Ismelda Esther Flórez no abrió su peluquería en Valledupar, se tomó el tiempo para estar temprano en la tumba de Diomedes Díaz y sumarse a los cientos fanáticos, que como ella, asistieron a la conmemoración del primer aniversario de la muerte de su ídolo musical.
Llevó al cementerio Jardines del Ecce-Homo un cartel con varios recortes de periódicos y fotografías del Cacique de la Junta, y como la multitud, cantó a todo pulmón los éxitos del artista. 'Esta ha sido una pérdida irreparable, a pesar que pasó un año, apenas comienzo a asimilar la muerte de Diomedes, aunque sigue vivo en nuestros corazones', dijo la mujer.
Los actos para recordar a Diomedes Díaz comenzaron a las nueve de la mañana de con una eucaristía en la Iglesia La Inmaculada Concepción, a un costado de la plaza Alfonso López, donde su hijo Rafael Santos ingresó con un cuadro en honor a su padre, lo colocó frente al altar, se arrodilló y pidió por su descanso eterno. En la misa estuvieron algunos de sus hermanos, familiares y amigos.

Después de la celebración religiosa, la peregrinación se hizo hacia el camposanto. Allí ya estaban los fanáticos del cantautor guajiro. La tumba fue rodeada por vallas de la Policía y contó con un grueso número de agentes para mantener el orden.
Entre lágrimas y canciones
Rafael Santos, su madre Patricia Acosta, su hermano Elder Dayan, su tío Elbert Díaz, amigos y allegados estuvieron en el lugar, colocaron una ofrenda floral y lloraron frente a la foto del Cacique. Allí recibieron el respaldo de los seguidores de Diomedes, que desde las barreras cantaron primero a capela con Rafael Santos temas como 'Mi Biografía', 'Mi primera cana', 'Para mí Fanaticada' y otros éxitos.
Después con las notas del Mariachis Garibaldi interpretaron 'Bonita', 'El Rey', 'La Vida', 'El cóndor herido' y 'Amigo'. El fuerte coro de los fanáticos con las voces de Rafael Santos y Elder Dayan se confundía con los equipos de sonido de los vehículos que repetían a todo volumen las canciones de Diomedes.