El enardecido ambiente que se vivió el pasado jueves durante ‘El Debate’ con cinco candidatos presidenciales, en las gradas del Coliseo los Fundadores de la Uninorte, fue el mismo que se sintió tras bambalinas durante los dos meses en los que se gestó toda la organización y logística del evento.
Largas jornadas de discusión entre los miembros de las entidades organizadoras; ensayos días previos al debate; cartas, llamadas y chats con las campañas políticas; tensión por los montajes de tarima, sonido y luces; llamadas y mensajes que iban y venían y la inquietud ante la llegada del día ‘D’, entre otros, marcaron buena parte de todo ese tiempo.
Al final, los seis aliados –EL HERALDO, Uninorte, Amcham, la Andi, Cámara de Comercio de Barranquilla y Probarranquilla– superaron los retos logrando mostrar un resultado que permitió, como no sucedía en varios años, una auténtica discusión entre candidatos, y que tuvo un claro impacto en la política nacional de cara al desarrollo de la primera vuelta, el 27 de mayo. Esta es la historia.
El lío de la unión
A principios de enero, como parte de la serie de proyectos que se pondrían en marcha para darle cubrimiento a este año electoral, EL HERALDO consideró realizar un debate con los candidatos luego de que se definieran las fuerzas políticas al interior del Congreso, con las elecciones del 11 de marzo.
La Cámara de Comercio de Barranquilla, por su parte, venía planteando la intención de realizar una serie de foros con cada uno de los presidenciables, en los cuales participaran empresarios. Y de esa misma forma, cada organización venía buscando un espacio con los presidenciables.
Aunque lo que surgió a partir de allí fue la visión de aunar esfuerzos para que se realizara un gran suceso, el diablo está en los detalles –como reza el refrán popular– y había que ponerse de acuerdo para definir cuál sería la hoja de ruta.
El 30 de enero, en la sala de juntas de esta casa editorial, se realizó la primera reunión entre todas las entidades aliadas para empezar a ‘tirar línea’ sobre lo que sería la logística y el contenido del evento. De ahí se concluyó la creación de dos equipos para que se encargaran, por separado, de cada aspecto.
Un primer reto que se tuvo que enfrentar fue garantizar un debate fluido entre 10 candidatos, pues de los 13 que había en el partidor se sabía que tres quedarían por fuera por razón de las consultas interpartidtas de marzo.
Se llegó al acuerdo de que el número máximo debía ser cinco, y se definió un criterio de selección: los mejor posicionados en el promedio de las encuestas que durante esos meses se dieron a conocer. Haber mantenido el número completo habría sido inviable.
Los subsecuentes problemas a resolver fueron los de el tiempo de intervención, y el del orden en el que la harían.
En el primer caso, el punto neurálgico fue cómo se iban a implementar las réplicas entre los aspirantes, y qué tanto podían hablar al momento de responder cada pregunta.
Se estableció, entonces, que había que permitirles un minuto y medio por cada pregunta, y un tiempo de 30 segundos por cada réplica que se justificara.
Más adelante, no obstante, la campaña de Iván Duque sugirió que el candidato no participaría si el tiempo de respuesta era menor a dos minutos. El argumento fue que el debate presidencial anterior no había permitido mucho tiempo para exponer los planteamientos. Se cedió desde la organización y así quedó acordado.
El orden de intervención y de posición en la tarima, por su parte, se dejó al azar, y a través de una balotera que dispuso la Cámara de Comercio se decidió momentos previos a la discusión ante el público.
De derecha a izquierda desde la vista del público, con los números del 1 al 5, quedaron Duque, Vargas Lleras, Fajardo, Petro y De la Calle.
La moderación, entre tanto, quedó bajo la batuta de Marco Schwartz, director de esta casa editorial, con el apoyo de Silvia Gloria, decana del Departamento de Ciencia Política de la universidad, quien le ayudó a leer las preguntas.
Los chats con las campañas
Una vez se definió un modelo del debate, Rosario Borrero, jefa de redacción de El HERALDO, inició el contacto vía telefónica, email y a través de Whatsapp con las diferentes campañas para extenderles la invitación y darles a conocer la mecánica.
En un principio, todos respondieron favorablemente, con excepción de Gustavo Petro, quien sin cerrar las puertas, todavía no daba su confirmación plena. Más adelante, el miércoles de Semana Santa, el candidato de la Colombia Humana declinó su participación en el encuentro, pero finalmente, faltando dos días, cambió de opinión y dijo que asistía.
Petro llegó a Barranquilla desde Magangué por tierra, y ese jueves, según dijo un miembro de su campaña, estaba sintiéndose algo enfermo. Aun así participó.
Llegada a Barranquilla
Como en el anterior debate presidencial Humberto de la Calle no pudo asistir por problemas de transporte, en esta ocasión se acordó que todos llegaran la noche anterior al evento. Solo Fajardo,
Vargas y propio De la Calle lo hicieron. Duque y Petro arribaron a la ciudad en horas de la mañana del mismo día.
El ensayo
El día previo al debate, miembros de las entidades organizadoras duraron hasta las 10:30 de la noche ensayando la dinámica acordada.
Cada uno asumía la representación de algún candidato, tratando de imitarlo y esforzándose por dar discursos en los dos minutos de respuesta que estaban establecidos. Las risas no faltaron, al mismo tiempo que se iba probando el control del tiempo y del reloj, que quedó en manos de la Cámara de Comercio.
La logística del coliseo
La Universidad del Norte ofreció su Coliseo para realizar el debate. El visto bueno dado por el resto de organizadores significó una apuesta algo arriesgada, pues rara vez se había hecho un debate ante 3.000 mil personas y el saboteo quedaba disponible para cualquiera. Se dispuso, por ello, de un dispositivo de seguridad que contó con 15 personas de la Dirección de Servicios Administrativos de Uninorte, más 160 miembros de la Policía Metropolitana.
También estaban listas dos ambulancias –una de ellas la estaba estrenando el Hospital del alma mater– para atender cualquier eventualidad, y 40 brigadistas.
Hubo 100 estudiantes como parte del staff que ayudó en el ingreso y la acomodación del público una vez se abrieron las puertas del Coliseo, como también 15 funcionarios de la universidad.
20 personas del Centro de Producción Audiovisual (CPA) se encargaron de todo el tema audiovisual. La reproducción que se transmitió por televisión.
6 personas de la Dirección de Tecnología estuvieron a cargo de la conectividad para que los asistentes tuvieran acceso a wifi.En todo caso, todos los organozadores aportaron recursos para ese tema logístico.
El arribo de los candidatos
El gimnasio de la universidad sirvió de camerino para los presidenciables antes de que empezara el evento. Allí, que fue donde se realizó el sorteo para establecer el orden de intervención, se dispuso de 5 mesas en las que había frutas, café y agua, que consumieron aquellos y sus comitivas.
El primero en llegar fue Sergio Fajardo con dos acompañantes. Lo hizo a las 8:35 a.m. Humberto de la Calle le siguió, a quien se le vio junto a cinco personas, miembros de su campaña y un par de empresarios entre los que estaba Arturo Zarabia. Iván Duque fue el tercero, a quien lo acompañaba Marta Lucía Ramírez, su fórmula vicepresidencial, y una amplia comisión de su campaña.
Aún no llegaban Gustavo Petro y Germán Vargas. El entretiempo transcurría entre saludos y conversaciones con quienes entraban al lugar.
Un rato más adelante, y casi al mismo tiempo, llegaron Germán Vargas Lleras y Gustavo Petro. A Vargas Lleras también lo acompañaba una numerosa comisión, y por un momento salió a recibir a la ex alcaldesa de Barranquilla Elsa Noguera, quien fuera su fórmula vicepresidencial en la candidatura de 2010.
Petro ingresó acompañado por dos personas, una de ellas su esposa, quien desde el principio estuvo atenta a la presentación personal del candidato: dio instrucciones del maquillaje y el peinado. Esperó el inicio del debate conversando con sus acompañantes.
El moderador y la decana fueron de mesa en mesa recordándole a cada candidato cuáles eran las reglas que, previamente, se les habían enviado.
También hubo un médico de la universidad que se acercó a cada candidato, indicando que estaba a su disposición para cualquier altercado de salud.
'Después de todo este tiempo, quien realmente necesitaría a un médico soy yo', dijo en tono de gracia Marco Schwartz, a lo que es escuchó el unísono de las risas de quienes estaban ahí presentes.
Lo llamativo
Además de las pullas entre los candidatos, también hubo otros momentos curiosos en el evento. Una de esas cosas fue la actitud relajada y distendida de Germán Vargas Lleras, quien iba y venía en el escenario mientras sus colegas tenían el micrófono en mano. Además, se le veía cierta risa pícara cuando los vainazos políticos salían al aire.
Otra de ellas fue el momento en el que Sergio Fajardo, quizá por un lapsus, dijo que se le habían olvidado las reglas del debate, y el moderador le recordó que ya se habían hablado.
Una más fue cuando uno de los seguidores de Petro discutió con la policía porque lo querían sacar. Los caldeados ánimos dieron para un pequeño altercado entre el jóven u otro espectador. También se escucharon algunos: '¡Asesino!', le dijeron en un momento al exalcalde de Bogotá cuando estaba hablando. '¡Paraco!', le gritaron por su parte a Duque, además de 'títere'.
*Con información de prensa Uninorte



















