El Carnaval Internacional de las Artes, se tomó la mañana de este viernes, el restaurante bar ‘La Cueva’, ubicado en el norte de la ciudad de Barranquilla, lugar reconocido por las famosas reuniones del Grupo de Barranquilla, conformado por distintos escritores y pintores emblemáticos de la cultura literaria y artística del Caribe como: Gabriel García Márquez, Álvaro Cepeda, Germán Vargas, entre otros.
El evento cultural que dio inicio a las 11:30 de la mañana, tuvo un ambiente único lleno de literatura y recuerdos en su segundo día de celebración en su décimooctava edición, en la que el escritor Gustavo Tatis y Álvaro Suescún, dialogaron sobre el libro ‘Obregón: ‘Delirio de luz y sobra’.
Las primeras palabras fueron expresadas por Suescún, quien dijo que no se podía comenzar el conversatorio, sin antes agradecer al fundador de ‘La Cueva’, Heriberto Fiorillo, quien convirtió el espacio, en la reliquia cultural que es hoy en día.
'Este es un escenario engalanado con Obregón, pues estamos celebrando un aniversario más de su desaparición, considero a penas elemental y obligatorio, recordar a Heriberto Fiorillo, fundador de la cueva que creó este espacio cultural'.
Luego, el autor del libro que cuenta la vida del artista catalán Alejandro Obregón, narró parte del primer capítulo del escrito. Este, también cuenta en qué momento de su vida comenzó a relacionarse con el pintor.
'Mi vecino Obregón, de pronto pensó en aquel entonces que yo era un liso, imagínense que en mi inocencia de joven, quise hacer un cuadro para la llegada de mi primer hijo, entonces le envié una carta al maestro Obregón para que me diera un color, la carta estuvo en sus manos, pero nunca tuve respuesta de él, sin embargo; en otra ocasión tuvimos la oportunidad de hablar y me dijo: tú eres el del color, nos echamos a reír y a partir de ahí comenzó la travesía de la escritura de este libro', contó.
De camionero a artista
Gustavo habló de cómo Obregón comenzó a estudiar pintura en Nueva York, pues su padre, quería que se ocupara de la administración de la algodonera familiar, pero el artista en aquel momento, quiso dedicarse a ser camionero.
'Cuando Obregón tenía 18 años, su padre ya le tenía listo el puesto que ocuparía en la empresa familiar con oficina abordo, pero para empezar, a él le daba alergia el algodón y no era algo a lo que él quería dedicarse. Entonces vio un cartel local que decía que necesitaban a un camionero en el Catatumbo, se presentó y logró tener el puesto, se podrán imaginar la tragedia que fue para su padre el hecho de que su hijo fuera un camionero y no se dedicara a la empresa familiar, eso lo relato en el libro con la tensión y la incomodidad de la escena'
Obregón logró estudiar en la icónica ciudad de Nueva York, gracias a una persona pudiente que le dio la oportunidad de inscribirse en una escuela muy reconocida de la ciudad, pero no fue lo que esperaba.
'Lo pusieron a pintar una obrar emblemática de la ciudad, y Obregón no lo hizo bien, ya que él era pintor y no dibujante, el artista que lo evaluó, le dijo al señor que lo llevó, que él no servía para ser pintor. Entonces, terminó estudiando en una escuela de pintura infantil, y luego el señor que dijo que él no servía para la pintura, termina pidiéndole a Obregón que hiciera una exposición de arte con él', dijo Gustavo.
Obregón y sus mujeres
Las mujeres en la vida de Obregón, igualmente fueron un punto a tocar en este conversatorio, los escritores expresaron que el pintor también se inspiraba en ellas.
'Alejandro era un hombre que no le gustaba pelear con las mujeres. En sus obras, fueron pintadas todas las féminas que pasaron por su vida, pues él era lo que pintaba, todo lo que vivía era de gran inspiración e incluso las historias y vivencia de los demás también lo eran', dijo Álvaro Suescún.
El evento finalizó con un recordatorio de Gustavo, referente a la casa donde vivía Obregón, cómo era y en qué estado se encontraba en ese momento en el que él se inspiró para hacer una descripción más precisa de la vivienda en su libro.
'Antes de finalizar mi libro, yo tenía que ir a la casa y recorrer el espacio, para poder hacer una detallada descripción del escenario. Eso ocurrió en el 2019 en el mes de junio, le pedí a Rodrigo Obregón que nos permitiera entrar a la casa, tengo fotos de ese encuentro y por la antigüedad, pude observar que la casa está invadida de isópteros, lo que conocemos nosotros como comején. Cuando Alejandro compró esa casa, le dijo a quien se la estaba vendiendo, que la compraba con todo y sus fantasmas, porque decían que en esa casa habitaban tres fantasmas', dijo.
El cierre fue con las palabras de Álvaro Suescún. 'Este ha sido un tiempo bastante corto, pero hemos tratado de dar los mejores detalles de un artista significativo del Caribe colombiano, que aunque nació en Barcelona, lo sentimos muy nuestro por las obras que nos dejó, gracias.




















