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El barranquillero sí nace donde quiere. Lejos de imaginar que únicamente son llamados así los que abrieron sus ojos por primera vez en ‘La Puerta de Oro’, un niño de tan solo 7 años se convirtió en el fiel reflejo de una frase que ha acogido en esta tierra a todo aquel capaz de llevar a Curramba en su sangre.

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Mathias Espitia ha sido uno de los nombres más virales por estos días en redes sociales. Y es que este niño de origen bumangués, cautivó a los barranquilleros con su asombroso talento para bailar con las Marimondas de Barrio Abajo durante la Guacherna que se realizó el pasado viernes 2 de febrero.

Desde entonces, los elogios no han parado. A su corta edad, se ha convertido en la sensación previo al Carnaval 2024 que ya mañana arranca en todo su esplendor.

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La prensa local y nacional lo ha solicitado de forma masiva y su agenda ha sido atípica. Cámaras de televisión lo han capturado para continuar causando asombro en los espectadores que anhelan seguir viéndolo en los eventos que se avecinan.

Un amor muy temprano

No nació en esta tierra de alegría y color, pero desde que llegó, ha adoptado el Carnaval como si fuera parte de su ADN.

Ahí estaba brincando en la icónica Casa del Carnaval que desde ahora es su nuevo hogar. Eran las 3:30 p.m. y ya estaba exhausto de una jornada extensa de baile.

Su abuela le brinda un dulce, que con su sabor reconfortante, se convertía en el bálsamo perfecto para recargar las energías agotadas por el calor y la intensidad de un día lleno de entrevistas. Pero en medio del jolgorio le decía al oído que continuaba su recorrido por los medios con la única condición de que lo transportaran al entrenamiento de fútbol que tenía para ese día.

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Al convencerlo de que así sería, Mathias le siguió posando al lente de EL HERALDO mientras su madre Camila Espitia lo miraba con orgullo y recordaba de qué manera, su hijo inició en este universo canarvalero.

'Desde los 4 años ingresó a las Marimondas de Barrio Abajo. Fue porque una amiga nos dijo que tenía la oportunidad de ingresar a ver si a Mathias le gustaba y nosotros hicimos el intento, lo llevamos y en el momento en que fuimos por primera vez Mathias parecía barranquillero, no dejaba de bailar. Cada año que empieza la temporada de Carnaval él me dice mamá, ¿cuándo empiezan los ensayos? Mamá, llévame al ensayo'.

No deja de reír, bailar y saltar. Dice que ama el Carnaval y que desea seguir apareciendo en los desfiles. Con pocas palabras, pero muchas ganas, Matías ya se ganó el corazón de La Arenosa.

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'Me gusta mucho el Carnaval y amo a las marimondas, me parecen muy alegres. Quiero que la gente me siga viendo'.

Su energía inagotable y su capacidad para contagiar con su pasión a todos los que lo rodean es indescriptible. Ya sea bailando con los vecinos en la calle de su barrio o participando en actividades escolares relacionadas con el Carnaval, Mathias irradia una alegría que es imposible de ignorar.

Una viralización inesperada

Hace seis años, Mathias vive en Soledad 2000. Allí cerca recibe clases en el Colegio Metropolitano de Soledad 2000. Allí ha encontrado en la marimonda su disfraz predilecto, desafiando las expectativas y abrazando la esencia misma de la irreverencia y el ingenio que caracteriza a esta emblemática figura carnavalera.

'Hasta ha faltado a clases. Estuvo exonerado un día por su excelente desmpeño académico. Él es muy inteligente y estamos muy felices por lo que está ocurriendo. Los comentarios de la gente son muy bonitos', dijo su abuela, Laura Delgado.

Su energía contagiosa y su pasión por la fiesta cultural más grande del país lo convierten en un referente para las nuevas generaciones, demostrando que la verdadera grandeza no se mide por las apariencias, sino por el impacto que se tiene en la comunidad.

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'Es un niño santandereano, pero realmente ha demostrado que ama Barranquilla, desde muy bebé, desde los seis meses llegó a esta ciudad tan hermosa que nos ha acogido súper bien', dijo su progenitora.

En efecto, su tarjeta de identidad indica que nació en Bucaramanga, Santander, pero su corazón pertence aquí. 'Yo soy barranquillero', dijo Mathias mientras sigue dando brincos.

Aunque algunos puedan considerar este disfraz como vulgar o irreverente, lo cierto es que para sus integrantes representa la libertad de expresión y la capacidad de desafiar las normas establecidas con humor y picardía.

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Es un símbolo de la autenticidad y la creatividad que define al Carnaval de Barranquilla.

Su familia espera que pueda inspirar a otros niños a seguir su ejemplo y abrazar la diversidad y la creatividad que hacen del Carnaval una celebración única en el mundo. 'Quiero seguir desfilando con mi marimonda y alegrar a todo el que me vea'.