París, la ciudad de la luz y la moda, se convirtió una vez más en el epicentro del estilo global al llevar a cabo una nueva Semana de la Moda.
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Durante varios días, las pasarelas parisinas fueron el escenario donde las grandes firmas y los diseñadores más influyentes desplegaron sus propuestas innovadoras.
Allí, los creadores de moda mostraron sus últimas creaciones, estableciendo el tono y la dirección que marcarán las tendencias en el vestuario del futuro.
Para Rafael Gamarra, estilista de moda, este año, la innovación fue la protagonista indiscutible.
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“Desde el uso de materiales sostenibles hasta técnicas de producción revolucionarias, los diseñadores se han comprometido más que nunca con la responsabilidad ambiental. La fusión de la alta tecnología y la artesanía tradicional dio lugar a piezas únicas que no solo impresionaron por su estética, sino también por su impacto positivo en el medioambiente”.
Gamarra también resaltó que la diversidad ocupó un lugar central en los desfiles. Modelos de todos los orígenes y cuerpos desfilaron por las pasarelas, reflejando una industria más inclusiva y representativa.
“Esto no solo fue una declaración de moda, sino un mensaje poderoso sobre la importancia de la equidad y la celebración de la singularidad”.
Además, las colaboraciones entre diseñadores, artistas y tecnólogos fueron otro punto culminante de la semana. “Estas asociaciones no solo ampliaron los límites creativos, sino que también generaron conversaciones sobre la convergencia entre moda, arte y tecnología en la era moderna”.
Prendas oversize
Las siluetas amplias siguen reinando por este tiempo, a tal punto que se consolidó la preferencia por las prendas oversize. Chaquetas, pantalones y camisas de corte amplio dominaron las pasarelas, promoviendo una estética cómoda y relajada.
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“Con respecto a los colores primaron lo neutros y terrosos, especialmente los grises, beiges y marrones, fueron recurrentes”, detalló a EL HERALDO el diseñador y empresario Jon Sonen, quien agregó que: “Se observó un resurgimiento de los accesorios llamativos, desde bolsos grandes hasta joyería masculina, que buscan añadir un toque personal y distintivo al atuendo”.
Tiempo de ‘shorts’
Los shorts regresan con fuerza, no solo por su frescura sino también por su estilo. Confeccionados en tejidos ligeros, estos pantalones cortos se presentan como una opción ideal para las temperaturas cálidas.
Kim Jones, para Dior, ha incluido una amplia gama de tonos, destacando colores neutros como grises y tierras. Para los más atrevidos, Walter Van Beirendonck propone modelos a cuadros, añadiendo un toque juvenil y audaz que rompe con las expectativas tradicionales.
El traje se impone
El traje ha reafirmado su lugar como un pilar fundamental en el guardarropa masculino. En esta temporada, los trajes van desde los rectos hasta los cruzados, ofreciendo versatilidad para ser llevados con o sin corbata, adaptándose a distintas ocasiones y estilos.
Berluti, una casa fundada en 1895, presentó trajes confeccionados en lana de altísima calidad, manteniendo su compromiso con la elegancia y el buen gusto.
Officine Générale, desde el bohemio barrio parisino de Saint-Germain, apuesta por modelos envolventes y tejidos cómodos, desafiando la rigidez de los trajes clásicos y proponiendo una versión más relajada y contemporánea de esta prenda esencial.
Bolsos por doquier
Los bolsos han dejado de ser una mera tendencia para convertirse en imprescindibles en la moda masculina.
En una variedad de tamaños, desde grandes hasta pequeños, y materiales que van del cuero al avestruz, metal y tejido, los diseñadores han continuado innovando en este accesorio fundamental.
Louis Vuitton ha reinterpretado modelos icónicos como el Speedy, proponiéndolo en colores inesperados como el rosa.
Loewe sigue destacando con su Puzzle, mientras que Hermès se mantiene fiel a su Haut à Courroies, una inspiración parcial para el famoso Birkin. Estos bolsos no solo complementan el atuendo, sino que también representan un statement de estilo y sofisticación.
