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La violencia en Colombia ha seguido su curso, manteniendo por 23 años una posición relevante, con una de las mayores tasas de homicidios en Latinoamérica y el Caribe. Según un informe de la Fundación Ideas para la Paz (FIP), entre el 70% y 80% de estos asesinatos se ha realizado empleando armas de fuego.

Por cada 100 mil habitantes en el país, 18 homicidios se realizaron con armas de fuego en 2019, según detalla el informe ‘Colombia: un gran mercado de armas sin incentivos para reducirlo’. La cifra supera a países como Estados Unidos (con una tasa de 4,5) y México (con 16,5).

Pero el homicidio no es el único delito, la gama de crímenes que se cometieron entre el 1 de enero y 31 de diciembre de 2019 abarcan 80.099 casos en los que las armas fueron utilizadas de manera ilegal. (Ver tabla)

No siempre la muerte es la única utilidad de estas. Por ello, según detalla la FIP, las armas no letales (las de aire y fogueo) son las que más se importan en el país. ¿Quién las compra?, ¿para qué? y ¿cómo entran al país?

Armas no letales

En el informe se indica que desde 2014 Colombia importa menos número de armas de fuego. 'Del total, menos del 4% corresponde a armas de guerra', precisó Manuela Suárez, investigadora del área de seguridad y política criminal de la FIP.

Suárez anotó que Colombia se ha convertido en un país exportador de armas de guerra. No obstante, resaltó el incremento de importaciones de armas de aire y de fuego que viene ascendiendo desde 2014.

Sobre este tipo de armas, la investigadora de la FIP explicó que estas se parecen mucho, visualmente, a las armas de fuego convencionales y que la tipicidad de delitos para las cuales son más usadas son hurtos y amenazas.

'También podrían estar siendo utilizadas para la fabricación de armas hechizas, que se construyen de manera casera con partes de otras armas. Las armas de aire y fogueo no tienen ninguna regulación en el país, son legales, pero el incremento del 100% de importación de estas ha levantado una bandera roja, una alerta, para revisar por qué ha crecido la demanda de estas armas, quiénes las están comprando y por dónde están entrando', refirió Suárez.

Agregó que otra de las posibilidades es que las armas de aire y de fogueo se estén utilizando como fachada para el contrabando técnico. 'Es posible que al llegar a los puertos se declara algo distinto a lo que viene o no se declara otro tipo de armas que pueden venir mezcladas', indicó.

La investigadora de la FIP reiteró que vale la pena preguntarse quién compra tantas armas de aire y fogueo, ya que el país importa un 70% de estas. Añadió que a nivel nacional el único instrumento que se refiere a ellas es el Código de Policía.

'Dice que no se pueden usar en sitios de aglomeración pública, pero en menos del 2% de los casos estas armas son incautadas en tales sitios. Si no se usan para el espacio público, para qué utilizan más de 61 mil armas de fogueo y de quién es ese mercado tan grande son preguntas que las autoridades deberían hacerse', enfatizó.

Rutas en el Caribe

En promedio, el 80% de las armas de fogueo ingresan al país a través del transporte aéreo, siendo el Aeropuerto El Dorado la ruta con mayor reincidencia.

El 20% restante entra al país a través del transporte marítimo, siendo los puertos de Barranquilla y Cartagena las rutas claves para el ingreso de este tipo de armas a Colombia.

En los últimos 6 años, el Caribe ha sido el canal de acceso para la entrada del 100% de las armas de aire y fogueo.

Desde 2014 hasta 2018 han ingresado, a través del Puerto de Barranquilla, 4.469 armas de fogueo. En tanto, a través de Cartagena, han ingresado un total de 30.500 armas de fogueo en el mismo periodo de tiempo.

En 2014, por Cartagena entraron el 80% de las armas de fogueo y, por Barranquilla, el 20%. Mientras que en la Ciudad Amurallada, en 2015, no hubo ni un solo ingreso de este tipo de armas, el 100% entró por La Arenosa.

Además, según datos de la plataforma Legiscomex recopilados por la FIP, hubo un incremento de más de 500 armas de fogueo en Barranquilla de 2015 (1.403) a 2016 (1.921). Esta tendencia de ascenso de un año a otro también se reflejó en Cartagena, en donde de 4.709 unidades, en 2016, se pasó a 6.120, en 2017. Y después, en 2018, se presentó un aumento de 2.520 armas de fogueo de más (8.640 en total). En 2019, el total fue de 10.700.

En el caso de las armas de aire, que según explicó Suárez son las que se cargan con balines y suelen comercializarse en la calle, el 34% del total que ingresa en el país son importadas por la Policía Nacional.

Según la FIP, en promedio, el 54% han ingresado por puertos marítimos. Aunque también han ingresado por Buenaventura, el Caribe sigue siendo la ruta más utilizada. En 2014 y 2015, el 95% de las armas de aire ingresaron por los puertos de Barranquilla y Cartagena. En 2016, el 99%; en 2017, el 98%; en 2018, el 88%, y en 2019, el 98% de este tipo de armas entraron al país por las dos ciudades caribeñas mencionadas.

Incautación

Pese a que el número de homicidios con armas de fuego por cada 100 mil habitantes ha venido aumentando, la incautación ha disminuido. (Ver gráfico)

La FIP precisó que del total de armas incautadas en el país, el 24% tenían permiso de tenencia o de porte de armas. 'Se incautan en el momento de cometer el delito, no hay una estrategia para la prevención', anotó la investigadora en seguridad y política criminal.

Según datos de la Regional Ocho de la Policía, en el Atlántico se han incautado (durante 2019) 26 armas con permiso y 141 sin este. Y, en lo que va del 2020, de las incautadas 18 tenían permiso y 80 no lo tenían.

Para el caso de Barranquilla, 31 de las incautadas en 2019 tenían permiso.

La Policía informó que 1.772 armas incautadas en el región Caribe eran de fabricación artesanal, también llamadas hechizas. Las ciudades de la Costa en donde más se incautó este tipo de arma son las mismas por donde entran las armas de fogueo y aire. Barranquilla (814 en 2019 y 469 en lo que va del año) y Cartagena (150 en 2019 y 185 en lo que va del año).

Según los últimos datos, en 2017, Barranquilla fue la segunda ciudad con mayor número de incautación y la séptima donde más asesinatos con armas de fuego se cometieron.