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Aviso promocional de la telenovela sobre John Jairo Velásquez Vásquez, alias ‘Popeye’. tomada de caracol
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Series de narcos, bajo la lupa de expertos

Este miércoles llega a los televisores colombianos una nueva serie basada en la vida de un personaje emergido del negocio de drogas ilícitas. Críticos comentan el éxito de estas telenovelas.

La personificación  del que fue el asesino a sueldo y mano derecha de Pablo Escobar llegará este miércoles a los televisores de los colombianos. El actor Juan Pablo Urrego protagonizará la ficción Alias J.J., sobre John Jairo Velázquez Vásquez, mejor conocido como ‘Popeye’. 

A pesar de los comentarios negativos hacia las narconovelas —como Rosario Tijeras, El cartel de los sapos, El Capo, Las muñecas de la mafia—, dice el crítico de televisión y autor audiovisual Omar Rincón que estas “llegaron para quedarse por siempre en Colombia”.

Y agrega que este “producto colombiano va a ser, cada vez más, uno latinoamericano”. Prueba de ello es que la versión mexicana de la telenovela Rosario Tijeras es ahora producida por Televisión Azteca, que informó que le ha estado ganando a Televisa en cuanto a rating nacional. “Algo sin precedentes”, señala Rincón.  

Asimismo, afirma que “nuestra realidad es narco”, pues menciona que es imposible desaparecer un fenómeno que tiene más de 50 años de historia. “Es como si los alemanes pudieran olvidar el nazismo de un día para otro (...) Son historias que nos marcan, somos hijos de esa cultura”.  Añade que cree que “a nivel cultural, todo colombiano lleva a un narco en el corazón; no sabemos qué es no ser narco”. 

A nivel cultural, todo colombiano lleva a un narco en el corazón. Porque no sabe qué es no ser narco

De acuerdo con el productor de televisión Alfredo Sabbagh, la narconovela es “un melodrama con la particularidad de que va girando alrededor de nuestro pasado y presente de narcotráfico y de personajes que terminan saliendo de esos mundos”.

Considera que lo cuestionable es que como melodrama se repite la misma fórmula y, así, bajo esa mecánica termina por banalizarse el tema. Es decir, “la generación de héroes entre comillas en el imaginario del televidente alrededor de la historia del narcotráfico en Colombia pareciera estar ligada a presentar como protagonistas únicamente, entre comillas, a los malos. Con estos últimos hay una identificación, porque se les dan características de héroes”. 

Incluso, menciona, se le ha otorgado una connotación “glamurosa al hecho de ser narcotraficante o ser sicario o ser hampón. Al formato en Colombia le ha faltado contar la historia desde el lugar de la autoridad y las víctimas”. 

En relación con las quejas de que el contenido no corresponde con la realidad, Rincón señala que la televisión de ficción “no se hizo para presentar la realidad como es, eso le corresponde al noticiero”. Explica que la televisión exacerba aquellos puntos que generan conexión con la gente.

Por lo anterior, lo que enfatizan las narconovelas son la capacidad de éxito, la creatividad, la visualidad del lenguaje, la vitalidad de la música, la capacidad de triunfar, el dinero y el trago, dice. “Un deseo no solo del narco, sino que atraviesa el capitalismo”. 

Afirma que el mandatario Donald Trump (presidente de EEUU) sería un ejemplo perfecto de la cultura narco; “no estoy diciendo que sea narcotraficante”, aclara.

En ese sentido, Rincón también cree que ciertos sectores de la sociedad consideran a los mafiosos como héroes o antihéroes, porque se hicieron ricos sin estudiar. Pero recuerda que esto no solo ocurre con los narcos, sino también con los políticos corruptos. “Si quitando las narconovelas, se acaba el narcotráfico, que las quiten mañana. La gente siempre le hecha la culpa a la televisión de las cosas que no es capaz de afrontar como sociedad”. 

‘Ratings’

Juan Manuel Buelvas, gerente de Telecaribe, dice que es “evidente que las narconovelas tienen un alto rating frente a otros contenidos”. Explica que los narcos han tenido de alguna manera mucho éxito, “mucha exposición mediática en su historia previa. Por eso a la gente le llama la atención conocer los detalles de su historia. Es decir, estas producciones nacen siendo ya muy conocidas, “quién no ha oído ya de Pablo Escobar en Colombia o en América”. 

Imagen de la producción sobre el narcotraficante Pablo Escobar, ‘El Patrón del Mal’, estrenada en 2012.

Recuerda que se trata después de todo de un negocio. “Cuando un canal invierte $18.000 millones en una serie de este tipo es porque está esperando y tiene la confianza de recuperarlos”. 

Sabbagh sostiene que particularmente no cree que las narconovelas se vean tanto como se veían antes “o como nos quieren hacer creer (...) Lo que pasa es que tienen una exposición mediática y un debate a nivel de opinión y redes sociales que hace que se magnifique el eventual rating que pudieran tener”. Señala, además, que en últimas la gente las termina viendo por curiosidad y porque existe una costumbre nacional de sentarse a ver telenovelas. 

Informa también que la generación millennial no está viendo telenovelas, ni televisión, de la misma manera. “El melodrama está llegando por otra vías”. 

Rincón no comparte esta opinión y manifiesta que en  Colombia la única narconovela que “no funcionó muy bien” es En la boca del lobo, sobre el Cartel de Cali. “Porque lo hicieron en formato de suspenso y no en épica comedia que es el que suelen hacer en el país”. Sobre los altos niveles de rating alcanzados por las telenovelas sobre el narcotráfico y sus bastiones, recuerda la teoría de que “para que algo tenga éxito, uno debe reconocerse en ello”. 

Comenta que el programa más visto en América Latina en Netflix es Escobar, el Patrón del Mal. 

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