Un grito de auxilio de un funcionario de la Fiscalía Seccional Atlántico, a través de una llamada hecha a las 3:50 de la mañana, alertó a EL HERALDO sobre la tensionante situación que se vivía en la madrugada de ayer en la Unidad de Reacción Inmediata (URI) de dicha institución, en Barranquilla: los presos de la carceleta se habían sublevado contra la autoridad, y todo para encubrir un plan de fuga masiva que se gestaba detrás de una supuesta desesperación por el hacinamiento en las celdas, según pudo determinar el ente judicial.
En total fueron al menos siete horas en las que los gritos, los golpes, la sangre y la adrenalina subieron y bajaron en una serie de levantamientos de los 129 presuntos delincuentes que estaban de manera transitoria en el edificio ubicado en el Centro de la ciudad.
2:00 am: levantamiento
La noche del 22 de octubre había terminado y comenzaba a transcurrir la madrugada del día siguiente cuando los presos en la carceleta de la URI comenzaron a tomarse las instalaciones, exigiendo ser escuchados por las autoridades.
Su reclamo inicial era por la situación de hacinamiento en la que se encontraban, pues las cinco celdas de la URI tienen capacidad para albergar solo a 50 personas y de manera transitoria, menos de la mitad de los capturados que allí permanecían, algunos desde hace siete meses.
EL HERALDO conoció que entre los detenidos que estaban en las carceletas, 17 fueron capturados en situación de flagrancia, 10 detenidos por orden judicial y otras nueve personas permanecían allí por audiencias suspendidas, para un total de 36 personas que debían aguardar en ese lugar antes de recibir medida de aseguramiento.
Sin embargo, había también allí 12 personas con sentencias condenatorias que no habían sido trasladadas a los centros carcelarios de la ciudad que determinaron los jueces en cada caso. Entre esas, seis eran mujeres que no tenían definida la cárcel a la que irían, y había seis hombres que habían sido enviados a la penitenciaria.
En total, habían 82 personas que habían recibido medida de aseguramiento y el Inpec (Instituto Nacional Penitenciario y Carcelario) no había cumplido con los traslados a los centros de reclusión.
En medio de la protesta, los presos solicitaron presencia de los medios de comunicación porque, aseguraban, querían hacer sus peticiones de manera pública, hablando desde la ventanilla de la puerta que daba a las carceletas.
Alrededor de las 4:20 de la mañana, cuando llegaron los medios de comunicación a la URI, uno de los amotinados, que se cubrió el rostro con una camiseta para no ser identificado, dijo que su solicitud era la de ser trasladados a centros penitenciarios.
'Queremos que nos saquen a un centro penitenciario porque en este lugar estamos mal. Aquí, en una celda de dos metros, dormimos 25 personas de medio lado y unos arriba de otros. No respetan nuestra integridad, ni siquiera nos dejan ensuciar', expresó el capturado, que dijo estar ahí por el delito de hurto.
Otro de los presos se autoinfringió una herida en el antebrazo izquierdo con una cuchilla metálica a modo de protesta porque, según dijo, llevaba siete meses allí y no había podido ver a sus dos hijas.
'Esto lo hago porque yo estoy sufriendo, aquí nadie me visita, nadie me trae comida, el hambre me va a matar', expresaba.
Ante la situación, oficiales adscritos al Cuerpo Técnico de Investigación (CTI) de la Fiscalía se esforzaban por dialogar con los presos de la carceleta para mantener la protesta controlada y evitar que se siguieran lesionando, pues se rumoraba que otros dos se habrían herido también.
Retoma del control
Alrededor de las 5:00 de la mañana, la Policía logró retomar el control de la situación que se vivía a esa hora en la URI. La directora seccional de Fiscalía, Claudia López, se refirió al amotinamiento, denunciando asimismo la aparente indiferencia de los centros carcelarios.
'El hacinamiento se venía presentando desde hace varios días. La situación había sido puesta en conocimiento de las autoridades respectivas en varias ocasiones y no se ha logrado la solución debido a que los centros penitenciarios encargados de recibir a las personas privadas de la libertad no han hecho caso a los ordenamientos de los jueces de la República', explicó la directora resaltando que la jefatura de la URI ha hecho requerimientos de traslado a diario sin obtener respuesta.
Asimismo, dijo que se sumaba al problema el hecho de que tenían inconvenientes con los ciudadanos venezolanos que estaban en la URI de manera transitoria, pues 'no los reciben'.
Los traslados
Por su parte, el general Ricardo Alarcón, comandante de la Policía Metropolitana de Barranquilla, quien estuvo en el lugar para el control de los desmanes, dijo: 'Estamos coordinando para que nos reciban a algunos sindicados y, especialmente, a los condenados. Vamos a tratar de trasladarlos a la cárcel Modelo, la del Bosque y la Distrital'.
'Aquí tenemos dispuesto un vehículo para el traslado de los internos, con el apoyo del Esmad por la situación del amotinamiento, el Goes que nos apoya en cualquier tipo de intervención, pero esperamos no tener que hacer uso de ninguno de estos equipos especiales', destacó.
De esta manera, un total de 28 presos en la URI fueron trasladados a la cárcel Modelo y 13 más a la Cárcel Distrital El Bosque, en dos bloques.
Ante ello, la directora de Fiscalía, Claudia López, dijo: 'Estos son pañitos de agua tibia, siempre nos hacen lo mismo. Se tienen que presentar situaciones como estas para que se pellizquen. Hacemos un llamado nacional al Inpec para que tomen control sobre este asunto porque ya no podemos seguir siendo testigos silenciosos de esta situación que ocurre cada dos o tres meses'.
Nueva revuelta
Posterior a los primeros dos bloques de traslados, los al menos 100 detenidos que quedaron intentaron derrumbar una de las rejas y se amotinaron nuevamente al interior del edificio a las 7:45 de la mañana de ayer.
Este nuevo levantamiento requirió del ingreso al lugar de uniformados del Esmad y del grupo Goes de la Policía. Las autoridades estaban prestas a iniciar el tercer bloque de traslados, pero esto tuvo que ser detenido debido al nuevo levantamiento.
Los daños
Tras los desmanes, las carceletas de la URI resultaron con daños estructurales que complican la situación de los presos que allí permanecen.
Baños destrozados, paredes parcialmente derrumbadas, rejas dañadas y restos de comida, basura y prendas de vestir quedaron regadas por todo el lugar.
El procurador provincial de Barranquilla, Roberto Carlos Badel García, presente desde la madrugada en las instalaciones, manifestó además que como consecuencia del amotinamiento de los presos, ayer no se podían recibir denuncias.
Al parecer entre los daños ocasionados por los presos estuvo el cableado eléctrico y por eso temporalmente no había sistema para recibir las denuncias.
Este medio conoció que quedaron habilitados otros canales para que la ciudadanía tramite sus denuncias, entre estos de manera virtual a través de la página de Fiscalía y Policía en la plataforma ‘A denunciar’. Y de forma presencial en las instalaciones de la Sijín de la Policía Metropolitana de Barranquilla.
Plan de fuga
Tras poner en perspectiva los hechos ocurridos entre la madrugada y la mañana de ayer, la Fiscalía pudo identificar que el amotinamiento de los presos en la URI habría sido una maniobra distractora para intentar fugarse.
Así quedó evidenciado luego de que al revisar el estado de las carceletas, funcionarios del CTI descubrieran un hueco en la pared que habría sido abierto con varillas por parte de un grupo de reclusos.
La pared en la que fue abierto el hueco, según la fuente, conecta con la parte de atrás de un laboratorio, por el cual pretendían darse a la fuga. Ante esa situación, ahora el problema en la URI se agudiza debido a que queda una carceleta inhabilitada.
Antecedente
Ocurrió en mayo
Hace exactamente cinco meses ocurrió una situación similar en la URI de Barranquilla, cuando los capturados tomaron como rehén a uno de los custodios del lugar y lo retuvieron contra su voluntad por espacio de dos horas, exigiendo, según las autoridades, el traslado inmediato a las cárceles de la ciudad debido a la grave situación de hacinamiento. La revuelta pudo ser controlada luego de 25 minutos de diálogos con los sujetos involucrados en el motín. El comandante operativo de la Policía Metropolitana de Barranquilla, coronel Yecid Peña, comentó que la toma fue resuelta de forma pacífica con la participación del defensor del Pueblo, el director seccional de Fiscalías y el comandante de la Policía Metropolitana.




















