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Hasta hace unos días, en la reconocida Plaza Mejía, ubicada en el municipio de Sabanalarga, Atlántico, todavía se podía apreciar la sangre de Nader Navarro Forero, el más reciente cobradario brutalmente asesinado por hombres armados en el departamento.

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Son semanas totalmente turbulentas para las personas de este lado del país que se dedican a este oficio, puesto que con Navarro Forero ya son por lo menos diez los prestamistas que han perdido la vida en ejercicio de esta actividad que se sustenta en los intereses que genera el dinero que les entregan, de forma momentánea, a ciudadanos necesitados.

¿Por qué tantos decesos violentos entre estos cobradiarios? ¿Quiénes son los responsables? ¿A qué se debe el incremento de la demanda en este tipo de negocios? Son solo algunas de las preguntas que están intentando descifrar investigadores de la Policía del Atlántico y la Mebar, luego de la reciente ola de violencia que tiene atemorizada a la población en general, incluso a quienes nada tienen que ver con el negocio.

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Los homicidios contra cobradiarios no son una novedad; sin embargo pareciera que los casos de asesinatos, capturas, enfrentamientos y hasta la aparente persecución por parte de clientes, cansados de seguir siendo víctimas de actos de violencia en sus domicilios, evidencian la máxima tensión que ha generado la actividad del ‘gota a gota’ en el Atlántico. La muerte del ya mencionado Nader es solo una muestra.

En el video aportado por una cámara de seguridad se puede apreciar cuando el hombre llegó, el pasado lunes 29 de abril, al lugar de los hechos para saludar a otra persona que esperaba sentada. Fue allí cuando dos sujetos que se transportaban en una moto lo impactaron en varias oportunidades causándole la muerte.

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El mismo coronel John Jairo Urrea Rozo, comandante del Departamento de Policía Atlántico, le confirmó a EL HERALDO que el caso viene siendo altamente seguido por las autoridades. “Tenemos varias líneas investigativas que se han desarrollado a partir del episodio”, afirmó. Agregó que ya se cuentan con las imágenes que evidencian la ruta que hicieron los presuntos sicarios que cometieron el atentado armado.

No es la única

Con el mismo tiempo que se utiliza para determinar los móviles de este homicidio, las autoridades intentan dar con el paradero de otros hombres armados que han ultimado a cobradiarios. La mayoría de esos casos siguen abiertos.

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Hace solo unas semanas Jerónimo Rodríguez Ruiz y Pedro José Olaya Cano fueron víctimas de un atentado a bala en el sector de Las Casitas, del corregimiento El Vaivén, en el municipio de Juan de Acosta.
Justo en ese momento, estas dos personas se disponían a cobrar una suma de dinero a unos deudores.

La realidad en el Distrito de Barranquilla no es distinta. Los barrios El Valle y Lipaya fueron epicentros de otros casos, entre otras cosas porque algunos prestamistas acribillados en estos sectores perdieron la vida en un lapso de tiempo menor de 24 horas.

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Entre los días 19 y 20 de febrero del presente año, Edgardo Alberto Dorado Barrios se encontraba tranquilo en el antejardín de su vivienda en la carrera 10C con calle 73, barrio Lipaya, cuando sus agresores lo dejaron tendido en el piso.

Horas después, Ricardo Antonio Arias Calderín o también conocido como ‘Pochy’, de 32 años, fue baleado en la calle 70C con carrera 21B, del barrio El Valle, en la localidad Suroccidente de la capital del Atlántico. Estos son solo algunos de los casos.

Peleas de rutas

Los conflictos en relación con el oficio de los cobradiarios parecen tener su origen en la presunta guerra de rutas de cobro, teniendo en cuenta que cada vez es más amplia la demanda de clientes que solicitan préstamos de dinero de forma rápida y sin los trámites que requiere el sector bancario.

Y así mismo, cada vez más grupos dedicados a esta actividad buscan la forma de copar todos los sectores posibles y se trenzan en disputas con alto grado de violencia para defender las zonas que consideran su territorio.

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“¿Qué nos genera alerta y en qué estamos trabajando? Los cobradiarios que están actuando en los municipios no son de allí, sino de Barranquilla. Intentamos revisar que no existan conflictos por las rutas que ya existen en el Atlántico. Es una línea investigativa que estamos abordando. Al ser un tema nuevo, pensamos de qué manera se pueden capturar a las personas que cometen estos hechos”, señaló a EL HERALDO el comandante de Policía del Atlántico.

A partir del caso registrado en Juan de Acosta en marzo, cuando unos prestamistas fueron atacados con arma de fuego, al parecer por habitantes del municipio, haciéndolo huir de la población, se abrió una nueva hipótesis en relación con los homicidios de cobradiarios y es que los clientes ya no están dispuestos a aceptar las violentas formas de cobro de estas personas.

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Por ejemplo, como sucedió en el barrio La Pradera, en donde dejaron casi destruida la fachada de una casa, el martes 20 de marzo, por una deuda de solo 60.000 pesos.

“Otra de las hipótesis que también han salido a relucir es que todo tendría que ver con el trato a las personas, los métodos de cobro. Hay quienes están en desacuerdo con esa agresividad. Todo esto es sin confirmación ni pruebas, pero es un indicio que definitivamente hay que incluir en el tema investigativo”, apuntó el coronel Jhon Urrea.

“Abordar todo esto es bastante complejo, puesto que usted sabe que estamos hablando de un negocio que no está tipificado como ilegal, pero sí es una actividad irregular que se está presentando. Algo que ha generado alerta en todo el Departamento”, agregó.

Otra hipótesis

Aunque el tema hay que tomarlo con pinzas, hay un caso para detenerse a revisar, según las autoridades. Se trata del asesinato de Juan Ricardo Carvajal Vargas, conocido como El Diablo, el pasado martes 19 de marzo, en la urbanización Caribe Verde.

Recordado por su presunta responsabilidad en la desaparición forzada y el posible asesinato de Laura Marcela Guarín Gómez, de 23 años, y un joven barranquillero llamado Kevin Maury, de 25 años, no hay que borrar de la mente su poderío en este particular negocio de la capital del Atlántico.

Carvajal Vargas era dueño de 17 rutas de cobradiarios, negocio que terminó exponiéndolo al punto de resultar judicializado por abuso sexual de menores, y en hechos donde las víctimas eran familiares de sus subalternos.

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Fuera de todo lo que eso significa, las preguntas que generan interés en este momento son: ¿Quién tomó el control de todas esas rutas tras su muerte? ¿Cómo ha sido la repartición de todos esos clientes?

¿Será que las personas a su mando no han logrado definir un nuevo líder del negocio? ¿Qué tanto interés pueden tener personas externas en apropiarse de estas rutas?

Todos estos interrogantes por resolver hacen dimensionar la magnitud de lo que está en juego en este negocio que deja varios muertos y que de no ponerle control terminará agravándose.

Por su parte, la Policía Metropolitana de Barranquilla ha iniciado ofensivas contra el préstamo de dinero bajo la modalidad de ‘gota a gota’ o ‘cobradiarios’. En un comunicado entregado en el mes de abril especificaron que “se han identificado unas 20 estructuras dedicadas a la usura y otros delitos”. Por ello sostienen que trabajan coordinadamente con Fiscalía para adelantar procesos investigativos que deriven en la desarticulación de estos grupos.