Para Nineth Castañeda y Miguel Ángel Barraza el Carnaval 2017 comenzó a las seis de la tarde, vestidos de cumbiamberos y tomados de la mano frente al altar de la iglesia San Felipe. Lo que suena como una boda de último momento, entre dos danzadores del Carnaval, es en realidad la nueva etapa en una vida de 16 años de noviazgo y dos hijos juntos.
La boda estaba programada para el 23 de enero pero prefirieron aplazarla un mes para finiquitar los detalles. Miguel Ángel no llegaba a un Carnaval más soltero, Nineth dijo que 'el término se vencía'.
El novio está acostumbrado a que fechas importantes sean aplazadas desde una edad muy temprana. Cuando nació, su padre se encontraba en Venezuela. Su madre, Juana, acordó esperar a que volviera para bautizarlo.
Con el paso del tiempo esta fecha fue aplazada, hasta que hace seis años se bautizó. Ese mismo día del matrimonio, horas antes, hizo su primera comunión y su confirmación.

El párroco José Vega, quien presidió los sacramentos católicos que ha vivido en este corto tiempo, era otro firme proponente que unieran el lazo en la iglesia oficialmente. El cura los conocía desde que comenzaron su relación.
'Me tocaba aprenderme el credo y otras oraciones pero yo tengo una memoria bien mala. Menos mal me dejaron hacer machete', detalla Miguel Ángel entre risas.
La pareja ya se había programado para casarse en varias ocasiones, pero nunca se había concretado finalmente. Recuerdan una ocasión hace cuatro años cuando las invitaciones estaban hechas para más de 300 personas y un salón de Combarranquilla alquilado, cuando de repente un contratiempo tras otro impidieron el casamiento.
'Murieron mi abuela primero y mi tía después. Dos personas que me marcaron la vida para siempre y fue un dolor inmenso', evoca el recién casado. Sin embargo, la razón principal fue enterarse que Nineth estaba embarazada de su primer hijo.
Cuando dio a luz, retomaron los planes de matrimonio, pero fue su hija en este caso, la que impidió que los planes se llevarán a cabal.
Hace dos meses comenzaron los preparativos. Nineth recuerda ese inicio de relación en el primer Carnaval que vivieron, y por esto pensó que estas fechas serían ideales para simbolizar lo que han vivido en su relación.

La pareja fue vestida completamente por la madre de Nineth, Analia Vergara, quien es una modista y una de las razones por las que se conocieron ambos.
Un 23 de diciembre Nineth fue a la casa de Miguel Ángel a hacer un mandado donde una de las clientes más fieles de su madre, Juana.
'Ese día llegó a la casa con unas revistas para que mi mamá eligiera entre unos vestidos de muestra para una fiesta de Navidad. Apenas la vi la saludé, eso fue inmediato', recuerda.
'Como que le gusté enseguida, de ese amorcito a primera vista', replica Nineth, quien también recuerda que ese mismo día la invitó a salir.
'Me llamaba a la casa todos los días, yo le decía que no me daba permiso mi mamá', recapitula la esposa.
Hasta que aceptó. Oficializaron su relación un mes después, el 23 de enero, fecha que aún celebran todos los años con motivos carnestoléndicos.
Ese sábado 16 años después, caminaron hacia el altar junto a sus dos hijos; a la izquierda y a la derecha los vestidos de garabato, las vinchas con trinitarias, y hasta disfraces de gatas se sentaban en las bancas de la iglesia a la expectativa.
Leyeron los votos, en los que se juraron continuar con su amor. Luego de los votos fueron declarados marido y mujer. Al momento del beso, el párroco, con un golpe en el hombro de Miguel Ángel, los separó entre risas después de unos segundos porque 'se había quedado pegado'.
Afuera los esperaban fuegos artificiales y personas que vivían su sábado de Carnaval en el sector; algunos incluso se unieron a la fiesta y saludaron a los novios.
Cuenta Miguel Ángel que algunos lo felicitaban, otros se lamentaban que no viviera otro Carnaval soltero.
La fiesta continuó en un lugar a unas cuadras de distancia. Allá, los invitados encajaron idealmente con el ambiente carnavalero que se ha tomado toda la ciudad.
Incluso Óscar Prince, quien se encontraba haciendo una presentación en el local, hizo parte del show. Subió a los novios al escenario y les deseó muchos éxitos.
Luego, y ya con los hijos acostados a dormir, se desató una fiesta hasta las 6 de la mañana de Carnaval y matrimonio, dos palabras que no se usan normalmente en una misma oración. En este caso, la combinación resultó en una fiesta con 16 años de preparación.





















