El Heraldo
En el centro y portando lentes, Vilma Caro Alfaro llora desconsoladamente en el último adiós que al fin pudo darle a su hijo. José Torres
Judicial

“Medicina Legal se lavó las manos y no nos ha dado una explicación”

En Jardines de la Eternidad, a las 11:30 a.m. de ayer, le dieron sepultura a Gustavo Morales, luego del episodio de intercambio de cuerpos con alias el Venezolano.

Con rosas rojas sobre el vidrio del ataúd y en medio de un silencio solemne recibió al fin la sepultura, en Jardines de la Eternidad, a las 11:30 a.m. de ayer, el cuerpo de Gustavo Morales Caro, el mototaxista de 41 años que, según sus familiares, por poco termina sepultado en tierra venezolana. (Leer Familia llora y casi sepulta ayer a un muerto equivocado).

Luego de haber llorado al pie su ataúd y de haber comenzado a digerir la realidad de la ausencia, los dolientes de Morales Caro lloraron un cuerpo ajeno y estuvieron a punto de sepultarlo. Además tuvieron que aplazar un día más el último adiós ya preparado para su ser querido.

El fin de una pesadilla. Para Vilma Caro Alfaro, madre de Morales, la larga pesadilla por fin terminó, pues desde que mataron a su hijo su angustia fue mayúscula, lo que se sumó al saber que su cadáver continuaba en la morgue de Medicina Legal. Pero lo grave para la familia es que hasta ahora no haya respuesta de la institución a la pregunta de ¿porqué hubo cambio de cadáveres? De acuerdo con Ángel María Morales, hermano de Gustavo, no les han dado una explicación.

“Esto es indignante, una falta de respeto. Gracias a Dios que su mujer se dio cuenta a tiempo porque si no terminamos enterrando a un extraño, pero gracias a Dios que ya se terminó y que el señor me lo tenga en su gloria y me lo bendiga siempre”, añadió la mamá de Morales.

En la sencilla ceremonia fúnebre de ayer no faltaron las oraciones, el llanto, y las expresiones de dolor en medio de una despedida que se vivió prácticamente por partida doble.

“Este no es mi flaco”. Eran las diez de la mañana del pasado martes, cuando Lucy Piedrahíta, la mujer con quien Caro compartió su vida los últimos seis años, sin tener idea de que estaban velando un cuerpo equivocado se acercó al ataúd en un impulso emocional para despedirse de su pareja.

amaña sorpresa se llevó al encontrarse con un rostro extraño y un cuerpo completamente diferente al de su compañero sentimental.

Vestida de morado, Lucy Piedrahíta despide a Gustavo Morales.

“¡Este no es mi flaco, este no es mi flaco!”, fue la expresión que lanzó Piedrahíta una vez levantó la tapa del ataúd y no reconoció el cuerpo que allí reposaba.

“Eso fue muy feo, muy doloroso, esa no era la cara de mi flaco y yo lo estaba llorando ahí. Enseguida abrimos el cajón y empecé a examinarlo y ese tipo tenía tatuajes, era de color moreno, más grueso y su cara también,  todo era distinto, si yo viví seis años con él cómo no lo iba a reconocer”, sostuvo esta mujer que no paró de llorar durante el sepelio.

Al parecer, el problema surgió cuando los cuerpos sin vida de Gustavo Morales, muerto de tres impactos de bala  el pasado sábado a las 8 de la noche y Édgar Junior Quintero Primero, alias el Venezolano, asesinado en el barrio La Chinita el pasado domingo a las dos de la madrugada, ingresaron a Medicina Legal y, según los familiares de Morales, hubo una confusión en el número de registro de los dos cadáveres.

Por poco lo sepultan en tierra ajena. Aunque hasta ahora Medicina Legal tampoco ha informado sobre la reclamación del cadáver de Primera, los allegados a Morales creen que en este caso faltó muy poco para que los dos muertos fueron sepultados en tierras equivocadas.

Ángel María, el hermano del mototaxista, recalcó en que Medicina Legal “se ha lavado las manos y dicen que es responsabilidad  de los que hicieron el levantamiento del cadáver”.

“Si no nos damos cuenta a tiempo lo entierran allá ¿Qué tal si se lo llevan, cómo íbamos hacer para repatriar el cuerpo?  Esto es algo absurdo, insólito, negligente. Tenemos pensado entablar una demanda porque esto es algo que no se lo deseamos a nadie”, puntualizó.

Hasta el cierre de esta edición, el Instituto de Medicina Legal no había entregado declaraciones respecto a este tema, pese a que EL HERALDO solicitó una entrevista con el director regional Carlos Murillo.

EL verdadero adiós. Unas 30 personas asistieron al sepelio, a esa íntima ceremonia de despedida de Gustavo Morales, un muerto que pasó por una particular odisea y que por poco es sepultado en tierra ajena.

“Chao mi flaco, chao. Descansa en paz”, esta vez, segura de que el cadáver que iba bajando a su última morada era el de su ser amado, Lucy Piedrahíta al fin pudo llorar y despedir como es debido a ese cuerpo con el que compartió más de un lustro y muchos sueños en común.

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