La madrugada del domingo, mientras dormía en su casa del barrio La Manga, en el suroccidente de Barranquilla, Yolanda Estefany Arias Santos, de 25 años, fue víctima de feminicidio. Según la investigación, su pareja sentimental, Jairo Samuel Páez Muñoz, la habría asfixiado con una almohada antes de huir en motocicleta.
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El crimen sacudió a familiares y vecinos, quienes no daban crédito a lo sucedido. Fue su hermano Jainer quien, al llegar a la vivienda como acostumbraba en las mañanas, encontró a Yolanda sin vida. La escena reveló el rastro de un ataque silencioso y premeditado que apagó la vida de una joven madre que soñaba con un futuro mejor para ella y su hija.
Lo que parecía ser una fuga más de un feminicida tomó un giro inesperado horas después. En medio de la persecución, aparecieron pruebas que hoy resultan determinantes en el caso: cartas escritas por Páez en las que confesaba el crimen, pedía perdón y revelaba su intención de acabar con su vida.
La captura del presunto feminicida
Tras la huida, Páez intentó quitarse la vida lanzándose al mar en las playas de Puerto Colombia. Sin embargo, un lanchero de la zona lo rescató y lo entregó a las autoridades. En ese momento, en su poder estaba una de las cartas que habría escrito tras el asesinato.
El rastreo de la motocicleta, que tenía sistema GPS, permitió a la familia y a la Policía seguir su recorrido hasta el corregimiento de Salgar, donde finalmente fue ubicado.
El hallazgo de las cartas
El hermano de Yolanda, Jainer Arias, localizó a Páez en el corregimiento de Salgar gracias al GPS de la moto en la que escapaba. Al revisar el vehículo, descubrió los escritos que resultaron determinantes para el caso.
Una de las cartas estaba dirigida a los abuelos del agresor y la otra a la familia de la joven. En ambas, Páez reconocía su responsabilidad en el asesinato, manifestaba arrepentimiento y pedía perdón. También solicitaba a sus allegados cuidar de sus hijos, insinuando que tenía intenciones de quitarse la vida.
Fragmentos de las cartas conocidas dicen:
- “Perdónenme por todo, estuve solo, no tenía con quién contar. Sé que no tengo perdón, pero cuiden muchísimo a los niños por mí, siempre los amé a pesar de todo”.
- “Cuiden mucho a la familia de Yolanda, que me perdonen, pero no podía seguir aguantando más. Sé el daño que hice y lo pagaré aquí”.
Estas pruebas resultaron claves para que la Fiscalía General de la Nación avanzara en la judicialización del caso y en la legalización de la captura del confeso agresor.
Gracias a este hallazgo, la Fiscalía General de la Nación avanzó en la judicialización del caso y en la legalización de la captura del confeso agresor.
Mientras la justicia avanza, el entorno de Yolanda exige que el crimen no quede en la impunidad. “Tengo el corazón reventado por dentro, porque ella era una niña feliz, que lo daba todo por su familia y por su hija, y ahora queda una niña sin madre”, expresó Tomás Arias Cantillo, tío de la víctima.
El familiar recordó que, aunque Páez no se mostraba violento, sí tenía comportamientos derivados de los celos: dejó su empleo para vigilar a Yolanda y en otra ocasión fingió sentirse enfermo para regresar de madrugada a su casa y verificar si estaba con alguien más.
¿Quién era Yolanda Estefany?
La joven era madre de una niña pequeña y tenía varios proyectos en marcha. Estudiaba un curso de belleza y trabajaba en un almacén para sostener a su hija. Su familia la describe como una mujer alegre, emprendedora y pendiente de todos, especialmente de su abuela.
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“Deja un hueco muy grande. Lo que pedimos es justicia: que a esa persona le caiga el peso de la ley, que esto no quede impune”, señaló su tío entre lágrimas.
El feminicidio de Yolanda se suma a los múltiples casos reportados en el país durante 2025. Organizaciones sociales y autoridades han reiterado la urgencia de reforzar las medidas de prevención y protección frente a la violencia de género.