Sí que es cierto que las formas de vivir en pareja están cambiando y, con ellas, los modelos de relación.
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Uno de los temas que más atención ha despertado en los últimos años es el LAT (Living Apart Together, o “vivir separados pero juntos”), una modalidad que plantea que el amor no siempre requiere compartir techo.
Esta manera de “amar” está muy lejos de la idea convencional de que el matrimonio o la vida en pareja significan habitar la misma casa, pues las relaciones LAT demuestran que es posible mantener un compromiso sin convivir a diario.

Es decir, la pareja puede residir en barrios distintos, ciudades o incluso en países diferentes, sin que eso implique el fin del vínculo.
Aunque no existen estadísticas oficiales globales, estudios europeos sugieren que entre un 10% y un 15% de los adultos mantienen este tipo de relación. En Estados Unidos, la cifra asciende a 3,8 millones de personas, lo que representa cerca del 3% de los matrimonios.
Los profesionales indican que los motivos que llevan a elegir este modelo de relación va desde necesidades económicas y obligaciones familiares, hasta razones laborales.
“Permite a cada miembro gestionar su propio entorno vital mientras disfruta de la intimidad emocional y física de una relación comprometida”, explicó la terapeuta de parejas Becca Reed al portal VeryWell Mind.
En Europa, Reino Unido y Australia, los estudios indican que las LAT son más comunes entre personas mayores de 60 años, muchas de ellas con antecedentes de divorcio, que encuentran en este modelo una opción más práctica y menos conflictiva.
¿Cuáles son los beneficios de las relaciones LAT?
Entre los beneficios también figura la reducción de la rutina y de las peleas diarias. Sin embargo, la comunicación sigue siendo el mayor reto porque tiene que acordar la frecuencia de los encuentros y decidir cómo compartir momentos cotidianos para que la relación prospere.