En una de las calles de Colombia, la rutina de un pequeño negocio cambió por completo con la visita de un cliente muy particular. Se trata de Chester, un perro querido por los vecinos por su carácter juguetón y su cercanía con todos. Aquella mañana llegó al local con algo inusual en la boca, una hoja.
Con paso decidido, Chester se acercó al mostrador, dejó la hoja sobre la superficie y esperó pacientemente, moviendo la cola, como si supiera que ese era su ‘pago’ por lo que estaba a punto de recibir.
El dueño, sorprendido por la ocurrencia, grabó el momento y lo compartió en redes sociales. En cuestión de horas, el video se volvió viral y Chester pasó de ser un perro de barrio a símbolo de ternura. Miles de personas elogiaron su comportamiento, destacando cómo parecía entender la dinámica de un intercambio, entregar algo para obtener algo a cambio.
Lo de Chester no es un caso aislado. Años atrás, en el departamento de Casanare, un perro callejero llamado Negro protagonizó una historia parecida. Vivía cerca de un colegio y observaba con atención cómo los estudiantes pagaban en la tienda para comprar galletas. Un día decidió imitarlos, tomó una hoja del suelo, la llevó al mostrador y esperó su premio.
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Desde entonces, Negro ‘pagaba’ sus meriendas con hojas. Los profesores y alumnos, encantados con su ingenio, aceptaban su ‘moneda verde’ y comenzaron a cuidarlo. Con el tiempo, se convirtió en parte del colegio y en un ejemplo vivo de empatía y aprendizaje.




















