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¿Cerrar La Cueva?, ¿Apagar la cuna de tertulias inmortales, el refugio de Gabo, Obregón, Cepeda y Fuenmayor? Esa fue la pregunta que comenzó a rodar entre barranquilleros nostálgicos, amantes del arte y turistas curiosos que han cruzado sus puertas durante décadas. La inquietud nació cuando se anunció que el icónico bar-restaurante dejaría de operar como tal. Pero la respuesta es que no se cierra, se transforma.

La decisión de esta transición no es un adiós, sino una evolución que se necesitaba. Así lo explicó Hernán Maestre, presidente del Consejo Directivo de la Fundación La Cueva en diálogo con EL HERALDO.

La ciudad cambió y La Cueva también. Según Maestre, hay un contexto urbano que no se puede ignorar. Barranquilla se ha movido hacia el norte, y eso ha afectado la dinámica de espacios como La Cueva, ubicada en la localidad Norte-Centro Histórico.

“Una de nuestras actividades era la parte de alimentos y bebidas. Pero al crecer la ciudad hacia el norte, tenemos ahora una competencia mucho más fuerte en ese aspecto. Es más difícil llevar a la gente hasta acá para un almuerzo o una noche de copas, cuando allá están surgiendo tantas alternativas”.

Frente a eso, la decisión fue reforzar lo que hace único a este espacio, el mismo que desde 1954 ha sido punto de encuentro de mentes brillantes como Gabriel García Márquez, Álvaro Cepeda Samudio, Alejandro Obregón y Alfonso Fuenmayor.

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“Nosotros tenemos a La Cueva como entidad cultural, y también como espacio físico que podría considerarse un museo. Por eso, vamos a dejar de operar como restaurante permanente y concentrarnos en una programación cultural más agresiva, más intensa”.

Un café “tertuliadero”

La nueva etapa no eliminará la comida, pero la integrará al hecho cultural. “Lo que vamos a hacer es ligar la comida a eventos puntuales. Si hacemos un evento musical, o una lectura, o una exposición, ese día puede haber almuerzo o cena. Incluso vamos a permitir que otros cocineros o marcas entren con servicios de catering. Antes eso no se podía, ahora sí”.

También se contempla convertir el sitio en un café tertuliadero, donde la conversación y la creación sean el centro de la experiencia.

“Queremos que La Cueva sea ese lugar donde los artistas, escritores, cineastas, músicos y pensadores vengan a reunirse, a proponer, a compartir. Sin las limitaciones de estar operando un restaurante todos los días”.

JEISS0N GUTIERREZ EL HERALDOHernán Maestre, presidente del Consejo Directivo de La Cueva.

Ya no hay almuerzo del menú tradicional, pero sí una ruta patrimonial disponible y viva para turistas, estudiantes y curiosos, ya que, La Cueva debe seguir siendo punto de referencia para quienes llegan a Barranquilla buscando entender parte de su cultura.

“Tuvimos personajes casi mitológicos, que siguen vivos en la memoria de todos los que entran a la Cueva. Ellos deben ser impulso para las nuevas generaciones. Si ellos fueron referentes mundiales, nosotros también podemos serlo”.

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Desde ya, la Fundación ha empezado a incrementar el número de lanzamientos de libros, conversatorios, presentaciones musicales y eventos con invitados nacionales e internacionales. La idea es que La Cueva funcione como un verdadero laboratorio cultural.

“Antes nos tocaba decirle a alguien que viniera a almorzar que no podía quedarse a un evento, porque todo giraba en torno al servicio. Ahora, al poner lo cultural como prioridad, tendremos más libertad y más potencia para hacer lo que realmente nos corresponde como fundación”.

El desafío

Pero mantener viva esta llama no es fácil. La Cueva, como tantas otras iniciativas culturales en la ciudad, además de pasión, necesita respaldo. “Todas las actividades culturales necesitan del apoyo del sector privado. Siempre que ha habido un festival, como el Barranquijazz, ha sido por el esfuerzo de personas como Samuel Minski”.

El llamado de Maestre es a que las empresas y empresarios barranquilleros se comprometan más con la cultura, y la vean como lo que es: una inversión en identidad, turismo y humanidad. “El Museo de Arte Moderno de Nueva York es apoyado por la familia Guggenheim, el Whitney por la familia Whitney. Así funciona en el mundo entero. Aquí necesitamos lo mismo”.

La Cueva también se prepara para una edición histórica del Carnaval Internacional de las Artes en 2026, que será la número 20 y el objetivo es que esta nueva versión marque un hito. “Cuando uno cumple 20 años, hay un compromiso con la ciudad. Por eso vamos a seleccionar con tiempo un grupo de invitados internacionales que realmente aporten algo especial. Que vengan a decir lo que es Barranquilla hoy, y lo que está viviendo como un resurgir cultural”.

Frente a esta transformación actual, hay confianza y visión de futuro. “Tenemos mucha actividad en el primer semestre, pero quizá tengamos una fuerte en el segundo semestre del año. Y de pronto hasta más sorpresas, así que lo que viene es bueno”.

La cultura está lejos de detenerse en este espacio

En el marco de este proceso, temporalmente el servicio al público funcionará exclusivamente con reservas previas y estará enfocado en experiencias especiales, grupales y particulares de acuerdo a las necesidades de los interesados.

Está disponible para realizar fiestas temáticas, eventos privados, almuerzos o cenas grupales, lanzamientos literarios, exposiciones artísticas, conciertos y presentaciones musicales.

Para los amantes de la cultura estarán disponibles servicios como Recorridos grupales guiados - Museo: Contando con el universo del Grupo de Barranquilla tal como lo diseñó Heriberto Fiorillo para la apertura de este emblemático lugar en 2004. Este sábado habrá ‘Noche de piano’ con Renato Pernett a las 7 p.m. Reserve al 3165281603.