En menos de 15 días Santa Marta, Cartagena y Chinú (Córdoba) saltaron a la palestra nacional por hechos marcados por sangre, machete y desconsideración. Dos fueron mortales, uno indignante. Pero –al fin y al cabo– los tres fueron igual de repudiables. ¿Las víctimas? Un perro de raza labrador, uno criollo y un caballo cochero.
El primero, un can de ocho años de edad, fue sacado de su hogar en una finca de Córdoba, bajo engaños, por un capataz del mismo sector y luego fue blanco de varios machetazos en todo su cuerpo. Para colmo de males, fue sepultado cuando aún agonizaba por las heridas causadas. Según sus dueños, el animal era juguetón y amigable con los humanos. Nunca había ocasionado algún malestar por un comportamiento errático.
La muerte de Pumba, como era conocido, generó un gran dolor en sus dueños, que claman justicia ante estos hechos que, por lo general, quedan impunes.
'Es un vacío doloroso, en especial en las horas de la mañana y por la tarde, cuando solíamos salir a caminar. Son momentos que ahora dedicamos a llorar', manifestó su propietaria, que por seguridad no quiso revelar su nombre.
Días antes, en un video aficionado quedó registrada una repudiable escena de maltrato animal. Una horda de vecinos de la Manzana 6 de Ciudad Equidad, barrio de Santa Marta, amarró a un perro, lo maltrataron y, por poco, lo matan a machetazos.