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La Novena de Aguinaldos inicia el 16 de diciembre y se extiende durante nueve jornadas consecutivas y es una de las tradiciones más bonitas en Colombia durante diciembre.

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Y es porque reúne a personas de distintas generaciones con un mismo propósito que es prepararse espiritualmente para la llegada del Niño Dios.

Dentro del calendario de la novena, el 20 de diciembre corresponde al quinto día. En esta fecha, las oraciones y reflexiones giran en torno a valores como la sencillez y la humildad asociadas al nacimiento de Cristo. La meditación se centra especialmente en la experiencia íntima de María durante su embarazo, resaltando su expectativa espiritual y su deseo de conocer al hijo que estaba por nacer.

Shutterstock/ShutterstockLa Novena de Aguinaldos inicia el 16 de diciembre y se extiende durante nueve jornadas consecutivas y es una de las tradiciones más bonitas en Colombia durante diciembre.

Día quinto de la Novena

Oración a la Santísima Virgen María

Soberana María, que por vuestras grandes virtudes y especialmente por vuestra humildad, merecisteis que todo un Dios os escogiese por madre suya, os suplico que vos misma preparéis y dispongáis mi alma y la de todos los que en este tiempo hiciesen esta novena, para el nacimiento espiritual de vuestro adorado hijo. ¡Oh, dulcísima madre!, comunicadme algo del profundo recogimiento y divina ternura con que lo aguardasteis vos, para que nos hagáis menos indignos de verle, amarle y adorarle por toda la eternidad. Amén. (Se rezan 3 Avemaría).

Oración a San José

¡Oh, santísimo José, esposo de María y padre adoptivo de Jesús! Infinitas gracias doy a Dios porque os escogió para tan soberanos misterios y os adornó con todos los dones proporcionados a tan excelente grandeza. Os ruego, por el amor que tuvisteis al Divino Niño, me abracéis en fervorosos deseos de verle y recibirle sacramentalmente, mientras en su divina esencia le veo y le gozo en el cielo. Amén. (Se reza un Padrenuestro, un Avemaría y un Gloria al padre).

Gozos

Oh, sapiencia suma del Dios soberano que a nivel de un niño te hayas rebajado.

Oh, Divino Infante, ven para enseñarnos la prudencia que hace verdaderos sabios.

Ven, ven, ven, ven a nuestras almas, Jesús ven, ven, ven, ven, ven a nuestras almas, Jesús ven, ven, ven, ven, ven a nuestras almas Jesús ven, ven a nuestras almas. No tardes tanto, no tardes tanto, Jesús ven, ven.

Niño del pesebre nuestro Dios y Hermano, tú sabes y entiendes del dolor humano;

que cuando suframos dolores y angustias siempre recordemos que nos has salvado.

Ven, ven, ven, ven a nuestras almas, Jesús ven, ven, ven, ven, ven a nuestras almas, Jesús ven, ven, ven, ven, ven a nuestras almas Jesús ven, ven a nuestras almas. No tardes tanto, no tardes tanto, Jesús ven, ven.

Oh lumbre de oriente sol de eternos rayos que entre las tinieblas tu esplendor veamos,

Niño tan precioso, dicha del cristiano, luzca la sonrisa de tus dulces labios.

Ven, ven, ven, ven a nuestras almas, Jesús ven, ven, ven, ven, ven a nuestras almas, Jesús ven, ven, ven, ven, ven a nuestras almas Jesús ven, ven a nuestras almas. No tardes tanto, no tardes tanto, Jesús ven, ven.

Rey de las naciones, Emmanuel preclaro de Israel anhelo pastor del rebaño.

Niño que apacientas con suave cayado, ya la oveja arisca ya el cordero manso.

Ven, ven, ven, ven a nuestras almas, Jesús ven, ven, ven, ven, ven a nuestras almas, Jesús ven, ven, ven, ven, ven a nuestras almas Jesús ven, ven a nuestras almas. No tardes tanto, no tardes tanto, Jesús ven, ven.

Ábrase los cielos y llueva de lo alto bienhechor rocío, como riego santo.

Ven hermoso niño, ven Dios humanado, luce hermosa estrella, brota flor del campo.

Ven, ven, ven, ven a nuestras almas, Jesús ven, ven, ven, ven, ven a nuestras almas, Jesús ven, ven, ven, ven, ven a nuestras almas Jesús ven, ven a nuestras almas. No tardes tanto, no tardes tanto, Jesús ven, ven.

Tú te hiciste Niño en una familia llena de ternura y calor humano.

Vivan los hogares aquí congregados, el gran compromiso del amor cristiano.

Ven, ven, ven, ven a nuestras almas, Jesús ven, ven, ven, ven, ven a nuestras almas, Jesús ven, ven, ven, ven, ven a nuestras almas Jesús ven, ven a nuestras almas. No tardes tanto, no tardes tanto, Jesús ven, ven.

Del débil auxilio, del doliente amparo, consuelo del triste, luz de desterrado.

Vida de mi vida, mi sueño adorado, mi constante amigo, mi divino hermano.

Ven, ven, ven, ven a nuestras almas, Jesús ven, ven, ven, ven, ven a nuestras almas, Jesús ven, ven, ven, ven, ven a nuestras almas Jesús ven, ven a nuestras almas. No tardes tanto, no tardes tanto, Jesús ven, ven.

Ven ante mis ojos de ti enamorados, bese ya tus plantas bese ya tus manos.

Prosternado en tierra, te tiendo los brazos y aún más que mis frases te dice mi llanto.

Ven, ven, ven, ven a nuestras almas, Jesús ven, ven, ven, ven, ven a nuestras almas, Jesús ven, ven, ven, ven, ven a nuestras almas Jesús ven, ven a nuestras almas. No tardes tanto, no tardes tanto, Jesús ven, ven.

Haz de nuestra patria una gran familia; siembra en nuestro suelo tu amor y tu paz.

Danos fe en la vida, danos esperanza y un sincero amor que nos una más.

Ven, ven, ven, ven a nuestras almas, Jesús ven, ven, ven, ven, ven a nuestras almas, Jesús ven, ven, ven, ven, ven a nuestras almas Jesús ven, ven a nuestras almas. No tardes tanto, no tardes tanto, Jesús ven, ven.

Ven Salvador nuestro por quien suspiramos, ven a nuestras almas, ven no tardes tanto.

Oración al Niño Jesús

Acordaos, ¡oh, dulcísimo Niño Jesús!, que dijisteis a la venerable Margarita del santísimo Sacramento, y en persona suya a todos vuestros devotos, estas palabras tan consoladoras para nuestra pobre humanidad agobiada y doliente: “Todo lo que quieras pedir, pídelo por los méritos de mi infancia y nada te será negado”. Llenos de confianza en vos, ¡oh, Jesús!, que sois la misma verdad, venimos a exponeros toda nuestra miseria.

Ayúdanos a llevar una vida santa, para conseguir una eternidad bienaventurada. Concédenos por los méritos infinitos de vuestra infancia, la gracia de la cual necesitamos tanto. Nos entregamos a vos, ¡oh Niño omnipotente!, seguros de que no quedará frustrada nuestra esperanza y de que, en virtud de vuestra divina promesa, acogeréis y despacharéis favorablemente nuestra súplica. Amén. (Se reza todos los días).

Villancicos