La pedida de mano que terminó en tragedia en La Guajira

Julissa Palma tiene sus órganos y vísceras al descubierto. Varias de sus costillas se rompieron como palillos chinos, el líquido de la bilis se le regó internamente y se recupera de fracturas en el peroné. La epicrisis que especifica las razones de su estancia –intercalada– de más de 90 días en una fría y agobiante cama de hospital suma más de 400 páginas.

Pero lo peor es que su cuerpo ha sido sometido a tres cirugías que –aunque claves para mantenerla con vida y estabilizar su organismo– la hunden en un trance doloroso, desesperanzador y oscuro. Está débil. Aburrida. Hastiada del accidente de tránsito en la Alta Guajira que –por ahora– le ha arrebatado de un tajo unas de las actividades que más le brinda placer en la vida: bailar y ser una de las Vitaminas del Checo Acosta.

Fue el pasado 3 de enero el día que todo cambió. No lo sabía, pero ese día Luis Javier Rodríguez, su pareja sentimental desde hace cinco años y a quien conoció luego de que este la contratara para aprender a bailar, le iba a pedir matrimonio. La logística databa de hace cuatro meses y la romántica solicitud estaba planificada a cumplirse en el Cabo de la Vela, ya que cumplía con dos grandes anhelos de Julissa: ver las estrellas en una playa. Y no hay muchos sitios en Colombia para este plan que en la génesis del país por el mar Caribe.

Julissa y Luis contrataron en Barranquilla una agencia turística (NinaKiteSurf) que los iba a movilizar desde Riohacha a los lugares de interés del paseo como Punta Gallinas. A la capital guajira llegaron sin contratiempos, pero todo rápidamente empezó a cambiar. Una de las llantas de la camioneta de la agencia de turismo estaba en mal estado y la velocidad del vehículo rondaba los 80 kilómetros por hora en medio de una trocha. La pareja, que iba en la parte posterior del carro que era conducido por el directivo de la agencia y su novia, intentó abrocharse los cinturones de seguridad, pero –¡oh sorpresa!– estos no servían.

Posteriormente, tras minutos de derrapar, sucedió el volcamiento. El siniestro ocurrió en el kilómetro 134 de la vía a Puerto Bolívar. O sea, en medio de la nada.

'Muchos turistas que pasaban por ahí nos auxiliaron. Eso es una de las cosas que yo reprocho, que por parte de Italo Deluque y de Karla Clavijo, lo digo con nombre propio, no hubo en ningún momento interés de asistir, de ayudar, de nada. Nos ayudó otra gente diferente a ellos. Hasta la gente del Cerrejón. Inclusive el secretario de Salud de Barranquilla, Humberto Mendoza, quien nos puso en contacto con la Secretaría de Salud de la Guajira. La agencia no nos brindó absolutamente nada. Es indignante y da rabia porque ellos desde el primer momentos nos hicieron sentir que no tenían nada que ver con el accidente', contó el afectado.

'Junto a mi abogado nos dimos cuenta de que la empresa no tiene pólizas, que opera de manera ilegal. Él (Deluque) asegura que no tenía para responder nada, que solo tenía para responder con esa camioneta; sin embargo, sí tiene para organizar un evento masivo de kitesurf en La Guajira. Por eso nos sentimos estafados. Es una empresa que ofrece cosas que no está en capacidad de cumplir y que cuando pasa una tragedia no tiene cómo responder', aseguró Luis.

'Uno no espera que una empresa donde se deposita confianza y la vida en sus manos nos vayan a hacer este mal y por denunciar nos estén amedrentando. Me fallaron desde el principio. Si la camioneta tenía fallas mecánicas debió mencionarme que no estaba en capacidad de realizar el viaje. ¿Qué hace una persona supuestamente experta en turismo por una trocha con una llanta mala y sin cinturones de seguridad? ¿Qué es lo más probable que suceda?', agregó el hombre, quien asegura que las intimidaciones han sido por redes sociales.

'Nosotros la apoyamos en todo el sentido del accidente, entregamos todos los papeles para que el Soat hiciera todo el respectivo acompañamiento médico, les pagamos el hotel en Maicao, estuvimos pendientes los primeros días del accidente hasta que le hicieron traslado a Barranquilla, ¿qué más debería hacer?', le explicó el hombre a EL HERALDO.

'Después de su llegada a Barranquilla nosotros comenzamos a notar que los señores fueron amenazantes, como si yo fuera culpable de un accidente, que yo le estaba faltando a la vida a ellos como si yo hubiese hecho el siniestro a propósito, me mandaban imágenes con mensajes agresivos y violentos, culpando. De verdad que nadie está exento de tener un accidente, nadie sabe cuándo puede ocurrir un hecho así, o se va a presentar un accidente en la vía, pero creo que la manera adecuada no es agrediendo a la persona que realizaba el servicio, porque era un servicio que se estaba prestando de muy buena manera', agregó.

'Yo tenía puesto el cinturón de seguridad, ellos no se pusieron el cinturón, a pesar de que antes de salir yo les dije que se lo pusieran. Entonces después del accidente me di cuenta que ellos no habían tomado la recomendación. Inicialmente le pregunté a mi novia, que era mi copiloto, cómo estaba, ella me dijo que bien, que estaba asustada, pero bien', indicó Deluque.

'Yo traté de seguir una vida normal, con mi empresa, seguí haciendo promociones deportivas y luego comenzaron a llegarme las imágenes de la chica en la que ellos me decían que yo era culpable de que ella estuviera así. Entonces lo bloqueé y mi novia también comenzó a recibir mensajes de reproche porque ella tenía un celular de alta gama, entonces pareció que eso no venía al caso por el tema personal', manifestó.

Por último, Deluque indicó que, al menos el carro, contaba con los papeles al día.

Según el Ministerio de Comercio, Industria y Turismo, en el evento en que un prestador de servicios turísticos inicie sus operaciones sin la previa inscripción en el Registro Nacional de Turismo, la entidad iniciará la investigación administrativa correspondiente, e impondrá sanciones, previo el trámite respectivo que iniciará de oficio o previa la presentación del reclamo.