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Vestida de novia, refrigerada bajo los 6°C, su apariencia contrarresta los 35°C de temperatura que se viven en la calurosa Barranquilla. El mesero destapa la botella, su sonido activa las papilas gustativas de la lengua y se hace agua la boca. Se dispone a beber un trago. El líquido se desliza suavemente por la garganta y calma por completo la sed.

¿Quién puede ser el creador de tan deliciosa bebida? Aunque saber con certeza la marca de esa cerveza es complicado, es muy probable que haya sido fermentada y madurada en alguna de las fábricas de Anheuser-Busch InBev o SAB Miller, dos grandes jugadores de este mercado. En conjunto, las compañías llegarían a producir una de cada tres cervezas en el mundo, si se hace realidad la fusión que se está gestando desde septiembre de este año.

AB InBev ha hecho varias ofertas públicas de adquisición a SAB-Miller, empresa valorizada en unos US$87.300 millones, pero hasta el momento solo hay un preacuerdo que debe ser sometido al visto bueno de las autoridades regulatorias.

Este aval tiene al mercado con los ojos puestos en el nacimiento de la cervecería más grande del mundo y que estaría valorizada en US$291.900 millones. Según datos de Forbes, AB-InBev posee 20,8% de la participación cervecera a nivel mundial y SAB-Miller 9,7%, lo que juntas representarían 30,5% del mercado global de este producto.

La propuesta de AB Inveb, compañía Belgobrasilera, estipula el pago de 44 libras esterlinas por cada acción de SABMiller. Si la transacción se concretara, uno de los grandes ganadores sería el Grupo Santo Domingo, porque llegaría casi a duplicar el valor de su presencia (13,9%) en SAB-Miller.

¿Por qué? La posible fusión ha hecho que los títulos de la surafricana SAB Miller se valoricen en bolsa. Según Bloomberg, la fortuna de los Santo Domingo creció US$310 millones en lo corrido del año y se valorizó en US$14.400 millones a septiembre pasado.

¿QUÉ ESTÁ PENDIENTE? Aunque no se conocen detalladamente los términos con los que se llevará a cabo la compra, expertos consideran que lo más probable, en virtud de la eventual fusión, es que primero se haya generado una revisión antimonopolio, en especial, si se considera que las compañías acaparan casi la mitad de las ganancias del sector y cobijan gran parte de las ventas globales de la bebida alcohólica.

Fotos archivo EL HERALDO

Los especialistas han confirmado que AB InBev reforzaría su posición en Asia, donde el consumo se ha ido incrementado en los últimos años. De acuerdo con las cifras de Euromonitor, en este continente se tomaron 67.000 millones de litros de cerveza, en comparación con 57.000 millones en América y 51.000 millones en Europa.

Con esta información, es un acierto ser un monopolista, no es así para los clientes de una compañía con dominio del mercado, porque podría sufrir por la manipulación de los precios.

Fernando Lee, director del Colegio de Estudios Superiores de Administración (Cesa) Regional Caribe, este tipo de fusiones, de grandes empresas, vendrán con el tiempo y se debe estar preparado normativamente para afrontarlo. 'La fusión deja un impacto positivo en el rendimiento de la bolsas de cada empresa de origen. Sorprende el crecimiento de InBev en los últimos años, porque ha venido comprando muchas empresas, lo que la ha posicionado. Las grandes empresas ya son dueñas de las empresas más pequeñas; lo que se viene a futuro son las mega fusiones empresariales. Debido a que muchas de estas firmas acaparan más de 70% del mercado, algunos 90%, se debe estar preparado normativamente para que no se incurran en mercados monopolizados y terminemos con posibles aumentos de precios', explicó Fernando Lee.

Fotos archivo EL HERALDO

UN NEGOCIO CON SABOR COSTEÑO. El negocio entre AB Inbev y SAB Miller tiene un toque costeño que quedará en la historia de la naciente compañía. Todo se remonta a 1913, año en el que se dio la apertura de la Cervecería Barranquilla, fábrica con una capacidad productiva de hasta 12.000 litros diarios de cerveza.

Debido a la crisis, en 1933 la empresa se fusiona con su similar de Bolívar, así que nace la Cervecería Barranquilla y Bolívar S.A., conformada por 44.005 acciones, con un valor nominal de $10 cada una.

Para ese año, la familia Santo Domingo entra por primera vez en el negocio de la producción de cerveza, constituyéndose en el segundo socio mayoritario.

En 1939, Mario Santo Domingo asume la presidencia hasta 1967, año en el que la empresa firmó un acuerdo con Bavaria y cambió el nombre por Cervecería Águila.

Poco a poco, la compañía fue ganando terreno a nivel nacional, y logró adquirir gran parte del mercado de bebidas. A principios de siglo, la empresa hace presencia en los mercados internacionales. En 2001, Bavaria se convierte en propietaria de 91,5% de la Cervecería Nacional de Panamá. Un año más tarde, adquiere las cerveceras de Perú y Bolivia.

En 2005, Bavaria se fusiona con SAB-Miller en una operación en la que la firma anglo sudafricana adquiere el 71,8% de sus acciones, para así incursionar en Suramérica.

Con la noticia de esta última fusión entre SAB y AB, el grupo Santo Domingo multiplicaría casi por dos el valor de su presencia en SAB-Miller.

Fotos archivo EL HERALDO