña, unos paletts reciclados, un par de hamacas, unos libros donados, pueden ser el motor de transformación social, y así mitigar el déficit de equipamientos culturales, espacios comunitarios, para la educación y el ocio comunitario en este entorno social y ambientalmente vulnerable.
La Biblio-TK cambió la vida de Bryana, una niña de seis años de edad y habitante de Puerto Mocho, quien junto a otros niños juegan entre maderos, residuos, arena y el mar, mientras sus padres se dedican al negocio de la pesca y al comercio turístico incipiente en la zona. Ella acompaña a su padre, un pescador que administra uno de los restaurantes populares de la zona, mientras disfruta de este nuevo lugar que le permite soñar y para volar hacia un “nuevo” mundo, gracias a los libros y al espacio que le inspira. “Esta es una de las razones que hacen de este un proyecto exitoso una de las mejores obras de espacio público y arquitectura social de la ciudad”, afirma Padilla.
Y es que el valor de la Biblio-TK radica en el impacto social que genera, pues reivindica la necesidad de tener espacios para la convivencia y la sociabilidad para el disfrute de locales y visitantes, bajo los preceptos que derivan de las cartas magnas del urbanismo, sobre los derechos y deberes direccionados al fortalecimiento de los valores de identidad y el sentido del lugar, en la vía de aportar a mayor justicia social y equidad urbana.
El espacio es además un escenario que propicia la cultura de la lectura e involucra a la comunidad en sus procesos de producción, función y usos.
Urbanismo Táctico
Puerto Mocho es una ensenada caracterizada por los altos índices de contaminación ambiental, y el deterioro del ecosistema natural es evidente por la alta presencia de desechos y residuos que descarga la ciudad en esta zona, especialmente de origen industrial debido a la cercanía con el río Magdalena. La población, una pequeña comunidad de pescadores, convive en medio de esta situación del territorio en la que desarrolla su actividad económica pesquera, al tiempo que lucha por mantener activo el incipiente turismo que logra instalarse en este lugar.
Para Samuel Padilla, quien además es máster en Diseño Urbano: Arte, Ciudad, Sociedad, de la Universidad de Barcelona, este tipo de intervenciones no buscan ser soluciones definitivas, sino evidenciar y dar respuesta a una problemática particular en el territorio, pero “de ninguna manera comportan soluciones definitivas, ya que son, per se estrategia o táctica en una especie de denuncia sobre el territorio y las cosas que pueden ocurrir en él para mejorar la calidad de vida urbana y dinamizar los procesos comunitarios”.
La creación de la Biblio-Tk dejó instaurada en el territorio la necesidad de construir espacios que proyecten e incentiven el desarrollo cultural, promuevan la formación y el aprendizaje no formalizado en pro del desarrollo social. El urbanismo táctico emerge como una especie de denuncia que plantea nuevos usos sociales al espacio urbano. Son instalaciones consideradas de bajo costo, y de rápida manufactura que se realizan para activas y movilizar la ciudadanía en el uso y la transformación de espacios específicos de las ciudades. Es una escenificación de lo que podría ser, un proyecto más definitivo de arquitectura social o espacio público.
“Estas intervenciones también sirven como pulso para evaluar procesos comunitarios y de participación ciudadana, medir los posibles impactos de una intervención urbana más formal y emprender dinámicas de apropiación con las problemáticas urbanas locales y la construcción colectiva de proyectos”, sostiene el arquitecto y coordinador del Semillero de Arquitectura ‘Acupuntura Urbana’, aclarando que el urbanismo táctico no debe sustituir al urbanismo “formal” o “tradicional” y que es vital que este tipo de intervenciones superen la dimensión de lo efímero.
Articulación con lo social
La Biblio-TK es un ejemplo de trasferencia de los procesos académicos de formación en Arquitectura y la articulación con procesos sociales y problemáticas reales. Los estudiantes del Semillero de Investigación de la Universidad de la Costa poseen una larga experiencia en proyectos de orden social, relacionados con el espacio público y el mobiliario urbano, así como en proyectos arquitectónicos que emergen desde una perspectiva de compromiso ciudadano.
Según indica el decano, se trata de convertir los procesos investigativos en acciones e intervenciones de impacto. Pasar del discurso a la acción, pues el discurso estructurado a veces dificulta la visión de los estudiantes sobre cómo llevar a cabo efectivamente su ejercicio profesional. “La interacción con las comunidades les permite entrar en contacto con la realidad y tener una retroalimentación directa de ellas, que son las protagonistas de los proyectos. Al ser partícipes de las tomas de decisiones comprenderán mejor los conceptos de justicia social y equidad urbana, necesarios para su ejercicio profesional”, puntualiza.
Ciénaga de Mallorquín
La Biblio-TK fue una excusa para poner en evidencia la oportunidad de desarrollo que tiene Puerto Mocho. Hoy la obra, tal y como fue creada, no existe, pues su construcción era efímera. Su importancia radica en haber sido la primera piedra de un desarrollo progresivo que empieza a ser evidente. Los restaurantes mejoran su servicio y en la planificación de la ciudad se consideran grandes proyectos como el propuesto por la actual administración distrital, de un parque ecoturístico para la recuperación ambiental de la Ciénaga de Mallorquín, zona que ha estado abandonada y degradada.
