La doncella bella y pálida que despierta Johann Wolfgang von Goethe en su poema La Novia de Corinto (1797), una joven del claustro y del sepulcro que absorberá cada gota de sangre de su amado prometido, fue ‘revivida’ ayer en el seminario sobre Romanticismo Negro: brujería y ocultismo entre los románticos alemanes, que se celebró en el marco de la Cátedra Europa y que se dejó consumir y conquistar por los grandes misterios de este continente.
El encuentro ‘oscuro’ fue liderado por la profesional en Estudios Literarios Marjorie Eljach, de la Asociación Cultural Besarilia de España, que supo adentrar a los asistentes en el paisaje sombrío y sobrenatural que despierta al romanticismo y lo tiñe de negro.
'No hay un corpus teórico para definir el romanticismo negro, pero sí podemos decir que está sumamente hermanado con la literatura gótica, especialmente por esa angustia de la muerte. Aún así, no comparten los mismos elementos: en la literatura gótica encontramos castillos, un paraje solitario, sótanos con cadenas, espectros y una maldición familiar, todo es muy cerrado. En el romanticismo negro no tenemos todo eso, pero hay magia, brujería, ocultismo, paganismo y muerte', explicó Eljach.
Clásicos como Deja a los muertos en paz (1823), de Ernst Raupach o el El vampiro (1819), de John William Polidori, fueron desempolvados para hacer lecturas sobre las narrativas del movimiento procreador de la literatura gótica y de vampiros que tan incrustada ha estado actualmente.
'Una de las grandes preocupaciones de los románticos, especialmente de los alemanes, ha sido el folclor y la tradición oral. Estos clásicos son consecuencia directa de este pensamiento mágico, de los mitos y leyendas', resaltó Eljach.
La barranquillera aclaró que más allá de ese vampiro fashion, una figura que incluso brilla a la luz del día y que ha cobrado fuerza gracias a sagas como Vampire Diaries o sagas o Crepúsculo, hay 'toda una literatura seria' cargada de romanticismo oscuro. Entre esos, Lenore (1843), de Edgar Allan Poe y Frankenstein o el moderno Prometeo (1818), Mary Shelley.
Amor y sangre
'Una fuerza me arroja fuera de la fosa para buscar todavía los bienes de los que me despojaron, para amar aún al esposo ya perdido y para aspirar la sangre de su corazón'.
Wolfgang von Goethe no menciona ni siquiera el término vampiro o chupasangre, no lo hace explícitamente, pero propone una idealización del amor que resulta romántico 'en la medida que se alimenta de sangre', destacó Eljach .
'El ser del romanticismo total desea sentir y vivirlo todo, idealiza a su amada tanto como idealiza a la muerte y se enamora locamente a primera vista', expresó Eljach, creadora de la Semana Gótica en Madrid.
El seminario repasó además lo 'gótico' del salmo 88 y, al final de la tarde, Eljach y la docente María Alejandra Arias se retaron en un taller de repostería literaria titulado ‘En la cocina de Hansel y Gretel’.





















