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La rompió. La contratación de Lucas Monzón pasó de ser considerada un fiasco a convertirse en un éxito. Quizás por eso, minutos después que levantó el trofeo de campeón de la Liga II que Junior le ganó clara y contundentemente al Deportes Tolima, estaba como incrédulo viendo una y otra vez la medalla que le dieron a los ganadores.

En un semestre en el que se la pasó más tiempo en departamento médico que en la cancha, el defensa central uruguayo terminó ocupando un puesto estelar en el equipo en el momento más trascendental de la campaña.

“La verdad, muy contento. Esto es lo que importa. Lo que pasó, ya ha pasado. Todo es en el tiempo de Dios. El tiempo de Dios es perfecto. Eso fue lo que me dije. No pude estar en el principio, pero Dios me regaló estar en este momento. Gracias a Dios terminé jugando y pudiendo celebrar esta final”, declaró Monzón en diálogo con EL HERALDO, en medio de su celebración y la de sus compañeros en el terreno de juego.

Prácticamente jugó cuatro ‘finales’ como zaguero titular, el triunfo 2-1 sobre Nacional, la victoria 2-1 ante América y el 3-0 y el 1-0 ante Tolima.

“Sí, una locura. La verdad, una locura. Algo increíble, pero muy contento. Contento, más que nada, por la victoria. Este grupo se lo merecía por la humildad que tienen todos”, dijo Monzón.

“Yo dije que cuando estuviera al 100 %, le iba a aportar mucho al equipo”, recordó.

Definitivamente no fue un error su contratación, teniendo en cuenta lo rápido y bien que se acomodó en el onceno principal. Empero, el charrúa comparte el mérito con sus compañeros de zaga: Jermein Peña, Javier Báez, Daniel Rivera y José Cuenú.

“A lo largo del campeonato aportaron los compañeros que estaban y también rindieron de buena manera. La verdad que, como te digo, había un grupo hermoso. Todos los centrales nos dábamos apoyo y eso me motivó más”.

Después de todo lo que ha vivido en estos duelos finales en los que notó la intensa pasión del mundo rojiblanco, Monzón no duda en decir: “La verdad que sí, Junior es grande. Y venimos a quedarnos”.

¿Por mucho tiempo?… “Ojalá que sí. Hay que resolver eso, pero ojalá que sí”.