El vaivén de la gobernabilidad de Petro en el Congreso

En grises cerró a mediados de este mes de diciembre el primer periodo de sesiones de la legislatura del Congreso de la República 2023-2024, pues aunque el Gobierno nacional logró aprobar en segundo debate la reforma a la salud y en primer debate la de educación, la pensional sigue estancada en segundo debate desde la legislatura pasada, que concluyó a finales de junio.

Caso similar sucede con la reforma laboral que, aunque arrancó su versión 2.0 tras haberse hundido en el primer semestre por falta de quorum en la Comisión Séptima de Cámara, no pudo superar su primer debate en esta segunda mitad de año en la misma célula legislativa.

En cuanto a fuerzas, el ministro del Interior, Luis Fernando Velasco, logró recomponer parcialmente unas mayorías a finales del periodo legislativo –rotas desde el primer trimestre-, por ejemplo, para pasar la reforma a la salud en la plenaria de la Cámara, pero el tiempo que han perdido esta misma reforma, así como la pensional y la laboral, puede resultar insalvable en la conclusión de la presente legislatura en 2024.

Esto porque el propio presidente Gustavo Petro había previsto que al menos su primer envión de reformas quedase aprobado durante su primer año de mandato pues, como suele ocurrir, la gobernabilidad se complica para el Ejecutivo en el Legislativo a medida que se acerca la culminación del cuatrienio.

Pero además la principal reforma petrista, la de salud, enfrenta en el segundo periodo legislativo un escenario en la plenaria del Senado no tan favorable como lo tuvo en la Cámara, pues los presidentes de la cámara baja fueron primero David Racero, del Pacto Histórico, y luego Andrés Calle, del Partido Liberal, ambos oficialistas. Y el presidente de la cámara alta, Iván Name, de la Alianza Verde, en cambio, se sitúa en el ala independiente de esta colectividad, no obstante por ahora gobiernista.

También al pleno del Senado se enfrenta la reforma pensional, que ya Name había pospuesto para que se discutiera este año entrante luego de algunas audiencias públicas en que se han enfrentado distintas miradas. Entre tanto, la reforma laboral, luego de haber revivido desde su naufragio en la legislatura pasada, pudo aprobar su ponencia positiva y una quincena de artículos en su primer debate en la Comisión Séptima de la Cámara. Y la reforma a la educación, que es la que menos oposición ha tenido, pasa ahora a segundo debate en la plenaria de la Cámara.

La derrota quizá más evidente para el oficialismo fue en una reforma que salió de las entrañas del liberalismo y que tenía toda la bendición de Petro: la regularización del cannabis de uso adulto, que hizo un bis en este periodo y, por falta de votos, se hundió en cuarto debate en la plenaria del Senado tal como se había rajado en octavo debate en la pasada legislatura también en el pleno de la cámara alta. Este hecho, incluso, puso a Name a pedirle respeto por el Congreso una vez más al jefe de Estado luego de que este advirtiera, palabras más palabras menos, que el naufragio de la legalización y el triunfo del prohibicionismo solo favorecían a los narcotraficantes, amangualados, dijo, con sectores políticos y del Capitolio.

Otro aspecto que llamó la atención en las discusiones del Salón Elíptico y el recinto fueron los verdes ‘maduros’ que profundizaron el quiebre en el interior de esta colectividad gobiernista que cada vez tira más hacia la independencia y que, a fuerza de oponerse a aspectos de las reformas petristas, coadyuvaron rompimientos de quorum y aplazamientos de debates en contra de los intereses de la Casa de Nariño: para algunos se trata de una traición a los votos progresistas con que se eligieron y para otros es una reivindicación del voto de opinión, la independencia legislativa y el equilibrio de poderes.

De otro lado, hubo críticas a partidos tradicionales independientes, como el Conservador y La U, por hacerle quorum al Gobierno, por ejemplo en la plenaria de la Cámara durante la discusión de la reforma a la salud, aunque votaran en contra del articulado. Desde estas colectividades, sin embargo, algunos dicen que el trabajo contra las reformas está hecho, es decir, que el tiempo que ha transcurrido pone al Gobierno contra la espada y la pared por el calendario legislativo.