Son muchas las preguntas que aún siguen sin responderse sobre la emergencia que tuvo lugar el pasado domingo 28 de julio en el sector de las Playas del Country, ubicadas en el corregimiento de Salgar, jurisdicción de Puerto Colombia, donde tres jóvenes perdieron la vida luego de que fuesen sorprendidos al parecer por una marea súbita que los arrastró cuando jugaban en compañía de otras ocho personas, entre hombres y mujeres.
Fue dicho fenómeno (marea súbita) el utilizado por parte de algunas autoridades como forma de explicar el detonante de la tragedia que fue atendida por el Grupo de Guardacostas de la Armada Nacional y miembros de la Unidad de Policía Ponalsar.
Algunos rescatistas y comerciantes del sector también dieron su granito de arena en las intensas jornadas de rescate tanto de los sobrevivientes como de los cuerpos sin vida, que salieron a flote un par de horas después.
Según reportes en su momento, los ciudadanos que fueron rescatados sin signos vitales fueron identificados como Keiner Barreneche Torres, de 19 años; Andrés Zamora Suárez, de 20, y Rodolfo Caraballo De la Rosa, de 22 años.
El jefe de la Oficina de Seguridad y Convivencia Ciudadana de Puerto Colombia, Saúl Leiva, indicó que los bañistas no acataron las indicaciones del Cuerpo de Salvavidas sobre el cierre estipulado de playas a las 4:00 p. m.
EL HERALDO habló con una de las mujeres rescatadas para saber de primera mano qué fue lo pasó. De la misma manera, este medio contactó a algunos expertos para explicar qué es una marea súbita y si en realidad fue el desencadenante de esta tragedia.
Una sobreviviente
Son horas horribles las que ha tenido que vivir Geraldine Tibias desde que salió del agua aquel domingo en Salgar. En su mente solo reposan los recuerdos de cuando luchaba por su vida y veía sufrir a sus amigos.
“Dos de las tres personas que se ahogaron eran grandes amigos míos. El recuerdo que tengo de ellos es literalmente viendo su agonía. Es la hora y todavía no entiendo cómo estoy aquí sin ellos”, dijo inicialmente.
“Cuando viene la ola tratamos de hundirnos, pero las chicas al no sentir el piso nos empezamos a alterar. Uno de los muchachos intentaba tranquilizarnos y llevarnos hasta la orilla. Todos actuaron de forma diferente por el shock del instante. Cuando empieza a oscurecer que estoy boca arriba, veo a todos agonizando. Intentaba hablar con Dios y no me salían las palabras, llegué a rendirme, sentía los brazos cansados y dije hasta aquí”, agregó.
“Me vi sola, no estaba cerca de los pelados, gracias a Dios le escuché la voz a uno de los muchachos que nos ayudaron y empecé a gritar para que me viera. No sé cuánto tiempo duró eso, son cosas que uno no mide ni espera. Mi cuerpo temblaba, no tenía mucha fuerza, salí a ver si mis amigos habían salido, pero lastimosamente no fue así”, afirmó Geraldine.
Tibias detalló que actualmente se siente con “rabia e impotencia”. Puesto que muchas personas han dicho que estaban tomando y que habían desobedecido la orden de entrar al mar. “En ningún momento se nos acercaron para avisar que la entrada se cerraba a las 4:00 de la tarde o que saliéramos del agua. Tampoco estábamos tomados, festejábamos el grado de dos compañeras y quisimos darles el gesto de llevarlas a la playa. La idea era regresarnos temprano porque tenía otro cumpleaños de un familiar”.
Finalmente, Geraldine contó que guarda muy buenos recuerdos de los fallecidos. “Eran muy cercanos. Los que los conocieron saben que siempre trataban de hacerte sentir bien. En todos los lugares los puedo ver aún, divirtiéndonos, riéndonos. Me duele que no los volveré a ver”, sentenció.

Marea súbita
La primera hipótesis asociada con la emergencia en Puerto Colombia fue la de una marea súbita, que es un fenómeno que se presenta cuando el agua del mar alcanza su máxima altura dentro del ciclo de las mareas. Estas pueden llegar hasta los seis metros.
Expertos consultados por EL HERALDO le dan otra explicación a lo acontecido.
El profesor de la Universidad del Atlántico, Nelson Rangel, del Grupo de Geología, Geofísica y Procesos Marino Costeros, identificó 40 tipos diferentes de accidentes que tienen lugar en una playa, organizados según su severidad e impacto tanto en visitantes como en el entorno. Sobre el caso particular de Puerto, describió a EL HERALDO que los hechos pudieron estar relacionados con una Rip Currents (corrientes de resaca), Undertow (corrientes de retorno) o Rip tide (mareas de resaca).
“Las corrientes de resaca, de retorno y las mareas de resaca son fenómenos distintos en la zona cercana a la costa, con características y orígenes específicos que se malinterpretan en el discurso público. Las corrientes de resaca son canales de agua fuertes y estrechos que fluyen hacia el mar desde la costa; son generadas por el retorno hacia el mar del agua de las olas entrantes y se conocen por su significativa fuerza y velocidad. La corriente de retorno fluye hacia el mar y arrastra a los nadadores hacia la ola que rompe. Por el contrario, la de resaca arrastra a las personas hacia mar adentro, más allá de las olas que rompen, depositándolos en aguas mucho más profundas”, acotó Rangel.
“Estos fenómenos están influenciados por la topografía del fondo marino, el tamaño, la frecuencia y el ángulo de las olas, los cambios de marea y las condiciones del viento, que en conjunto afectan el desarrollo y la intensidad del fondo marino”, añadió especificando que estas manifestaciones son las principales causas de muertes playeras en países como Australia.
A nivel mundial, de acuerdo con el profesor, las muertes más comunes en las costas están relacionadas con ahogamientos, quemaduras por insolación, rayos, vientos fuertes, accidentes de lanchas, picaduras de animales y cortaduras.

Recomendaciones
El HERALDO intentó comunicarse con la Dirección General Marítima, Dimar, para tener más detalles de este tipo de episodios y como prevenirlos; sin embargo no obtuvo una respuesta.
Edson Forbes, ambientalista en Puerto Colombia, recomendó “obedecer y atender el llamado de los socorristas”. “Las dinámicas en el mar son cambiantes; por ello, hay que acatar los mensajes y las banderas rojas. Nos pueden salvar la vida”.
El profesor Nelson Rangel también apuntó que para reducir la accidentalidad en playas hay que “mejorar la vigilancia y la capacitación de salvavidas”. De igual manera, realizar campañas educativas para informar a visitantes sobre diferentes peligros y la lectura de señalizaciones”.
“Hay que velar por la implementación de áreas de primeros auxilios bien equipadas, regular el uso de embarcaciones y delimitar zonas específicas para deportes acuáticos y la ubicación estratégica de las torres de vigilancia. Asimismo, proporcionar información actualizada sobre las condiciones del mar y establecer sistemas de alerta temprana para condiciones meteorológicas adversas. El acceso al agua potable y la educación sobre la protección solar pueden prevenir problemas de salud como la deshidratación y las quemaduras solares. Las inspecciones periódicas y la imposición de sanciones a quienes no cumplan con las normas de seguridad garantizan un ambiente más seguro”, finalizó.




















